Reforma publica hoy que el asesinato de 35 personas cuyos cadáveres aparecieron en Boca del Río el 20 de septiembre se dio con golpes de palos y tubos y por asfixia tras ser encerradas en un vagón contenedor de tren. Los cuerpos presentaban quemaduras de metal en el torso y las piernas debido a que fueron recargados en el contenedor para ser atados de manos con precintos de seguridad de plástico, los cuales cuentan con un broche de seguridad.
Según fuentes cercanas a las investigaciones del caso, a las que consultó Reforma, la manera en la que fueron asesinados y el uso de ese tipo de ligaduras no corresponden a los patrones de tortura u homicidio de los grupos del narco que actúan en el Estado de Veracruz. Los informantes indicaron que los precintos plásticos han sido usados por cuerpos de seguridad institucionales y por efectivos de la Marina y del Ejército. “Esos (precintos) sólo los tienen en Estados Unidos o los usan fuerzas especiales de aquí: Marina o el Ejército”, consideró la fuente estatal que tuvo acceso a las primeras indagatorias y que pidió omitir su nombre. El asesinato múltiple ocurrió en un paraje conocido como Santa Fe, a unos 30 kilómetros del puerto de Veracruz.
Los cuerpos tenían también rastros de tierra, al parecer por haber sido arrastrados para luego subirlos a las camionetas de redilas, refieren las diligencias, y transportarlos al Bulevar Ruiz Cortines en Boca del Río, donde fueron arrojados el 20 de septiembre por la tarde. Las indagatorias, hasta el momento, no han derivado en ninguna detención. “Quienes lo hicieron son sujetos que saben sobre cómo golpear, torturar; gente entrenada”, precisaron las fuentes. Conforme con las versiones, las víctimas eran presuntos halcones de Los Zetas que operaban en la zona del puerto y Boca del Río.
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