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“Yo sí aguanté la presión del sistema”: Martí Batres
“Yo sí aguanté la presión del sistema”: Martí Batres
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“Yo sí aguanté la presión del sistema”: Martí Batres

09 de enero, 2012
Por: Paris Martínez (@paris_martinez)
@WikiRamos 
Martí Batres Guadarrama, precandidato del PRD al GDF.

Martí Batres Guadarrama – el exsecretario de Desarrollo Social capitalino despedido por Marcelo Ebrard en septiembre pasado luego que criticara la asistencia del Jefe de Gobierno del DF al V Informe del presidente Felipe Calderón- despliega los “atributos” que lo distinguen, afirma, del resto de sus competidores en la carrera por la candidatura de izquierda al gobierno capitalino.

“Yo soy –asegura, en entrevista con Animal Políticoel único que aguantó la gran presión del sistema y, durante todo el sexenio, me mantuve en la movilización junto a Andrés Manuel López Obrador; y también soy el único que no tiene un cargo público, además de que alrededor de mí no hay una coalición de intereses económicos.”

Batres concede la entrevista el 5 de enero, un día después de registrarse en el proceso de selección de candidato al GDF y a exactamente cuatro meses de que Ebrard lo expulsara de su gabinete, aunque, aclara, “para mí eso quedó atrás, no voy a estar mirando hacia el pasado, Ebrard es el dirigente político más importante de la ciudad y seguramente platicaremos en algún momento con él.”

Batres asegura que “soy uno de los aspirantes a sucederlo con mejor posicionamiento, en una larga lista de interesados en el cargo”.

Solo, pero con amigos

Militante político desde los 14 años, autor de seis libros, único candidato del PRD que ha ganado una elección en la delegación Benito Juárez (bastión panista en que en 2000 fue electo diputado local), además de abogado por la UNAM, Batres aclara que en el marco de la contienda por la candidatura de izquierda al GDF -que habrá de resolverse mediante una encuesta a realizarse los próximos 14 y 15 de enero-, no despotricará contra sus rivales.

“Va mi respeto para todas y todos los contendientes –dice–, los veo como compañeros, no como adversarios, no me voy a meter en descalificaciones, pero sí enfatizo mis atributos: de todos soy el único que siempre ha estado en al izquierda, soy el único que ha presentado un programa global de 50 puntos para la Ciudad de México y, además, no me soporta ninguna corriente del partido, sino militantes de varios grupos con los que hemos trabajado juntos”.

– ¿Y por qué el portal del comité capitalino del PRD sólo difunde información sobre ti y de ningún otro aspirante?

Martí sonríe.

– Tal vez tenga que ver con las simpatías de los integrantes del comité ejecutivo del partido en el DF. Con Manuel Oropeza, dirigente estatal del Sol Azteca, hay muy buena relación desde la época del Consejo Estudiantil Universitario (el movimiento que impidió en 1987 la imposición de cuotas en la UNAM), pero este hecho tiene que ver más con que yo le he dado su lugar al partido en la capital: si doy una conferencia de prensa, lo hago en sus instalaciones, a diferencia de otros aspirantes, particularmente en áreas legislativas (en referencia a la diputada local Alejandra Barrales y al senador Carlos Navarrete) quienes aprovechan las áreas de prensa de los órganos a los que pertenecen.

Quien fue presidente de la comisión de gobierno de la Asamblea Legislativa del DF a los 30 años y de la junta de coordinación política de la Cámara de Diputados a los 34, reconoce, sin embargo, las desventajas que representa carecer de un cargo público.

No tengo un cargo público desde hace cuatro meses, pero con muy poco hemos logrado hacer mucho, con pocos recursos hemos logrado una conexión importante con la población capitalina”, explica.

La plaza de ocres

“En mis pequeñísimos ratos libres –dice Batres, casi como en confesión–, me gusta pintar al óleo“, y señala, sonriente, hacia el caballete que sostiene un bastidor en el que la Plaza de la Constitución emerge de entre el blanco, cargada de tonos ocres, amarillos pardos que en algunos puntos tienden al rojo. Recuerda las manifestaciones de 2006, previas y posteriores a la contienda electoral en la que, oficialmente, López Obrador quedó a 0.56% de diferencia del ganador, Felipe Calderón.

Desde entonces, señala, “he visto a López Obrador casi cada semana, platico con él, hemos tenido una buena relación política desde que fue candidato a la dirigencia nacional del PRD, en 1996; y en el presente intercambiamos puntos de vista, aunque no soy imprudente, sé que él es el candidato presidencial de todos, pero sí le comento de la ciudad”.

– ¿Y qué opinas de la ciudad? –se le cuestiona– ¿Qué requiere en los próximos seis años?

– La gente está contenta con la política social y los sectores más avanzados de la sociedad capitalina ven con mucha simpatía el que aquí existan libertades que en otros puntos del país no se ejercen, como en el caso de las políticas de salud dirigidas a las mujeres o las de diversidad enfocadas a las minorías sexuales, pero ahora tiene que haber una nueva etapa, necesitamos pensar en otros temas en los cuales incidir y ahí creo que el asunto de la generación de empleos es fundamental: estamos ligeramente por encima de la media nacional de desempleo, y esto debe ser enfrentado dándole una nueva vocación económica a la capital del país.

Los planes de Batres pasan por crear un programa de empleo temporal para “decenas de miles” de desocupados, quienes se encargarán de “embellecer la ciudad, pintar banquetas, destapar coladeras, colocar luminarias, tapar baches”; además, propone crear el Banco de la Ciudad de México, dedicado a financiar empresas “públicas, privadas y sociales, que fomente la formación de cooperativas”.

– Eso recuerda al programa de empleo que ofrece López Obrador en beneficio de 4 millones de jóvenes –se le hace ver.

– Sí –reconoce– pero yo lo plantee en agosto, antes de que lo hiciera él…

Tres pájaros, un tiro

Batres, quien cursa actualmente una maestría en Derecho Fiscal, tiene la economía de la ciudad en el centro de sus propuestas.

“La Ciudad de México –explica– ya no puede tener que generar empleos por la vía del crecimiento burocrático, como sucedía antes; ya no puede crecer con industrias contaminantes, por razones ecológicas… tenemos ciertos límites y debemos enfrentarlos con una nueva vocación económica: Hoy el aliento debe dársele a las industrias amigables con el ambiente, como el turismo, que durante los primeros años del siglo pasó de 6 a 9 millones anualmente; debemos crear corredores gastronómicos al estilo de la Condesa, pero en otras delegaciones como Miguel Hidalgo, Coyoacán, Iztapalapa o Gustavo A. Madero”.

Y también, abunda, “podemos hacer de la capital una plaza informática, que es un sector de punta, altamente remunerable, no contaminante, con una conexión natural con la globalización; o la del vestido, que tampoco genera emisiones al ambiente.”

En su plan, además, se inserta “una nueva visión de la basura, a la cual, más que enterrar necesitamos transformar en electricidad: más de la mitad de la basura puede tener ese fin, y yo estoy proponiendo que formemos una empresa pública eléctrica del DF, que use la basura, la convierta en electricidad”.

– ¿A poco el SME va a aceptar entrarle a la pepena?

Martí vuelve a sonreír.

– Pues, eso no… pero sería una empresa pública nueva en la que, sí, puedes contratar a trabajadores despedidos de Luz y Fuerza, y suministrarían energía eléctrica para el alumbrado público, para el Metro, para los Trolebuses. Creo que podemos matar tres pájaros de un tiro, ¿o no?

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Imagen BBC