La Jornada publica hoy que cuarenta años después de que surgió en Estados Unidos, aunque el Banco Mundial (BM) lo
vende
como una innovación en los países del tercer mundo, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha comenzado a introducir en las escuelas de nivel básico el llamado método Stallings, técnica para medir y controlar el tiempo en el aula desde la óptica de la producción.
De este modo, si un docente dedica un espacio a un padre de familia para tratar algún problema de su hijo, dicha acción se codifica como pérdida de tiempo
o docente no involucrado
en su actividad académica. Ángel Díaz Barriga, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirma al respecto: Nuestras innovaciones siempre consisten en ver qué sacamos del basurero pedagógico
del vecino país del norte, donde desecharon ese modelo, el cual viene de los años setenta.
El método es utilizado en países como Túnez, Marruecos, Honduras, Mali, Guinea, Ghana, Jamaica, Brasil y ahora en México. El investigador Julián Romero aafirma en el análisis Observando el aula de clases: metodologías, políticas y empréstitos del BM para el tercer mundo, que la herramienta Stallings “es la encarnación de las técnicas sistemáticas de ‘caja negra’ de los años setenta para medir la economía del tiempo en clase”.
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