El gobernador interino de Coahuila, Jorge Torres López, ya no ve la suya y cuenta las horas para que llegue el 1 de diciembre y que otro “cargue el muertito”.
Y es que en su itinerato ha tenido que lidiar con el asunto de la megadeuda de 34 mil millones de pesos, una serie de promesas incumplidas y un desgreñe político hasta entre ciertos hermanos de apellido Moreira.