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La tregua de Sicilia
La tregua de Sicilia
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La tregua de Sicilia

15 de septiembre, 2012
Por: Manuel Larios
@WikiRamos 
El poeta Javier Sicilia.

Washington, D.C.- Javier Sicilia observaba con atención los movimientos del centenar de caravaneros que desayunaban huevo con papas en la iglesia de St. Stephens, previo a la reunión de reflexión de la última jornada de la caravana por la paz en Estados Unidos.

Su participación en este encuentro no estaba programada, sin embargo el poeta necesitaba confesar una decisión con las víctimas y activistas que lo han acompañado en un movimiento iniciado a partir del asesinato de su hijo Juanelo, el 28 de marzo de 2011.

Al tiempo que cada integrante compartía su experiencia sobre el periplo de treinta dos días y veintisiete ciudades de la unión americana, Sicilia manifestaba su ansiedad. Se doblaba los pantalones de mezclilla para acomodarlos sobre sus botas. Miraba su reloj. Ora se movía al fondo del salón. Abrazaba a una víctima. Se colocaba al frente del auditorio con los brazos cruzados. Sonreía. Iba, venía. Respiraba hondo.

Finalmente, el poeta inició su mensaje: Hemos llegado al final de una etapa, debemos estar satisfechos, porque llegamos hasta Washington con la consciencia en paz y la dignidad muy alta.

“Hemos construido una fuerza moral. Nadie tiene la moral, ni acá, ni en México, que tiene el movimiento; podrán seguir cuestionando nuestras maneras y nuestra falta de participación en agendas políticas, pero no podrán criticarnos la moral”.

Sicilia le dijo al grupo estar muy cansado y requerir espacio propio. Que no había tenido tiempo de disfrutar a la hija y el nieto que se exiliaron del país tras la muerte de Juan Francisco, comentó. Luego soltó la frase que sorprendió a la mayoría de los caravaneros.

“Me tengo que retirar del movimiento. Voy a tomar un tiempo, necesito recogerme. No he tenido tiempo para mi soledad”.

Sicilia explicó que  su repliegue era un oportunidad para que otros activistas asuman un rol más protagónico y así evitar que el movimiento por la paz se encasille en una sola figura o un caudillo. Los caravaneros seguían asombrados.

“Voy a regresar al movimiento pero ya no con este gran papel, poner todo en un individuo es equivocarse, ya no son tiempos de líderes y de caciques eternos, eso también nos hace mucho daño, porque cuando el individuo se va, o el individuo decepciona, todo se va al carajo”.

El escritor pidió a sus compañeros no claudicar y los invitó a continuar la lucha para aterrizar la ley de víctimas, impulsar la construcción del memorial a los caídos en la guerra contra las drogas, y los otros temas que han sido promovidos en el último año y medio desde el movimiento por la paz.

***

Melchor Flores está recargado en la puerta del salón de protocolo de la sede del senado estadounidense. Veinte minutos antes, el Vaquero de la caravana estaba hablando ante miembros del staff legislativo sobre las trágicas consecuencias de la guerra contras las drogas en México; Melchor lleva en los ojos las evidencias de largas noches de desvelo en la caravana. Aún así, tiene casi siempre una sonrisa que se difumina cuando cuenta la historia de cómo elementos de la policía municipal de Monterrey detuvieron y desaparecieron a su hijo Melchor, el Vaquero Galáctico, por ejercer la actividad de artista callejero.

Al reflexionar sobre el retiro anunciado por Javier Sicilia en el último desayuno de la caravana, el Vaquero comenta que ésta sería la segunda gran baja de un liderazgo importante dentro del movimiento.

“Primero se fue Emilio (Álvarez Icaza), que era como el cerebro del grupo, y Javier es el alma de este movimiento. Nosotros, las víctimas, somos el cuerpo. Así es como funcionamos mejor. Ojalá la ausencia de Sicilia no nos afecte mucho”.

Lourdes Campos, por su parte, cree que el poeta ha pospuesto el proceso de duelo por la muerte de hijo Juanelo, y comenta que esos procesos no deben postergarse, ni siquiera por estar frente a un movimiento ciudadano.

“Es un proceso que todos los familiares de víctimas debemos llevar; yo lo hice los primeros meses posteriores al asesinato de mi hijo Guillermo en junio de 2010, y fue hasta después de eso que pude salir a la calle a exigir justicia junto al resto de las víctimas de la violencia en México”.

La empatía a la decisión de Sicilia, no impide que Lourdes piense que con el retiro temporal de su guía moral, “el movimiento se puede apagar”.

A Margarita López, otra madre en búsqueda de una hija extraviada, la noticia le cayó como baldazo de agua fría.

“Me partió la madre, pero ya lo veía venir”, dijo, y después cuenta cómo la fuerza y entereza de Javier la motivaron a levantarse de la cama en que se había refugiado desde el 13 de abril de 2011, cuando un comando de hombres armados se llevaron a Yahaira Guadalupe Bahena, en Tlacolula de Matamoros, Oaxaca.

La experiencia de concluir su tercera caravana al lado de víctimas de la violencia, permiten que Margarita pronostique que Sicilia no aguantará mucho en el retiro anunciado horas antes.

“Javier es como los caballos viejos: nada más escucha las campanas de arranque y se alebresta. Yo creo que regresará pronto a seguir encabezando la lucha”.

***

Falta media hora para el inicio de la marcha final de la caravana que cruzó Estados Unidos de costa a costa en 32 días, con un recorrido total de once mil ciento cinco kilómetros. Javier Sicilia está afuera de la iglesia St. Stephens, tumbado en el césped y fumando el enésimo cigarro sin filtro de la jornada.

Ésta última actividad de la caravana debería ser, de acuerdo a lo comentando por Sicilia con las víctimas, la última marcha encabezada por el fundador del movimiento por la paz, Javier Sicilia.

Antes de salir de la iglesia, se informa a los manifestantes que la mitad del trayecto se gritarán consignas y durante la otra parte deberá marcharse en silencio. Y así lo hacen.

Al frente de la marcha, el poeta luce más serio y callado que el resto de los días. Camina con la mirada fija al horizonte, como si en él estuviera esa soledad tan añorada y arrebatada drásticamente por los que asesinaron a Juanelo en Cuernavaca, Morelos.

Ya ha pasado año y medio desde que el grito de “estamos hasta la madre” despertó consciencias en México y convocó a miles de personas a iniciar una búsqueda de paz junto a Javier Sicilia. Pero este 12 de agosto, tras sembrar semillas de consciencia y paz desde San Diego hasta Washington, el líder moral que originó ese movimiento está demasiado cansado y ha pedido una tregua que no tiene fecha de vencimiento.

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Imagen BBC