La “rebeldía pacífica”, <br>el sello de Fernández Noroña
Gerardo Fernández Noroña, aspirante a la candidatura de izquierda al Gobierno del Distrito Federal (GDF), luce alegre aún ocho horas después del debate realizado el pasado martes. “Hasta los más hostiles a mi persona reconocen que gané, y fui considerado (con los otros contendientes), no usé toda mi fuerza, me medí, no los traté con la rudeza con la que pude”.
Reconoce, sin embargo, que son vastas las coincidencias entre los programas presentados por cada uno de los aspirantes y, por eso, “la diferencia radica en cómo lo vamos a hacer y yo he planteado que sea a través de un proceso de rebeldía pacífica“.
A Fernández Noroña se le identifica por sus 30 años en la lucha civil, primero como dirigente universitario, luego como sindicalista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y tras la fundación del PRD como uno de sus principales representantes en el Estado de México. Sí, pero también por ser protagonista de los conflictos que algunas de sus manifestaciones han generado, por ejemplo, varias escaramuzas con granaderos y, uno de los más recientes, el pleito en San Lázaro por la colocación de una manta en la que denostaba al presidente Felipe Calderón, en la que lo acusó de alcohólico.
Ante esto, Fernández Noroña señala que “la gente que no me conoce debe escucharme, porque ha habido una inmensa campaña de denostación contra mi persona. Mientras que hay otros que se escandalizan de mis señalamientos, pero no se espantan por los 50 mil muertos que ha dejado la guerra de Calderón, por el outsourcing, por la existencia de salarios miserables, por la gente que trabaja sin seguro social, sin que se le reconozca la antigüedad laboral, sin pensión, sin aguinaldo, sin nada. Eso no les escandaliza a quienes se espantan por lo que soy; no les escandalizan las violaciones a los derechos humanos, ni el remate del petróleo, la energía eléctrica, o el saqueo de los minerales, no les escandaliza nada de eso. Pero les escandaliza que yo lo señale con firmeza y determinación. Y, voy a poner un ejemplo durísimo, eso es como si una familia con un padre violador se escandalizara cuando uno de sus integrantes lo denuncie.”
Lucha popular prolongada
Las denostaciones existen, admite Fernández Noroña, “y son cosas que tengo que remontar, pero no estoy solo, también están los que entienden el sentido de lo que he denunciado en un momento o en otro, y que se indignan y luchan”, esa es, afirma, la principal arma que esgrimirá de obtener la candidatura y, a través de las urnas, la jefatura de Gobierno: La lucha popular como vía para elevar la calidad de vida.
“A la gente nadie la va a salvar –subraya–, se tiene que salvar por sí misma, con su organización, y dejar de pensar que alguien le va a resolver sus problemas, por eso al plantearse cada aspirante a la candidatura cómo vamos a cumplir el programa de la izquierda, yo he puesto el acento en la participación política de la gente, sin la cual no habrá ningún cambio ni en la ciudad ni en el país. Y yo aspiro a la construcción de un poderoso movimiento popular que transforme las cosas.”
Aclara, pese a ello, que “no es un asunto de ambición personal, no persigo cargos públicos, y si yo viera que entre los otros cuatro contendientes hay alguien que pueda encarar mejor esta coyuntura, lo estaría apoyando, pero no es así, y no es inmodestia, pero en el debate quedaron claros los tamaños de cada quién, principalmente los míos“.
Las propuestas
Educación universal, subsidio alimentario, atención médica pública y domiciliar (“como en Cuba o Francia”), facilidades para la adquisición de vivienda y una nueva política de transporte público, basada en los sistemas eléctricos como el tren y el trolebús, más que en los concesionados como el Metrobús, son algunas de las principales propuestas del diputado petista.
–¿Qué tienes contra el Metrobús?
– No tengo nada, pero que ya hasta donde llegó: Disminuye vialidades, aumenta la congestión vial, hay lugares en los que el automovilista va en su carril y de repente ya va en el del Metrobús, además de que es un sistema privado. Yo creo que hay que hacer transporte público de calidad y menos contaminante, eléctrico, por ejemplo, o dar garantías para que la gente pueda trasladarse en bicicletas con seguridad.
–¿A los que te temen, qué les dices?
– A los que se espantan por lo que se ha dicho de mí, les aseguro que si llego al GDF nos va a ir bien a todos, quiero hacer una ciudad de lectores y lectoras empedernidos, quiero darle a los jóvenes educación preparatoria y universidad. Y si no quieren estudiar, sino trabajar, habrá fuentes de empleo dignas, bien pagadas, con prestaciones, por qué no, con alimentación, acceso a vivienda, salud, no es una utopía, es el mínimo que la gente debe tener, por qué no construir una ciudad así. Lo desproporcionado es lo contrario, decir que ya no hay camino, que debemos dejar que nos lleve la tía de las muchachas.
