Las protestas violentas por una película estadounidense que ofende al Islam y ridiculiza a su profeta Mahoma siguen sucediéndose en el mundo musulmán.
Las manifestaciones, que se extendieron a varios países de Ásia y África, dejaron este viernes al menos cinco muertos, tres de ellos en Túnez durante el ataque a la embajada de Estados Unidos, uno en Sudán y otro en Líbano.
Además hubo nuevos enfrentamientos en Yemen y Egipto, mientras que en Líbano una multitud prendió fuego a un local de la cadena estadounidense de comida rápida KFC.
Las protestas por la película, cuyo tráiler fue publicado en YouTube, comenzaron el martes. Esa noche un ataque en la ciudad libia de Bengasi dejó cuatro personas muertas, entre ella el embajador de Estados Unidos en Libia.
El origen exacto de la película y la motivación detrás de su producción siguen siendo un misterio.
BBC Mundo habló con dos expertos: uno dedicado a los estudios sobre la paz y otro de religión musulmana, que se ha especializado en explicar el Islam en Occidente.
Se trata de Mariano Aguirre, director del Centro Noruego para la Construcción de la Paz, y Tariq Ramadan, profesor de estudios islámicos modernos en la Universidad de Oxford, en Reino Unido, que está considerado como uno de los pensadores reformistas más influyentes del Islam y uno de los impulsores del llamado “euroislam”.
¿Cómo se explican las protestas violentas?
Para Mariano Aguirre, los países árabes tienen un “profundo nacionalismo religioso que está inmerso en la población y en la cultura política”.
“La religión es una parte fundamental de la cultura del mundo árabe y está cruzada con un fuerte nacionalismo en unos países que aunque se consideran formalmente independientes han estado dominados, primero, por las antiguas potencias coloniales como Gran Bretaña, y luego por Estados Unidos, que ha sido el heredero del colonialismo francés y británico”.
Otro de los factores a los que se refiere Aguirre es “el fanatismo antislamista en Estados Unidos” al que denomina la “islamofobia” de sectores de ultraderecha y que se movilizan contra la administración de Barack Obama.
“Esos sectores han producido, no se sabe exactamente quién -podría ser un pequeño grupo- este film”, apunta el analista, que define la cinta como “muy mala, de baja calidad y presupuesto que, al ser vista y reproducida en el mundo árabe, ha generado una reacción violenta como un insulto a su religión”.
Por su parte, Tariq Ramadan considera que quienes están detrás de esta película “son personas que están usando la libertad de expresión, pero con otra agenda en mente”.
“Algunos de ellos son claramente racistas y quieren promover intolerancia. Tienen la firme intención de generar enfrentamientos, de desestabilizar y provocar a los musulmanes. Por varias razones, pienso que esto se hizo a propósito. Hay intereses que buscan desestabilizar países que están en camino a concretar procesos democratizadores”, apunta.
En ese sentido, llama a la cautela “con un nuevo tipo de élite que está emergiendo con arrogancia desde las sociedades ricas que culpa a la gente de sociedades pobres por considerarlas demasiado emocionales”.
“Cuando los ricos utilizan sus derechos para descalificar y ser arrogantes con las personas que se enfrentan a dictaduras, injusticias sociales, criminalización y pobreza, ese nuevo sentido de libertad de los ricos frente al sentimiento de pérdida de los pobres es también una diferencia de clases en la que tenemos que reparar”, concluye.
¿Qué otras cuestiones ponen de manifiesto estas protestas?
“En El Cairo, Libia, Yemen, con sus particularismos, hay una cantidad inmensa de gente joven sin trabajo “, explica Mariano Aguirre que además menciona que en los países donde se han desarrollado las protestas hay “unas tensiones políticas internas muy fuertes, con falta de claridad y definición sobre el futuro de muchos sectores”.
A su juicio, la población “no ve una mejora de las condiciones de vida desde la perspectiva económica. Hay una lucha muy fuerte entre sectores seculares liberales, radicales religiosos y moderados religiosos”, sostiene.
Tariq Ramadan opina que el salafismo ha estado promoviendo las manifestaciones violentas desde el principio. “Siento que se salió de control en lugares como Libia, Egipto y otros países. Hay gente que no está envuelta en el salafismo pero quedaron en sus manos por muchas razones que no son únicamente religiosas”.
Según Ramadan, en estos lugares “tienen la sensación de que la controversia que generaron las caricaturas (de Mahoma) se desató una vez más y que el Islam está siendo atacado”.
En este sentido, el investigador de origen egipcio explica que hay una mezcla de mentalidad de víctimas y de una reacción emocional, dos factores que, para él, “se suman a otras frustraciones como las generadas por el desempleo, la corrupción y situaciones económicas difíciles”.
¿Es nuevo este sentimiento antiestadounidense?
“Yo creo que el problema es que hay una acumulación de cuestiones que no justifican la violencia, pero sí es cierto que (son graves), como por ejemplo, los soldados de Estados Unidos orinando sobre el Corán en Afganistán y el pastor evangelista que propone hacer una quema pública del coranes”, opina Mariano Aguirre.
Según el analista chileno, EE.UU. tiene “un problema de deslegitimación que no ha podido corregir apoyando la salida de Mubarak o la misión de la OTAN en Libia o presionando a Al Asad en Siria”.
Por su parte, Tariq Ramadan opina que EE.UU. se enfrenta a una falta de confianza en el mundo musulmán.
“Son tantas décadas de que EE.UU. apoye a los dictadores en la región, de pactar con ellos, de aliarse con Israel en contra de los palestinos y no jugar un papel de mediador neutral. Esto se suma al gravísimo problema de que Obama generó grandes expectativas de cambio tras la década de George W. Bush con la intervención en Irak y Afganistán”, explicó.
“Por años, mucha gente en el mundo musulmán ha sentido que Estados Unidos sólo persigue su propio interés: por décadas apoyaron a los dictadores y ahora están apoyando los movimientos democráticos. Por esa razón, nadie confía en ellos, no tienen credibilidad”.
¿Son estos manifestantes representativos del mundo musulmán en su conjunto?
“Si bien se manifiestan miles de personas en Bengasi o El Cairo, hay millones que no se pronuncian sobre el tema. Así como nuestras sociedades occidentales son complejas, también las sociedades árabes lo son y poner a todo el mundo musulmán en un solo saco sería un grave error”, opina.
Tras ver la reacción de algunos musulmanes, Tariq Ramadan, cree que “la gran mayoría de los musulmanes en el mundo -no sólo de los países con mayoría musulmana sino en las naciones de Occidente- condenan la violencia y el asesinato del embajador estadounidense y de las personas que han muerto”.
“Cuando analizo la situación de cerca me doy cuenta que ese es uno de nuestros principales desafíos para los años venideros. Como musulmán puedo percibir una nueva tendencia de salafismo muy estricta y conservadora que ahora está jugando con la religiosidad política y con las emociones religiosas. Sus representantes se presentan como los verdaderos guardianes del Islam y se imponen a sí mismos como guardianes contra Estados Unidos y el Occidente”, concluye.