A falta de 11 días para el comienzo de los Juegos Olímpicos, Londres empezó a recibir este lunes a miles de atletas y delegados. La fiesta está a la vuelta de la esquina, pero los organizadores todavía enfrentan cuestionamientos en varios aspectos, algunos de los cuales se pondrán a prueba en los próximos días.
El gobierno británico sorprendió con su anuncio la semana pasada de que necesitará 3 mil 500 soldados adicionales para llenar algunos “agujeros” en el esquema de seguridad de los Juegos Olímpicos.
Las autoridades y organizadores de los juegos han mostrado el orgullo por algunos logros en la preparación de los Juegos Olímpicos, que comienzan el 27 de julio, como las obras en los estadios, finalizadas antes de los plazos previstos.
Pero la organización de los Juegos también tiene diversos problemas, además del de seguridad, que provocaron críticas y temores entre los británicos.
Conozca los cinco problemas a los que se enfrenta la organización de Londres 2012.
Las largas filas en el aeropuerto de Heathrow para la entrada al Reino Unido a siguen siendo un dolor de cabeza para el gobierno.
Pero los problemas en las fronteras comenzaron mucho antes. Un año antes de los Juegos Olímpicos el gobierno implementó un proyecto piloto para intentar acelerar los controles de pasaportes y reducir las filas.
El esquema era apenas una prueba temporal pero acabó durando meses y, según la ministra de Interior, Theresa May, sin el consentimiento del gobierno.
De acuerdo a las autoridades, más de 10 millones de personas entraron a Gran Bretaña sin los controles adecuados. Hasta hoy el gobierno no sabe cuántas personas ingresaron ilegalmente a causa del problema.
El escándalo llevó a algunas renuncias y a una amplia reforma de los servicios de inmigración. En abril de este año, el aeropuerto de Heathrow volvió a registrar largas colas, con algunos pasajeros esperando más de tres horas para que se les revisara el pasaporte.
Un inspector fronterizo británico dijo la semana pasada que varios agentes de inmigración están trabajando en los aeropuertos sin haber pasado por el entrenamiento básico. Él cree que eso puede estar facilitando la entrada ilegal de personas.
El gobierno afirma que a partir del pasado domingo más de 500 oficiales de inmigración están trabajando en las fronteras, en el marco de una operación especial para los Juegos Olímpicos.
Entradas
En todos los Juegos Olímpicos la venta de entradas siempre es un problema. ¿Cómo responder a la demanda de todos los que quieren un lugar en los estadios? En Pekín 2008, los organizadores tomaron la polémica decisión de permitir la compra de una entrada por persona para las ceremonias de apertura y clausura. Muchos chinos protestaron: ¿quién quiere ir solo al estadio sin amigos ni parientes?
Los organizadores de Londres 2012 innovaron al adoptar un esquema de sorteo. Los interesados debían elaborar una lista con sus solicitudes de boletos y proporcionar una tarjeta de crédito con fondos suficientes. Las entradas fueron asignadas por sorteo a aquellos que tenían el dinero en sus cuentas.
El objetivo no era resolver el problema de la alta demanda, que es imposible de solucionar sin un gran aumento de precios, pero dar un trato igualitario a todos los aficionados.
Pese a eso, el sistema fue muy criticado. En ningún momento los interesados tenían garantías de cuántas entradas recibirían. Una vez sorteadas, el dinero era debitado automáticamente de las cuentas sin poder ser revendidas.
La gran mayoría de la gente no obtuvo ninguna entrada, lo que frustró a gran parte de la población.
Otro problema fueron los casos extremos. Algunos seguidores pidieron decenas de entradas con la esperanza de conseguir apenas unos pocos. Los que fueron premiados con varias –o todas las solicitudes de entradas– tuvieron que incurrir en costos enormes. Otros, incluso después de haber hecho grandes pedidos, no recibieron nada.
Y también hubo un problema de demanda desigual. Eventos como la final de 100 metros y las ceremonias de apertura y clausura tuvieron una gran demanda, pero en muchos otros deportes –como fútbol, voleibol, boxeo, levantamiento de pesas y básquebol– sobran boletos.
A fines de junio, casi el 20% de las entradas –cerca de medio millón– no habían sido vendidas.
