La nación de Wadiya, al norte de África, podría convertirse en el siguiente Dubai, de no ser por su abrumadora pobreza, la falta de refinamiento y el hombre que la gobierna desde su trono heredado, dijo el especialista de la Organización de las Naciones Unidos (ONU), Yewel Arewinski.
Y es que el general Haffaz Aladeen, quien ha gobernado la nación desde que tenía seis años, está a punto de ser sancionado oficialmente por la ONU por la forma en que ha ejercido el poder en aquel país.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha pedido la dimisión de Aladeen, pues para él “perdió la legitimidad para gobernar”.
Antes las acusaciones a las que se enfrenta, el General anunció su primer viaje a Estados Unidos para resolver lo que él considera como “insultos y difamaciones”.
Aladeen ha dicho que es inexacto que lo llamen dictador, luego que fue elegido por la gente de “manera antidemocrática”.
El estado de Wadiya, al norte de África, aislado y acaudalado por el petróleo, ha sido gobernado por Aladeen desde que tenía seis años, cuando lo nombraron Líder Supremo después de la muerte de su padre, ocurrida en un accidente de caza, golpeado por 97 balas perdidas y una granada de mano.