El 9 de enero del 2011, Humberto Fuentes y su novia Kari salieron de casa unos minutos antes de las 12 de la mañana, para encontrarse con sus amigos en la estación del metro Auditorio. Al bajar las escaleras se encontraron con un tumulto de trescientos jóvenes exaltados. Todos se encontraban ahí como parte de la misión de FlashMob México: “Viaje en el metro de la Ciudad de México sin pantalones”.
Había tres posibles rutas, Humberto y sus amigos eligieron la que partía desde el Auditorio en dirección al Zócalo. En esa estación todos los “agentes”, como se les denomina a los que participan en eventos de FlashMob, salieron del metro.
Las reglas eran claras: “Cuando alguien se baje los pantalones parezcan asombrados, luego ustedes se los quitarán convencidos y con naturalidad”, dijeron los organizadores. Así, Humberto, su novia y el resto de amigos partieron con nervios y emoción al sentirse parte de aquel movimiento de jóvenes. Los vagones fueron ocupados por grupos de 10 agentes. El líder del equipo fue el primero en deshacerse de los pantalones, el resto le siguió. Ya una vez en ropa interior, los participantes salieron del vagón e interactuaron con los demás transeúntes.
Llegó el turno de Humberto. “Traía unos tenis, era difícil quitarme los jeans con el metro en marcha. La gente te observaba y no podía hacerlo bien”, cuenta riéndose al recordar que hizo parte del viaje en metro en bóxers azul rey.
Al Zócalo llegaron alrededor de 2 mil personas. Todas en ropa interior. Alguien gritó: ¡Démosle una vuelta al Zócalo! Con una complicidad compartida, todos caminaron y llegaron hasta el Palacio Nacional donde se detuvieron. “¡Que los militares se quiten los pantalones!”, gritaban a los custodios militares del Palacio. Los oficiales se mostraban nerviosos ante tal gentío.
“Nos dimos cuenta del poder que teníamos,” narra Humberto. Unas horas después los organizadores anunciaron el fin del FlashMob. Todos se volvieron a poner sus pantalones y se retiraron.
Humberto, el chico de los bóxers azules, no es un joven apático. Se graduó por el ITAM en Ciencias Políticas y su principal motivación es México. Es un político en construcción. Se incluye en el 15% del voto joven que, se estima, va a participar en las próximas elecciones en la Ciudad de México.
Humberto ha intervenido en conferencias de las Naciones Unidas y aunque es Consejero Electoral de su distrito, no se ha unido a las filas de ningún partido. Ni el PAN, ni el PRI, ni el PRD han robado su corazón. ¿Por qué este chico de pelo negro alborotado, con una postura política tan clara y una buena trayectoria estudiantil, terminó en un mitin de jóvenes en calzoncillos? “Los jóvenes se organizan de una manera distinta porque los políticos mexicanos aún no entienden nuestro lenguaje. Lo que pasa es que los intereses de la esfera pública, de la política, no coinciden con los de la juventud”, dice Humberto convencido. “Con FlashMob no vas a cambiar el mundo, pero das el mensaje de que estás empezando a hacerlo”, añade, explicando que los políticos podrían aprender del poder de convocatoria de estos movimientos alternativos. En México, esta iniciativa se moviliza a través de una página de Facebook, que cuenta con más de 23 mil seguidores, y un sitio web.
El ignorado poder del voto joven
El próximo primero de julio cuando los mexicanos asistan en masa a votar, uno de cada cuatro votantes será como Humberto, menor de 29 años. Sólo con el voto joven se podría cambiar el rumbo de los resultados electorales. Sin embargo, su tendencia es el voto nulo o el abstencionismo. La desconexión entre la política tradicional y el mundo joven es tan dramática que son como una pareja disfuncional -ni los políticos le prestan atención a los jóvenes, ni los jóvenes le prestan atención a la política. Esta falta de comunicación traerá implicaciones fuertes para el país. Los jóvenes son los futuros padres de familia, los ingenieros, los médicos, los licenciados, los políticos. Para medir este impacto, la Fundación MEPI y un equipo de jóvenes periodistas del Tecnológico de Monterrey (TEC) investigaron por tres meses la intención de voto joven, para la elección del nuevo Jefe de Gobierno en la Ciudad de México. Lo que se encontró es que los partidos políticos no aprovechan el potencial de la juventud en su pugna por el poder y los esfuerzos que hacen son fallidos. Tienen oficinas juveniles pero no escuchan a los líderes jóvenes. En el PRD se obliga a que en la lista de candidatos a diputados, uno de cada cinco lugares se destine a un joven por lo menos, pero ninguno de los pre candidatos a Jefe de Gobierno tiene menos de 35 años. El PAN tiene jóvenes en sus rangos, pero existen miembros que atacan la homosexualidad públicamente. El PRI edita tres publicaciones mensuales que intentan llegar a los jóvenes, sin embargo sus editores tienen más de 30 años.