Las deficiencias del sistema del sorteo de las entradas será visible en la televisión, con tribunas vacías en algunas competencias.
Hasta comienzos de año, varias autoridades del gobierno británico decían que el presupuesto de los Juegos sería rigurosamente cumplido y que los contribuyentes no tendrían que incurrir en gastos adicionales.
La meta es posible si se basa en el presupuesto divulgado en mayo de 2010: de alrededor de US$14.500 millones.
Pero ese presupuesto sufrió dos revisiones y es casi cuatro veces mayor de lo prometido por el gobierno británico en 2005, cuando Londres ganó la candidatura para organizar los Juegos.
En ese momento, el gasto estimado para los Juegos Olímpicos era de unos US$3.700 millones. El entonces gobierno laborista dijo que el presupuesto de la candidatura no incluía una serie de inversiones necesarias en infraestructura pública. Además, los costos de construcción, seguridad e impuestos provocaron la inflación del presupuesto olímpico.
En mayo de 2010, en medio de la crisis económica, el gobierno revisó el presupuesto ligeramente hacia abajo, a US$14.400 millones.
Pero incluso ahora ese presupuesto está bajo amenaza. El plan inicial preveía 10.000 agentes de seguridad durante los Juegos, pero ese número fue considerado insuficiente y será duplicado. Las autoridades temen que eso podría incrementar hasta en US$3.000 millones el costo de los Juegos, que se van a cargar a los contribuyentes.
Londres tiene serios problemas de transporte incluso en períodos normales sin Juegos Olímpicos.
Nueve años atrás, en un intento por reducir la congestión, la ciudad comenzó a cobrar una tarifa diaria para todos los coches que circulan en un área de 40 kilómetros cuadrados en el centro de la ciudad. Hoy esa tasa es de US$15 diarios por vehículo.
Para asegurarse de que los atletas, delegaciones, patrocinadores, periodistas y las autoridades no lleguen tarde a las competiciones, los organizadores crearon más de 50 km de carriles exclusivos.
La medida fue criticada por varios residentes, pero sobre todo por los taxistas, quienes también querían usarlos.
Otro desafío para la ciudad es el transporte público. Con los altos costos para los automóviles particulares, la población de 7,5 millones de personas y los cerca de 30 millones de turistas que visitan cada año la ciudad dependen mucho del autobús y del metro para sus desplazamientos.
Las autoridades estiman que en las dos semanas de los Juegos Olímpicos habrá un aumento diario de tres millones de desplazamientos en la capital. Fueron invertidos US$10.000 millones para satisfacer esta demanda y el horario de cierre del metro será extendido hasta la 1 de la madrugada en algunas estaciones seleccionadas.
Un mes antes de los Juegos, el departamento de Transporte se enfrentó a una huelga de conductores de autobús que pedían un bono de US$775 para trabajar durante el evento.
El gobierno también lanzó una publicidad pidiendo a las personas que eviten algunas zonas de la ciudad durante los Juegos, pero el resultado de toda esta planificación es aún desconocido para las autoridades.
Londres realizó en mayo un gran ejercicio militar con helicópteros, buques de guerra y aviones de combate. Las autoridades incluso instalaron sistemas de defensa antimisiles en las azoteas de algunos edificios.
Uno de los objetivos era aumentar la sensación de seguridad entre los residentes y aficionados.
Sin embargo, a poco más de dos semanas para la apertura de los Juegos, el gobierno anunció que necesitará convocar 3.500 soldados para llenar un “hueco” en su planificación.
Una empresa privada contratada para suministrar 10.000 guardias de seguridad para el evento, G4S, dijo que está teniendo problemas para entrenar a tiempo a todos los contratados.
El propio esquema de seguridad ya debió pasar por una revisión recientemente, sumando más de US$3.000 millones al costo de los Juegos.
Los 3.500 soldados adicionales anunciados la semana pasada se sumarán a los 13.700 militares que ya estaban previstos para los Juegos. Serán parte un plan de contingencia y estarán de guardia para emergencias.
Algunos de estos soldados están regresando de la guerra en Afganistán y podrían tener sus vacaciones canceladas debido a los Juegos Olímpicos.