“Yo no me siento traidor. Entiendo que los panistas no están contentos con lo que estoy haciendo. Estamos en la turbulencia, en el río bronco, pero el 1 de julio las aguas regresarán a su cauce, y si López Chávez (como se refirió a López Obrador) no sale con una jugarreta, estaremos ya viendo qué nos toca hacer, qué es el siguiente paso: vigilar qué gabinete nos va a poner Enrique Peña”.