
La Jornada publica hoy que de acuerdo con fuentes en la Secretaría de Marina (Semar), “Aún hay varios elementos que no han sido aclarados por la Policía Federal –que encabeza Genaro García Luna– sobre el reciente ataque a un vehículo diplomático en Tres Marías, Morelos, como el hecho de que los agentes dispararon a mansalva cuando la camioneta blindada ya se había detenido y cuando ninguno de sus tripulantes hizo intento por responder a los disparos”.
Señalaron lo anterior fuentes navales, quienes destacaron que más allá de la tesis oficial de que los policías federales investigaban un secuestro
cuando atacaron la camioneta en que viajaban dos agentes de la CIA y un capitán de la Armada de México –el pasado 31 de agosto–, otra inconsistencia
que debe ser investigada por la Procuraduría General de la República (PGR) es por qué la Policía Federal no puso a disposición inmediata del Ministerio Público Federal los cinco vehículos en que viajaban los vestidos de civil autores de la agresión ni las armas que utilizaron contra la camioneta Toyota blindada en que los instructores de tiro de la CIA y el capitán de la Armada se dirigían al campo de entrenamiento que tiene la Secretaría de Marina en el cerro de El Capulín.
Otro asunto que no se ha aclarado –señalaron– es por qué cuando los policías federales vestidos de civil (armados con fusiles de alto poder) detuvieron la marcha del vehículo y se acercaron lo suficiente para ver quién iba a bordo, en lugar de identificarse y pedir a los estadunidenses y al marino que hicieran lo mismo, se alejaron del vehículo en actitud amenazante y comenzaron a dispararle, lo que inició la persecución. Trascendió que según el testimonio del capitán, los estadunidenses resultaron heridos cuando los tiros directos de los policías atravesaron la camioneta por la parte delantera, debido a que el blindaje nivel siete (el más alto que hay para este tipo de vehículos) había cedido por los impactos de bala y por los choques del auto con los vehículos que pretendieron cerrarle el paso.
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