¿Siente que todos sus movimientos están siendo registrados a todas horas por cámaras adonde quiera que vaya? ¿Que micrófonos escondidos recogen cada una de sus palabras? ¿Que todas esas grabaciones están siendo transmitidas para entretenimiento de otros?
Usted podría ser el protagonista de un programa “reality” de televisión como, también, podría estar sufriendo de lo que psiquiatras han identificado como síndrome o delirio del Show de Truman, que toma el nombre de la película de 1998 “El Show de Truman (una vida en directo)” con Jim Carrey.
Una nueva investigación de dos hermanos psiquiatras señala que los populares formatos televisivos que filman eventos cotidianos “reales” y la cada vez más interconectada aldea global en que vivimos son factores que pueden exacerbar la condición.
Situaciones arriesgadas
En “El Show de Truman” el personaje interpretado por Carrey no es consciente de que los más íntimos detalles de su vida están siendo transmitidos diariamente a una audiencia mundial de millones de espectadores.
A medida que cae en la cuenta de su situación, empieza a exhibir síntomas y comportamientos indistintos de lo que en el mundo común y corriente podría considerarse como síndrome de persecución.
El doctor Joel Gold, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU), le dijo a BBC Mundo que todos los pacientes que identificó con esos síntomas en el Hospital Bellevue, donde trabajaba, se refirieron a la película para describir cómo se sentían.
“Creen que están siendo observados y perseguidos y que deben resistir o escapar de alguna manera el ‘reality’ en que están”, explicó el médico.
Es una psicosis que puede poner al paciente en situaciones arriesgadas. Uno de ellos, describe el doctor Gold, fue a Naciones Unidas a pedir asilo político, tuvo un enfrentamiento con uno de los guardias de seguridad y tuvo que ser sometido e internado en el hospital.
Otro de ellos actualmente trabajaba en el equipo de producción de un programa de telerrealidad, y empezó a creer que éste era sobre él y reaccionó con mucha “agitación” hasta que tuvo que ser confinado por estar emocionalmente perturbado.
“No son personas que están buscando el estrellato ni ser famosos en televisión, ni narcisistas, como algunos han comentado”, expresó Gold. “Son personas que, aunque predispuestas por alguna razón psicosocial o composición en su ADN, reciben ciertos estímulos de su entorno que pueden inducir estos síndromes”.
El investigador de la NYU enumera entre esos estímulos el ambiente cultural en que vivimos, la fama instantánea sin necesidad de talento, la era de YouTube y de la telerrealidad que podrían tener un efecto sobre los susceptibles a ser psicóticos.
El psiquiatra reconoce que los que sufren del síndrome del Show de Truman pueden tener varios desórdenes psíquicos: esquizofrenia, bipolaridad, abuso de sustancias que pueden causar episodios psicóticos o o enfermedades que pueden volverse psicóticas. Los pacientes son tratados de acuerdo a estos factores.
“El tratamiento puede complicarse en situaciones agudas si el paciente cree que somos parte de un programa de televisión y que yo no soy un psiquiatra sino un actor interpretando ese papel”, comentó Joel Gold.
“La mayoría de los que sufren del síndrome no se creen enfermos y no quieren ser tratados”, añadió.
No obstante, además de medicamentos y sesiones de terapia, el médico intenta retirarles lo que considera puede ser un estímulo para su psicosis; en este caso los programas de telerealidad.
No es tanto el ver la televisión sino la sensación de que las cosas no son como deben ser, indica el galeno. Es una sensación muy común en las personas que están desarrollando esquizofrenia que perciben a todos los que los rodean -incluyendo familia y amigos- están leyendo de un guión.
Entonces, la interrogante que se plantea es: ¿qué viene primero? ¿la psicosis y la paranoia o el estímulo del entorno que fomenta el síndrome?
Los psiquiatras que realizaron el estudio cuestionan si estas personas sufrirían de este síndrome si vivieran en otra época.
Entorno social
Ian Gold, hermano de Joel, profesor de filosofía y psiquiatría en la Universidad McGill, en Canadá, resalta que la investigación está enfocada más en el contenido del síndrome que en la enfermedad misma.
“Qué pasa con el contenido de estas ideas que las hace resonar en el pensamiento de un psicótico”, se preguntó. “Los textos nos enseñan que la enfermedad mental es biológica, pero queremos saber si el mundo externo influye”.
Ian Gold explica que todos los síndromes tienen en común el tema del mundo social. El paciente no le teme a la fuerza de la naturaleza ni a nada en particular del mundo real sino a las amenazas de otras personas o nuestras relaciones con éstas.
Ese es el síndrome de persecución, perseguidos por alguien; el síndrome de grandeza, sentirse mejor que alguien; el síndrome de celos, pensar que otro desea su pareja.
“El cerebro humano evolucionó a medida que se volvió más social, dice una teoría muy respetada”, indicó.
Se vive en sociedad por bienestar y protección pero también se paga un precio, argumenta. “La cooperación es importante pero también es riesgosa pues uno puede caer víctima de la deslealtad de los otros”, así que el cerebro desarrolló herramientas especiales para detectar estas amenazas sociales.
Los hermanos Gold sostienen que los síndromes emergen cuando estas herramientas de desordena.
“El síndrome del Truman Show tiene que ver con un cambio particular de nuestra cultura: la tecnología moderna”, afirmó el filósofo. “Esto tiene resonancia en el paciente pues considera que la tecnología puede permitir la explotación o la amenaza de alguien contra él a larga distancia”.
Hoy se vive en una comunidad electrónica mucho más amplia que antes y, por ende, la posibilidad de ser explotados para el entretenimiento de otros es mucho más grande. “Esas son las ideas que nos aterrorizan”, manifestó Ian Gold.
La gran comunidad
Hoy en día hay cámaras por todos lados, sabemos por los medios que la intervención de los teléfonos es práctica común de las autoridades y otros. Nos puede hacer sentir incómodos y pensar dos veces en cómo actuamos y qué decimos.
“Esas no son ideas delirantes”, expresó Gold, “pero, imagínese el efecto que tiene sobre una persona predispuesta a la psicosis”.
Cómo explicarle a una persona con el síndrome que no está en un “reality” si ve cámaras por todas partes.
“La tecnología también tiene la capacidad de hacer el mundo más conectado, de hacernos parte de una gran aldea global”, dijo Ian Gold. “Vivimos en comunidades enormes con miles de amigos en Facebook, en contacto con otros miles por TV y por YouTube”.
Uno de los riesgos más grandes para la esquizofrenia es vivir en grandes ciudades, el tener muchas personas en contacto fomenta la psicosis, expresó el profesor de la Univerisdad McGill.
“¿No es internet una gran comunidad inmensa?”, se preguntó. “Es imaginada pero, si es como una gran ciudad con más interactividad social, entonces puede generar más psicosis”.