El gobierno del presidente Raúl Castro declaró hoy “listo” su sistema bancario para otorgar a partir de mañana martes créditos a las personas naturales del país en un nuevo paso para avanzar en las reformas económicas.
José Alari Martínez, presidente del Banco Popular de Ahorro (BPA), -con representación en toda Cuba- informó a medios oficiales que esa entidad está lista para no sólo ofrecer créditos, sino para actuar como asesora financiera.
La medida, anunciada en noviembre pasado, permitirá una mayor flexibilización de la hasta ahora excesivamente regulada economía nacional controlada por el Estado y un retorno más transparente a las relaciones monetario-mercantiles, según analistas.
Alari Martínez reconoció que las entidades bancarias de la isla encaran “un gran reto” con la aplicación del Decreto Ley 289, que norma esa política, destinada a apuntalar al creciente sector privado de la isla, uno de los pilares de la política de Castro.
El mandatario cubano impulsa un paquete de más de 300 reformas encaminadas a “actualizar” el ya agotado modelo económico de corte soviético.
Desde este 20 de diciembre, el sistema bancario cubano concederá créditos a “cuentapropistas” y otras formas de “gestión no estatal”, eufemismo que emplea el gobierno para designar al incipiente sector privado, que cuenta ya con unos 350 mil autoempleados.
El funcionario del BPA insistió en que la concesión de préstamos a productores agropecuarios, “cuantapropistas” y quienes deseen reparar sus destartaladas viviendas, se realizará sobre estricto análisis de riesgo bancario.
Con el objetivo, precisó, de garantizar la devolución del préstamo por medio de la capacidad de pago del beneficiario, factibilidad de la operación que va a realizar, e ingresos lícitos para reembolsar la cuantía recibida.
Un funcionario del Banco Central de Cuba (BCC), rector del sistema en el país, dijo que con la aplicación de ese decreto aprobado por el Partido Comunista se pretende estimular la producción nacional, sustituir importaciones y desarrollar la economía.
A finales de noviembre último, el presidente del BCC, Ernesto Medina, indicó que la producción de alimentos, el impulso del naciente sector privado y la rehabilitación de viviendas son “tres de las necesidades más apremiantes del país”.
Además de los 350 mil trabajadores por “cuenta propia”, en la isla hay casi 147 mil arrendatarios de parcelas agrícolas, y decenas de miles de cubanos afectados por el alto déficit habitacional que enfrenta el país desde hace décadas.
Las autoridades aprobaron en los últimos dos meses la compraventa de autos y casas entre particulares, para lo cual será “un útil instrumento” la concesión de créditos, dijo un economista gubernamental que prefirió el anonimato.
Con la nueva política crediticia, retornan al escenario nacional instrumentos bancarios desaparecidos en las últimas cuatro décadas y desconocidos para al menos siete de cada 10 cubanos, entre ellos los cheques, pagarés y letras de cambio.
Los créditos sólo se otorgarán en moneda nacional y también podrán ser solicitados para pagar la mano de obra de acciones constructivas, la adquisición de bienes para la propiedad personal o, más adelante, para satisfacer otras necesidades.
El economista independiente Óscar Espinosa opinó que la no concesión en pesos convertibles (CUC, divisa de carácter local equivalente al dólar) podría crear engorrosas transacciones en un país donde los principales bienes sólo pueden adquirirse en esa moneda.
Hasta octubre de 1960, Cuba tenía una banca desarrollada y eficiente, truncada cuando inició una campaña de “lucha contra el burocratismo”, que afectó el aparato administrativo existente y la experiencia acumulada en materia de contabilidad.
Ntx.