El escritor Roland Barthes dice que las heridas provienen más de lo que se ve que de lo que se sabe. La imagen tiene la última palabra. Y Roxi tiene diez tatuajes que son “escudos” y “amuletos” que la protegen de todo mal. Son dibujos con historias muy personales que sólo ella conoce. Algunas tristes, otras alegres. Cada tatuaje son momentos de su vida que quiso marcar para siempre en su piel morena.
Estudió artes plásticas en la Escuela Nacional de Pintura Escultura y Grabado “La Esmeralda” del 2005 al 2009 y, en ese tiempo, le atrajo poderosamente el tatuaje como una forma alternativa y lúdica para fusionar su obra. Ya no sería solamente en el lienzo sino en la piel humana donde expresaría sus emociones, preocupaciones y placeres cotidianos.
¿Por qué la gente se tatúa? ¿Cuáles son sus motivaciones reales? ¿La memoria se cansa? ¿Todo lo que miramos, lo olvidamos? Quizás la gente no quiere olvidar que fue feliz, al menos, por un instante. Tal vez algún día me tatúe para acordarme de que el destino ha sido puerco conmigo o que una mujer me volvió un ser miserable. Otros corren con mejor suerte y alardean con un tatuaje de un tiburón enojado: “Cabrón desde morrito”.
La joven artista dice que cada tatuaje tiene un contenido simbólico, la imagen está a la vista de todos: desde la mirada del otro también me miro. Su tatuaje favorito es una resortera cuyo mango es la pierna de una mujer. Ese juguete que su amigo le regaló lo tiene colorido a la altura de la muñeca derecha. Le encantó ese objeto raro que ahora decora su cuerpo.
En “La Esmeralda” pensaba que se iba a inclinar por la pintura, pero se decidió por la escultura monumental y terminó por quedarse con la cerámica y el dibujo, su gran pasión. Primero dibujó una serie de joyas con sus prismacolor y después trasladó sus diseños a la piel de sus clientes. Sin embargo, como un reto personal trata de separar su obra más formal del mundo del tatuaje.
Lleva más de tres años tatuando y fue aprendiz dos años de su maestro Ernesto, quien le ayudó a conservar la virtud de observar. Saber desde un principio el objetivo del dibujo y conocer la técnica porque en la piel no hay marcha atrás.
“Para corregir errores es fundamental seguir tatuando y descubrir por qué se dibuja mal. Conforme más tatúas, mejor es el trabajo. A veces dejo de tatuar tres días o una semana, y cuando vuelvo me siento como si fuera nueva porque la mano se enfría”.
El estilo que practica es el tradicional americano: sombras muy pesadas, negros saturados que cortan tajante para darle la bienvenida al color. Las líneas son gruesas y sencillas. Hay otros artistas que hacen tatuajes tipo prehispánico o japonés. Sus temáticas son diversas como la naturaleza, la música, el amor, los animales.
Sus dibujos están inspirados en las cosas que le suceden en su vida cotidiana: conversaciones que escucha en el metro, frases que alguien dijo en la calle, canciones, películas, leyendas callejeras, algunos gestos de sus amigos. De inmediato saca su libreta o la palma de su mano para captar el momento y se convierta en su próximo dibujo.
-¿Qué se requiere para ser un buen tatuador?
Si nada más ves el resultado final, puede ser un buen tatuador el que dibuje mucho y sepa de composición. Pero para mí hay otro aspecto importante: cómo es su relación con sus clientes. A mí no me importa mucho un tatuador “pesado” si él no es una persona honesta y que respete a sus clientes. Algunos son muy “creídos”, egocéntricos, “soy el único y el mejor”. Prefiero a alguien que lo haga bien. Gente sencilla y que comparta sus conocimientos.
-¿Cómo definirías la relación con tus clientes?
Ellos me contactan y me dicen quiero hacerme esto… A mí me gusta trabajar personalizado y les presento una propuesta de la idea que tienen, les ofrezco algo más de la idea original para que su tatuaje sea único. Muchos piden corazones, dragones, anclas, pero yo les hago un diseño para darles una esencia mía. Busco que sea su tatuaje de mí para ellos, algo original.
-¿A quién le hiciste tu primer tatuaje?
