Están acusadas de pedirle a la Virgen María que libere a Rusia de Putin mientras interpretaban una canción punk dentro de la catedral de Moscú. Se llaman Pussy Riot y suelen lucir pasamontañas de colores brillantes.
Ahora las tres integrantes del grupo de música están en la cárcel a la espera de un juicio que es calificado por algunos sectores como político.
Su controvertido juicio comenzó este lunes. Después de haber pasado los últimos cinco meses en la cárcel, las tres integrantes del grupo se enfrentan a un máximo de siete años de condena.
El caso ha dividido a Rusia entre los que piensan que las mujeres han sido tratadas con demasiada dureza y los que sienten que su acción fue grosera y ofendió la fe ortodoxa.
En la iglesia de San Nicolás, en un barrio histórico de Moscú, un sacerdote ortodoxo esparce incienso sobre las imágenes religiosas para iniciar la misa.
Mientras cae la lluvia, la escena tiene un atractivo casi hipnótico. Muchos de los asistentes se ven felices de participar en el debate sobre el caso del grupo de punk femenino detenido por cantar y bailar cerca del altar de la catedral Cristo El Salvador.
“Fue una blasfemia”
“Tienen que ir a la cárcel. Fue una blasfemia”, le dijo a la BBC un enojado joven de la congregación de San Nicolás.
Un hombre que estaba cerca agregó: “Uno no insulta a sus padres y tampoco se defeca dentro de la iglesia”.
El indignado feligrés se refería al sórdido lenguaje utilizado por las Pussy (término vulgar para decir vagina en inglés) en la canción y al hecho de que bailaran tan cerca del altar.
No obstante, un joven con uniforme militar tenía una opinión diferente.
“Nuestro Señor dijo: no juzguéis para que no seáis juzgados. No creo que debieran estar en la cárcel”, subrayó el uniformado.
La opinión oficial de la Iglesia Ortodoxa Rusa es mucho más dura.
“Para los cristianos ortodoxos sus lugares, objetos y nombres sagrados son las cosas más preciosas del mundo”, señaló la institución.
“Ustedes saben muy bien cómo de polémicos y explosivos han sido los actos donde se ha quemado el Corán. Estoy profundamante preocupado por el futuro de cualquier sociedad en la que las divisiones extremas son ignoradas”, detalló a la BBC un portavoz del arzobispo Vsevolod Chaplin.
¿Juicio político?
En cambio, para algunos sectores el caso de las Pussy Riot tiene connotaciones políticas.
La banda se presentó en la catedral como protesta por el apoyo abierto del patriarca Kirill a Putin en las recientes elecciones presidenciales que dieron el triunfo al mandatario ruso.
La Iglesia Ortodoxa Rusa siempre ha caminado por una cuerda floja sobre temas morales a través de su larga historia. La institución fue criticada por su apoyo a sucesivos dirigentes desde los Zares hasta Stalin y, ahora, a Vladimir Putin.
Piotr Verzilov, miembro del grupo de arte radical Voina, es el marido de Nadia Tolokonnikova, una de las tres integrantes del grupo Pussy Riot que están entre rejas.
Verzilov asegura que durante todo el proceso contra la banda, la iglesia, la policía, los fiscales y los tribunales han sido fuertemente influenciados por el Kremlin.
“Básicamente los que están llevando este caso son Putin en persona y sus íntimos colaboradores”, comentó el artista a la BBC.
“Putin lleva 12 años controlando Rusia y este caso lo que demuestra es que está empezando a perder los límites. Él no entiende lo que puede y lo que no puede hacer”, agregó Verzilov.
Durante las audiencias judiciales, el juez ha rechazado las peticiones de las tres mujeres para que sean puestas en libertad bajo fianza.
Dos de ellas tienen niños pequeños. Gera, la hija de Nadia, tiene sólo cuatro años de edad.
Mariposas rotas
El tratamiento que se le ha dado a las integrantes del grupo ha causado mucha inquietud entre los rusos que, evocando una frase de 1967 de los Rolling Stones, ven a las mujeres como “mariposas destrozadas al paso de una rueda”.
Entre los intelectuales que firmaron una carta pidiendo su liberación hubo algunas sorpresas.
Sergei Shargunov, por ejemplo, es un novelista con estrechos vínculos con la iglesia.
“Estaré muy triste si me entero de que la iglesia le pidió a alguien que las detuviera y las enviara a prisión. Hay un montón de gente dentro de la iglesia que opina que la cárcel no es el lugar para estas chicas”, comentó el intelectual.
El destino las Pussy Riot ha atraído la atención internacional. Estrellas como Sting, Red Hot Chilli Peppers y Franz Ferdinand han apoyado su causa durante sus visitas a Moscú este verano.
Pero todas estas demostraciones de apoyo no les ayudarán en este proceso. Los partidarios de las tres mujeres encarceladas creen que la presión del Kremlin será mucho más influyente y determinante.
Aquí está la presentación de las Pussy Riot en la catedral de Moscú: