El símbolo sexual por excelencia, la rubia más fotografiada del mundo del cine, Marilyn Monroe no era solo sensualidad o glamour.
Ahora que el mundo se dispone a conmemorar el 50 aniversario de su muerte, surge una imagen mucho más compleja de la que se tenía de ella hace décadas.
Conforme avanzan los años y se conoce más sobre sus pensamientos e ideas, aumenta el número de publicaciones que profundizan en su verdadera naturaleza y dejan atrás el cliché de rubia sexy, tonta y caprichosa.
“Es grandiosa para mucha gente y lo irónico es que era mucho más que la fachada que la gente conocía”, le dijo a BBC Mundo Dana Keith, director de MiamiBeach Cinemateque.
Inmarchitable
Norma Jeane Baker, nombre real de Monroe, murió en la madrugada del 4 al 5 de agosto de 1962 en circunstancias que han desatado todo tipo de teorías, desde el suicidio por su inadaptación e inestabilidad emocional, hasta un complot de asesinato por su conexión con las altas esferas, pasando por una muerte accidental causada por una inadecuada combinación de barbitúricos.
En cualquier caso, su fallecimiento a los 36 años dejó la imagen de una mujer inmarchitable.
“Creo que esto se explica porque el aspecto de Marilyn no caduca, y con esto quiero decir que sería una belleza según los estándares de cualquier persona”, le dijo a BBC Mundo Nick Woodhouse, portavoz de la empresa oficial que gestiona todo lo relacionado con la actriz, The Estate of Marilyn Monroe.
“Además”, añade Woodhouse, “su legado va más allá de su muerte, por la forma en que se comportaba. Era una mujer muy avanzada para su época”.
En este sentido, y a propósito de los homenajes que se han organizado en recuerdo a su figura, merece la pena recordar algunos de los motivos por los que en algunos sectores se considera a Marilyn Monroe una suerte de transgresora.
En primer lugar, hay que regresar a la época en que su estrella se hizo más luminosa, el Hollywood de la década de los 50.
La misma década en que, por ejemplo, el senador Joseph McCarthy emprendía una cruzada política contra todo lo que sonara a comunismo y en la que cuestiones como la homosexualidad, el aborto, o los derechos civiles eran, además de controvertidos, prácticamente tabú.
Marilyn Monroe dio la cara en cada ocasión en que se vio enfrentada a uno de estos dilemas, sin miedo a que su posición pudiera afectar su carrera cinematográfica.
Respaldo público a Arthur Miller
Durante su matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller (1956-1961), el autor de “Muerte de un viajante” se vio sometido a una investigación del Comité del Senado de Actividades Antiamericanas (HUAC, por sus siglas en inglés) y a una subsiguiente sanción por su ideología política.
Por sorprendente que parezca, el presidente del HUAC, Francis Walter, le ofreció en privado una salida airosa a Miller: retiraría los cargos si accedía a que Marilyn posara con él en un póster de campaña. Miller no aceptó.
El Comité lo interrogó sobre sus “inclinaciones comunistas” y le exigió que diera nombres de otros comunistas. Pese a la presión, Miller rehusó delatar a nadie y fue condenado por desacato al Congreso en 1957.
“No creo que un hombre se tenga que convertir en un informador para ejercer su profesión libremente en Estados Unidos”, le dijo Miller a los periodistas al conocerse el veredicto.
La condena fue sobreseída al año siguiente tras una apelación.
Marilyn apoyó a Miller tanto en público como en privado durante todo el proceso, si bien había sido advertida del riesgo que esto suponía para su fulgurante carrera.
Defensa de Ella Fitzgerald y los derechos civiles
Marilyn Monroe también se involucró en el tema de la defensa de los derechos civiles. La cantante estadounidense Ella Fitzgerald lo comprobó de primera mano.
“Tengo con Marilyn Monroe una gran deuda”, dijo en su momento la estrella del jazz. “Fue gracias a ella que pude actuar en el Mocambo, un club nocturno muy popular en West Hollywood, California, en los años 50”.
“Marilyn le dijo personalmente al dueño del Mocambo que quería que me contratara inmediatamente. Le prometió que si lo hacía, ella iría al club cada noche y se sentaría en una mesa en la primera fila. Le dijo -y era verdad, por su estatus de celebridad- que la prensa se volvería loca”.
“El dueño aceptó y Marilyn estuvo allí, en primera fila, cada noche. Después de aquello, nunca más tuve que actuar en un club de jazz pequeño”.
“Era una mujer inusual, por delante de su tiempo. Y ella no lo sabía”, sentenció Fitzgerald.
En la defensa de sus convicciones, Marilyn Monroe tampoco dudó a la hora de respaldar públicamente a su colega, el actor Montgomery Clift, cada vez que lo atacaban por su presunta homosexualidad.
Incluso a ella se le achacaron relaciones lésbicas con distintas mujeres. Marilyn no se ofendió ni escandalizó por tales comentarios. Al contrario, su reacción fue la siguiente: “La gente comenzó a decir que yo era lesbiana. Sonreí. No hay sexo incorrecto si hay amor en él”.
Popularidad en las redes sociales
Otro ejemplo de la persistencia de la memoria de Marilyn Monroe y de su adaptación a los tiempos actuales es el éxito que tienen sus cuentas oficiales en Facebook y Twitter, gestionadas por The Estate of Marilyn Monroe.
“Controlamos sus redes sociales”, le explicó Nick Woodhouse a BBC Mundo. “Sus páginas son muy populares y activas, lo comprobamos cada vez que colocamos una fotografía suya o algún dato nuevo”.
“Pocas celebridades tienen tanta actividad en las redes sociales y es una manera de asegurar que su legado sigue vivo”.
“Para mí”, añade Woodhouse, “no se trata del 50 aniversario de su muerte, sino de su legado imperecedero. Han pasado 50 años, y sé que habrá otros 50”.
*Con la colaboración de Valeria Perasso, corresponsal de BBC Mundo en Los Ángeles, Estados Unidos.