Milenio señala que se ha acelerado la compra de autos blindados con la cercanía de las campañas presidenciales. Han sido de la coordinación de tierra de diferentes candidatos, del gobierno federal, una alcaldía al norte del país y del Poder Judicial.
También de un senador, un secretario de Seguridad Pública estatal y el hijo de un prominente político, por mencionar sólo a algunos. Todos quieren estar blindados.
Pero desde 2010, la empresa TPS Armoring asegura haber notado un nuevo fenómeno: peticiones de todos los colores y sectores de la clase política mexicana.
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