Fue a mi hermano. Él obviamente sabía que iba a ser mi primer tatuaje y aceptó. Estaba nerviosa y aparte fue raro porque era mi hermano y como que intervenía mucho, eso no me dio comodidad. Le tatué cerca del tobillo una cabeza de rata samurai con un sable en la boca. El sable era de líneas continuas rectas-curvas y me fui chueca porque no coincidieron las puntas, quedó como desfasado. Nos reíamos porque quedó mal y después se lo corregí. Mi segundo tatuaje ya fue un cliente: un señor que conocí y traté de escoger algo que no me complicara demasiado. Fue un sol tribal con las iniciales de sus hijas y se lo hice cerca de su tobillo.
-¿Cómo evitar errores irreversibles en una labor tan delicada?
Tiene mucho que ver el comportamiento del cliente. Cuando se mueve mucho, está inquieto, tenso, no se puede trabajar bien. Si se mueve continuamente pueden salir mal los trazos, eso me ha pasado. Uno tiene que lidiar con esas cosas y hablar antes con los clientes y comentarles las implicaciones si se están moviendo: “Yo también quiero que en tu piel luzca”. Además tengo mucha autocrítica, soy exigente. En el tatuaje no se usan reglas ni compases, es algo artesanal. Trato de trabajar lo mejor que puedo para que mis clientes se vayan contentos.
-¿Después de que una persona es tatuada debe darle mantenimiento a su dibujo?
El tatuaje si está bien realizado no necesitará un retoque por varios años. Cuando pasan 10 o 7 años, sí se le puede dar un retoque para revivirlo. Se retoca también cuando hay algún defecto. El peor enemigo de los tatuajes es el sol porque decolora, quema la piel, se opacan los colores. Entonces hay que protegerlo del sol y que esté humectado, no es nada difícil.
-¿Cuánto vale un tatuaje en promedio?
Más bien se trabaja por sesión y el precio varía. Según el diseño del tatuaje, cuando es un tatuaje que se termina en una sola sesión igual puede aumentar el precio. No porque sea un tatuaje chico es más barato, a veces los más pequeños tienen su grado de dificultad por los detalles.
-¿Cuáles son las partes del cuerpo donde se siente más dolor?
Hay partes que son más difíciles y dolorosas como las costillas hacia la panza. Los empeines, la cara, son zonas muy sensibles, la entrepierna. Por ejemplo, eso que dices si alguien quiere un tatuaje en las costillas y es su primera vez, le tengo que decir lo difícil que sería y su sufrimiento. Es decir, que lo piense dos veces.
Cuando es el momento de tatuar siempre abro el material nuevo esterilizado enfrente de ellos, armo las máquinas en su presencia. Después hay que explicarles todo el proceso creativo: dibujo, tiempo, sesiones. Obvio si usas una aguja en una persona y en vez de tirarla la ocupas en otra se corre el riesgo de contagiar algún virus. Por eso tengo cuidados estrictos que evitan todos esos riesgos. Me pongo a pensar qué pasa en los restaurantes y sus cubiertos; en las estéticas donde te arreglan las uñas, no creo que esterilicen sus instrumentos. Te hacen una cortada y usan el mismo material. Al tatuaje lo tienen muy satanizado en ese sentido.
-¿Crees que haya menos prejuicios “malignos” hacia las personas que lucen sus imágenes?
Ha cambiado bastante. Pero en algunos círculos sociales sigue siendo mal visto. Los padres de familia de pronto tienen ideas así. Siempre han pensado y relacionado a los tatuajes con los vagos y delincuentes. Por otro lado, hay más artistas del tatuaje, ya no es visto como una práctica de ocio, ahora hay más gente que lo hace y se ha profesionalizado.
Roxi llevaba una numeralia de sus tatuajes pero perdió la cuenta de cuántas personas han pasado por sus agujas precisas. Para ella el tatuaje implica una relación fraternal con el otro para que en esas horas de continuas perforaciones haya confianza total. Hay clientes que le cuentan la historia de su tatuaje y se vuelve un momento único: compartir el dolor o la alegría. Un chico, por ejemplo, se tatuó un fénix porque estuvo a punto de morir a raíz de un accidente. Una señora quiso tatuarse el nombre de su hermano favorito que murió inesperadamente. Lo único que puede hacer Roxi en ese instante es “tatuarlos bonito”. La felicidad crece a cada trazo, dejando huellas luminosas y diciendo adiós a la mala nostalgia.
Contacto: http://facebook.com/ROXITATTOO