Los medios alternativos
En un sentido democratizador, las redes sociales han significado un parte aguas. Es la forma que los jóvenes han encontrado para que su voz pueda ser escuchada y así logren crear conciencia.
Nuria, de 25 años, y tuitera, con 27 mil seguidores, bajo el nombre @soyunpato, dice que los políticos mexicanos no saben usar las redes sociales: “Creo que Twitter es una muy buena herramienta para los candidatos, pero es de doble filo. Algunos escriben tuits incongruentes y te preguntas qué hacen. Están sobreexplotando Twitter…tienen un millón de seguidores y publican fotos de a dónde van; como Peña Nieto, muy guapo en Veracruz abrazando a una señora, pero no nos interesa verlo así, a mí me interesa saber qué está haciendo en ese estado”.
En otro caso de inconformidad se encuentra Tania Ortiz Cornejo, de 23 años. Ella estudia Ciencias de la Comunicación en la Ibero y quiere acudir a las urnas, el problema es por quién votar. Es crítica con los 3 partidos fuertes en el país. Del PAN no le gustan “las ideas religiosas ni el uso del Ejército en las calles”; al PRI le atribuye “el conformismo y 70 años de gobierno por medio de la represión”; al PRD lo ve lleno de “políticos con palabra de izquierda y acciones de derecha”. Pero aun así, quiere participar: “Quiero saber las propuestas de los partidos, aún tengo un poquito de esperanza de que este país no empeore”.
Facebook, el aliado perfecto
En el 2008, Barack Obama fue el primero en usar las redes sociales para llegar hasta la presidencia, por eso tiene 26 millones de seguidores en Facebook. La forma de hacer campañas cambió drásticamente ese año. México con 31 millones de cuentas activas, ocupa el quinto lugar en el mundo de usuarios de la conocida red social. Uno de cada tres de estos usuarios son jóvenes entre 18 y 25 años.
Los expertos y los políticos no saben como las elecciones de México se verán influenciadas por las redes sociales. Maria Elena Meneses, una académica del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, dice que la elección 2012 “será un laboratorio experimental.” Meneses subraya que las redes sociales como Twitter y Facebook ya tienen un fuerte impacto en la agenda electoral. “Los periódicos, la televisión y la radio han acabado siendo el eco de lo que hacen las redes sociales”, asegura. Un ejemplo de esto es lo que pasó con la campaña de la candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, quien despidió a una colaboradora que escribió el nombre del estado mexicano Tlaxcala como “Tlazcala” y se volvió el centro de burlas con hashtags en Twitter.
A nivel nacional, las campañas presidenciales han aumentado su uso en las redes sociales y reaccionan rápidamente a deslices como el que sucedió con Vázquez Mota. En Facebook, Enrique Peña Nieto tiene 2.6 millones de seguidores, y Andrés Manuel López Obrador cuenta con una página activa pero con pocos seguidores. Sin embargo, un paseo por las redes sociales de los tres candidatos para Jefe de Gobierno en la Ciudad de México muestra un mapa desolador. Pareciese que los candidatos no se dieran cuenta que los residentes de la Ciudad de México son el grupo mas numeroso de usuarios de redes sociales del país.
Isabel Miranda de Wallace tiene varios perfiles lo cual confunde al lector porque ninguno es la pagina oficial como candidata del PAN. El de Miguel Ángel Mancera del PRD fue creado en febrero de este año y solo tiene 5 mil seguidores. Mancera además luce anticuado y poco amigable. Mientras que Beatriz Paredes del PRI, abrió Facebook en marzo de este año y cuenta con 5 mil seguidores. La página está actualizada, pero no existe ninguna información que pudiera interesar a un joven.
