No es común ver un grupo de ciegos haciendo cola para entrar al cine, pero los cubanos ya empiezan a acostumbrarse.
Un miércoles al mes en el cine La Rampa de La Habana hay función especial para invidentes, personas con problemas de visión y muy pronto se incluirá también a los sordomudos.
El proyecto se llama “Tocando la Luz” y consiste en agregar audiodescripción a las películas. En pocas palabras, se trata de crear una nueva banda sonora en la que un locutor describe lo que se ve en la escena, evitando montarse con los diálogos.
La iniciativa nace de la mano de Jorge Frómeta, un promotor cultural del Instituto Cubano de Cine (ICAIC) que logró involucrar en el proyecto a la Asociación Nacional de Ciegos (ANCI). Hasta ahora más de mil personas han asistido a estas funciones especiales.
Nos invitaron a “ver” una de las películas, nos sentamos en la butaca y al cerrar los ojos dimos con una experiencia totalmente nueva. Guiados por la voz del locutor fuimos creando las escenas en nuestra imaginación con esta modalidad de cine que se parece mucho a una radionovela.
“Sienten la película”
A Lázaro Mané, de 14 años, el film que más le gustó fue “El cuerno de la abundancia”. Asegura que esta iniciativa les permite integrarse más a la sociedad: “ahora podemos ver una película sin necesidad de estar con una persona vidente al lado”, explica.
Ninguno de los entrevistados por BBC Mundo es partidario de que el proyecto se lleve a la TV. Pero Lázaro explica que el cine le permite salir y relacionarse “más con la sociedad”. De todas formas, él no es muy casero, toca el bajo en un grupo de salsa y practica además judo.
En la entrada del cine están Alina Quevedo y su hija Liz, una cantante lírica ciega de 28 años, graduada del Instituto Superior de Arte. Explican que con el proyecto han podido “sentir la película con todas sus sensaciones”.
Tania Calvo tiene 42 años y hacía décadas que no iba al cine. La última película que recuerda es “La vida sigue igual” de Julio Iglesias. Pero desde que comenzó esta iniciativa “he oído todas las películas y me han gustado casi todas. Estoy contenta por el espacio que han creado para nosotros”.
Una “barrera” menos
Frómeta explica que técnicamente se apoyan en el trabajo del grupo de doblaje de ICAIC y agrega que es una labor multidisciplinaria, “hay que hacer un nuevo guión, buscando las palabras exactas y que quepan en los espacios vacíos de diálogo”.
Por el momento ya se han presentado 21 películas, entre ellas “Se permuta”, “La muerte de un burócrata”, “Los dioses rotos”, “Miel para Ochún”, “Elpidio Valdez”, “Rojo”, “Cha cha cha”, “Y sin embargo” y “José Martí, el ojo del canario”.
“Había gente que con 68 años nunca había ido al cine”, dice Frómeta.
“Hasta ahora el cine había sido una actividad cultural vedada para nosotros”, agrega Guillermo Rodríguez, secretario de Cultura de la Asociación Nacional de Ciegos (ANCI).
La asociación, que cuenta con más de 30.000 miembros en el país, ya está trabajando para extender la iniciativa a toda la isla. Rodríguez nos asegura que “entregaron a cada provincia un set de seis películas para que se inicien las funciones”.
Un cine caro
El costo de hacer una audiodescripción es muy alto e implica el trabajo de ocho especialistas durante por lo menos un mes. Ahorran un poco trabajando con películas cubanas porque sus directores ceden los derechos cuando se les explica el proyecto.
La ANCI logró que el precio de la entrada se redujera a la mitad para sus asociados, así que solo pagan 4 centavos de dólar. El proyecto se financia con el presupuesto del Estado porque el total de dinero recogido en taquilla hasta el momento no llega a los US$50.
Ahora están buscando otras asociaciones de ciegos del mundo para ampliar el banco de películas intercambiando las cubanas con las de otros países.
Además prevén subtitular los films cubanos para extender la iniciativa a los sordomudos.