El Vaticano negó hoy que existan sospechas particulares sobre cardenales como posibles cómplices del mayordomo pontificio, Paolo Gabriele, arrestado por haber sustraído documentos confidenciales de las habitaciones del Papa.
En declaraciones a la prensa el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ofreció detalles de la investigación interna que busca echar luz sobre el “vatileaks”, las crisis provocada por la fuga de informes reservados sobre temas delicados del actual pontificado.
Precisó que, por un lado avanza el proceso judicial a cargo de los magistrados pontificios contra el “ayudante de cámara” de Benedicto XVI, acusado de filtrar cartas privadas a la prensa y, por otro, una comisión cardenalicia continúa con sus pesquisas.
“La investigación sigue adelante, se recogen testimonios diversos y el caso que involucra a Gabriele entra ahora en la fase de interrogatorios, puede ser que ofrezca elementos ulteriores”, indicó.
Confirmó que el único imputado es el mayordomo y descartó que existan, por el momento, sospechas sobre algún purpurado o una mujer, como trascendió el fin de semana. Aún así reconoció que las investigaciones buscan identificar hipotéticos cómplices.
“Desmiento completamente que exista un cardenal italiano sospechoso, no existe ningún cardenal –italiano o extranjero- que sea sospechoso de modo particular”, dijo.
“La comisión cardenalicia nominada por el Papa naturalmente interpela numerosas personas, entre las cuales también cardenales que son responsables de las diversas oficinas de la Curia, pero esto no significa que existan motivos de sospecha”, insistió.
Lombardi fue prudente y prefirió no anticipar cuánto tiempo tomará el proceso contra Gabriele, quien este lunes anunció –a través de sus abogados- su voluntad de ofrecer una “amplia colaboración” para llegar a la verdad.
Ponderó que todas las cuestiones vinculadas con el caso se deben profundizar adecuadamente, con los tiempos que se requieren para tener una idea clara sobre la situación.
El portavoz confirmó que el mayordomo se encuentra recluido, desde la noche del miércoles 28, en una celda de seguridad en el cuartel de la Gendarmería Vaticana. De todas maneras sus abogados podrían presentar una instancia de libertad vigilada.
Reveló que ayer domingo, por la mañana, el imputado participó en la misa mientras este lunes recibió la visita de su mujer y de los abogados que designó como sus representantes legales.
Explicó que aún no fue sustituido en forma oficial en sus tareas de mayordomo y sostuvo que, en el apartamento pontificio, existen otras personas que suplen.
“El Papa naturalmente está informado, es consciente de la delicada situación que se está viviendo en la Curia Romana, conserva su serenidad, su actitud de superioridad moral y de fe, continuará así en el futuro”, apuntó.
Lombardi lamentó además la imagen “tan negativa” que surgió de este caso, muchas veces sustentada en elementos “poco objetivos” reportados por los medios de comunicación.
“Son cosas que evidentemente duelen pero comprometen en buscar el restablecimiento –lo más pronto posible- de un clima de claridad, de verdad, de transparencia y de confianza”, asumió.
“Cuando ocurren hechos de este tipo es necesario afrontarlos claramente, no esconderlos, buscar comprender hasta el fondo la situación y la dinámica de estos eventos, sus dimensiones y los remedios a asumir”, estableció.
La crisis que llevó al arresto del mayordomo se desató en enero pasado cuando la prensa italiana publicó una serie de cartas en las cuales se denunció tráfico de influencias, abuso de poder y actos de corrupción en diversas licitaciones para trabajos en el “Estado más pequeño del mundo”.
En los siguientes meses se sucedieron una serie de filtraciones sobre los temas más candentes del actual pontificado, provocando –de hecho- un escándalo denominado por el mismo vocero Lombardi como el “vatileaks”.
El capítulo más reciente de esta historia se escribió el sábado pasado con la salida al mercado del libro “Su Santidad. Las cartas secretas de Benedicto XVI”, del periodista italiano Gianluigi Nuzzi, el cual dio a conocer numerosos reportes confidenciales.
Simultáneamente El Vaticano anunció el establecimiento de una comisión interna para investigar la fuga de noticias compuesta por los cardenales Julián Herranz, miembro de la prelatura apostólica Opus Dei, Joseph Tomko y Salvatore De Georgi.
Notimex.