Jóvenes Secretarios, políticos a la sombra
También existen los coordinadores juveniles.
Andrés Atayde de 27 años es uno de ellos. Todos los días se sienta tras un gran escritorio en las oficinas del PAN de la Ciudad de México, donde trabaja como Secretario Juvenil. Su rol en el partido es básico: Atraer la participación de los jóvenes. Sin embargo, el mismo Atayde no es comprendido dentro de su organización. Cuando quiso realizar una encuesta que ayudara a atraer el sector joven, el partido se negó. Le alegaron que no había fondos. Como estrategia para las próximas elecciones para Jefe de Gobierno, su equipo de trabajo tiene una misión concreta: mantener los votos que el partido ya tiene ganados en delegaciones como Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Coyoacán, en lugar de apostar por ganar en sectores nuevos. En dichas delegaciones se encuentran las universidades privadas más caras del país. Expertos en educación estiman que el voto joven en México generalmente es marcado por cómo votan los padres. “Cuando se han hecho ejercicios de intención de voto en la Ibero, el PAN suele ser dominante para los muchachos universitarios” razón que justifica que la juventud del PAN se enfoque en sólo cinco de dieciséis delegaciones para no perder esos votos seguros, dice el experto en educación Gil Antón.
Para Atayde el desafío para el PAN con los jóvenes es grande, ya que los jóvenes solo han vivido bajo el color azul, dice. “Cuando ven las notas sobre violencia, inflación y desempleo, con toda razón creen que el PAN es responsable”, añade.
En las oficinas del PRI, el coordinador juvenil Adalberto Ortiz Ávalos, insiste en que su partido sí apuesta por los jóvenes. “Nuestras puertas siempre están abiertas. Puedes llegar y pedir informes o solicitar una entrevista y se te dirigirá siempre a donde quieras”, dice orgulloso. De 22 años y estudiante de Administración de Empresas en el Tecnológico de Monterrey, Ortiz Ávalos piensa que los jóvenes que se acercan al PRI lo hacen gracias al candidato presidencial Peña Nieto.
Ávalos tiene el discurso de un político emergente, pero admite que ningún partido otorga suficiente atención al sector joven. “La juventud es el sector principal de la sociedad y muchos candidatos de los partidos también lo son. Sin embargo México es un país regido por la gerontocracia, el gobierno de viejos.”
La relación del PRD con la juventud parece algo distinta ya que ha sido el partido dominante en la Ciudad de México desde 1997. Sin embargo, de acuerdo al experto en educación y juventud, Gil Antón, este partido también apuesta por los votantes tradicionales, que son los votantes de la tercera edad, y no los jóvenes.
Martí Batres, político del PRD quien empezó su carrera política en el sector juvenil, no está de acuerdo. Para él los jóvenes “no son la reserva, sino son el presente.” Como muestra de la importancia que el partido da a los jóvenes, señala el trabajo que se ha hecho con los grupos juveniles en Iztapalapa, la delegación con una gran mayoría de jóvenes, 383 mil de acuerdo al Censo del 2010.
Sin embargo, Paola Rubí, una estudiante de odontología en la UNAM y madre soltera de 23 años, no gusta de la estrategia de jóvenes del PRD. “No creo que el gobierno de Marcelo Ebrard sea incluyente, se dedica a mantener contenta a la gente que no tiene muchos recursos, creo que este señor se dedica a entretener a la gente y no me parece válido” asegura. Para Ruby la política es importante, aunque su postura como la de muchos jóvenes, es no involucrarse. “Se lleva de una manera muy sucia en nuestro país”, afirma.
¿Porqué este descuido con un sector tan importante de la población? De acuerdo a Gustavo López, un experto en elecciones mexicanas los candidatos y los partidos políticos no ven a los jóvenes como parte de la sociedad. “No son útiles, no reciben ningún beneficio de ellos, ni saben que estrategia seguir para ganarse sus votos,” añade. Según López, en los últimos diez años las encuestas demuestran que solo un 18 por ciento de los votantes jóvenes siguen la política, y un sector menor llega a votar. López culpa al sistema educativo que hace veinte años cesó la educación cívica en las escuelas. Hoy en día, muchos jóvenes no saben ni cuantos senadores hay en el país ni que papel juega un gobernador.
