En temporada electoral siempre nos ocupa en campaña saber por quién votarán los mexicanos, quién va ganando en las encuestas o si el ciudadano se entera de los errores o aciertos que cometen los candidatos; sin embargo, pocas veces hurgamos sobre qué hay detrás de la decisión de los mexicanos: un voto reflexionado o sólo un voto medianamente informado.
Reflexionar el voto implica tener información diversa, suficiente, y un criterio formado para poder tomar una decisión consciente; entonces, un voto medianamente informado es aquél que está influenciado por una o pocas fuentes de información, a las cuales el ciudadano no cuestiona su veracidad y cobertura. El problema de la sociedad mexicana es que su mayoría ejerce el voto informándose sólo, o en gran medida, a través de las fuentes de información más inmediatas, situándose en primer lugar la televisión.
La Encuesta Nacional de hábitos, prácticas y consumo culturales hecha por Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) en 2010, muestra que nueve de cada 10 mexicanos ve la televisión y que de ellos, el 40% lo hace más de dos horas al día; además de que ésta es la segunda actividad preferida por los mexicanos para invertir su tiempo libre; estos datos se sostienen en el hecho de que, según el Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, el 91% de los hogares mexicanos cuentan con televisor (INEGI 2010).
Ahora bien, ¿de qué manera influyen todas estas estadísticas en el voto de los mexicanos? Una encuesta realizada por Defoe para #CaleidoscopioElectoral revela que, en el 62% de los entrevistados, los spots de los partidos en televisión influyen mucho o algo en su decisión de voto; es decir, la televisión es el medio de comunicación más relevante en la toma de decisiones de la mayoría de los mexicanos.
A lo dicho hay que añadir que este 62% está conformado por población con un bajo nivel de ingreso (menos de 3,000 pesos mensuales) y generalmente sólo con educación básica, que a nivel nacional se traduce en los casi 52 millones de personas en situación de pobreza que hay en el país, reportados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social en el 2010 (CONEVAL).
Siguiendo con la lógica anterior, de acuerdo a CONACULTA, resulta que los mexicanos que ven televisión, prefieren sintonizar los noticieros incluso antes que las telenovelas; y que además, según la encuesta de DEFOE, 9 de cada 10 mexicanos se enteran de lo que acontece en la política mexicana por medio de la televisión. De nuevo, esto refuerza nuestra afirmación de que la televisión sigue siendo un medio de gran influencia en la población mexicana en términos políticos, a pesar de la irrupción y el alcance que se le atribuye al internet y a las redes sociales.
Con respecto a los periódicos o diarios impresos, podemos observar que su alcance e impacto como medio de información y comunicación es muy reducido. Ejemplo de ello es que sólo un perfil muy específico de la población que se entera de la política mexicana por medio de periódicos (3%) generalmente lo constituyen hombres adultos maduros de entre 36 y 55 años de edad, de ingreso medio (más de 6,000 pesos mensuales) y con un nivel de educación alto (preparatoria o más).
¿Qué nos dice todo esto? Que en primera instancia, podemos suponer que México cuenta con una ciudadanía que tiene acceso a cierto tipo de información y contenidos políticos que le permitirán ejercer su derecho al voto de manera mínimamente informada; sin embargo, observamos que la mayor parte de dicha información proviene de la televisión, medio de comunicación masiva por excelencia y que tiene un sesgo editorial que muchas veces podría reflejar los intereses de las empresas televisivas.
De tal manera, es clara la influencia de este medio en la decisión de voto de los mexicanos; empero, la crítica no se dirige a qué tan influyente es la televisión, sino a la calidad, cobertura y veracidad de la información y sus contenidos que en ella se difunde, y a los intereses específicos que ahí son promovidos y defendidos.
México necesita recorrer un largo camino respecto a la democratización de los medios de comunicación, demanda e iniciativa que si bien, no es reciente, ha tomado fuerza y vigor en las últimas semanas a partir del movimiento #YoSoy132 promovido por los universitarios; lo paradójico es que 9 de cada 10 mexicanos se haya enterado por primera vez de este movimiento precisamente por medio de la televisión.
Nota metodológica