El futuro incierto político
El 19 de Septiembre de 1985, el subsuelo de la Ciudad de México rugió. Fue el terremoto más grande de los últimos 100 años en el país. Diez mil personas murieron y 30 mil estructuras fueron destruidas. Pero para un grupo de jóvenes, fue la oportunidad para unirse y hacer algo positivo tras una catástrofe. Brigadas de rescate salieron de la UNAM organizadas desde cada escuela. Así surgieron varios movimientos que en su mayoría se inclinaban a la izquierda. Fue en esos años que con la reforma política en México se permitió el registro legal a los partidos de izquierda. “La juventud de nuestra generación fue muy participativa,”cuenta Batres, del PRD. “Hace 20 años había más entusiasmo, más coraje para salir a participar y pelear,” dice Batres.
¿Que harían los jóvenes hoy si un desastre así ocurriera de nuevo? Tal vez poco, si interpretamos los resultados de una encuesta realizada a 103 estudiantes en las seis universidades mas importantes de la Ciudad de México, hecha por el equipo de la Fundación MEPI y estudiantes de periodismo del Tecnológico de Monterrey. Ocho de cada diez entrevistados a los que se les preguntó acerca de temas relacionados con el bienestar y el estilo de vida de los ciudadanos en el DF, no tenían ningún interés en opinar.
Las preguntas incluían temas que hacen del DF una metrópolis avanzada, como seguridad vial, planificación familiar, aborto o leyes de diversidad sexual y racial.
José Félix, un estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Iberoamericana confirma este desinterés: “Existe una apatía y un desencanto político entre los jóvenes, que creen que mientras menos les importe, los políticos van a tratar de hacer algo para atraer su atención. Pero están equivocados. Para generar ese interés, los jóvenes tienen que participar y crear una cultura política frente a la sociedad civil”.
Rebeldes con causa
Arturo Atayde y Humberto Fuentes representan fuerzas distintas que mueven a los jóvenes y que dan esperanza que la juventud sea más proactiva. Ambos estudiaron Economía y Ciencias Políticas en el ITAM y a los dos les preocupa el futuro político del país. Son amigos en Facebook y tienen conocidos en común. Pero sus puntos de vista acerca de los jóvenes y la política no podrían ser tan radicalmente distintos.
Atayde, que a sus 27 años es padre de familia y conservador, apostó a estar en el PAN los últimos 10 años. Se dice respetuoso de los diferentes estilos de vida al suyo. Él fue muy critico a los ataques públicos homofóbicos que hizo Juan Pablo Castro Gamble, el joven Panista que fue captado en un video de You Tube, hablando contra el PRD por su promoción del matrimonio gay. Atayde insiste que Castro Gamble no representa a la juventud del PAN. “Yo tengo amigos gay y lesbianas que me caen a todo dar y que si quieren juntarse, adelante. El estado tiene el derecho de reconocerles figuras legales para que estas personas se puedan casar. Que cada quien haga con su vida lo que quiera.”
Humberto Fuentes, en cambio, nunca pensó en entrar en un comité juvenil de un partido político. Critica a la gente como Atayde. “Los líderes juveniles de todos los partidos son pequeños señores, aunque sean jóvenes,” explica. “La edad no es sinónimo de juventud, dice.
Para Humberto, los jóvenes se captan con más imaginación de las que usan los partidos políticos. “Quienes dicen que la juventud no se organiza no nos conocen. Cuando vino Lady Gaga había 20 mil personas fuera de su hotel, si eso no es organizarse entonces no sé qué es. Que no sea gente latigueándose por leer las noticias no quiere decir que sean apáticos, quiere decir que las noticias no les interesan,” añade.
Humberto siempre ha sido político. A los 10 años se disfrazaba en Halloween de Carlos Salinas y recitaba los problemas económicos del país para recibir dulces. Hoy critica a la clase política mexicana actual que insiste en hacer campañas huecas con espectaculares, pendones y spots con música de piano. Humberto es un rebelde con causa. En el blog que escribe, cada semana habla como un joven político que ve soluciones al futuro. Cree que en el futuro político de Mexico tienen que incluirse movimientos como FlashMob.
“En menos de 20 años me veo tomando decisiones en este país y quitándome los pantalones en el metro,” explica. Recuerda cuando él y su novia se vistieron después del FlashMob en el Zócalo y salieron rumbo a casa, con la sensación de que habían roto paradigmas.