La Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero presentó ayer a dos sujetos que confesaron haber asesinado, el 10 de julio pasado, al arquitecto Javier Serrano, yerno de la activista ciudadana María Elena Morera, presidenta de la asociación civil Causa en Común, la cual, sin embargo, puso en entredicho la fiabilidad de las pesquisas realizadas por las autoridades locales y federales, “basadas únicamente en pruebas testimoniales”.
En un comunicado titulado “Resuelve la PGJE, en colaboración con la PGR, el homicidio de Javier Serrano”, la procuraduría guerrerense informó que los detenidos son Carlos Delgado, El Charly, líder de una banda de narcomenudistas de Ixtapa, y su lugarteniente José Ignacio Medina, El Chivo. Las circunstancias en las que fueron realizadas sus capturas, no obstante, presentan inconsistencias por las cuales, aseguró Morera en entrevista, “tengo mis dudas”.
Presuntos confesos
El primero en ser detenido fue Carlos Delgado, a quien autoridades federales sorprendieron el pasado 17 de septiembre en la ciudad de México, en portación de un arma prohibida, gracias a una denuncia anónima, y, aunque supuestamente fue capturado en flagrancia, a El Charly no se le puso a disposición de un juez, sino que fue arraigado.
Cinco días después, afirma el comunicado de la PGJE, José Ignacio Medina, El Chivo, fue arrestado en Guerrero por robo de auto.
Aunque ninguno de los delitos por los que fueron aprehendidos ambos sujetos estaban vinculados con el homicidio de Javier Serrano, la autoridad refiere que cada cual confesó haber participado en el ataque del 10 de julio en Ixtapa, en el cual perdió la vida el arquitecto.
Cabe destacar que, además, El Charly proporcionó los nombres de otros dos supuestos partícipes en la emboscada que sufrió Serrano, los cuales, no obstante, fueron asesinados hace tres semanas, crimen cuya autoría también reconoció El Chivo en su declaración ministerial.
La emboscada
Según la declaración rendida por El Charly, durante la cual fue “asistido por su defensor”, éste confesó dedicarse a la venta de cocaína, “teniendo a mi mando aproximadamente a 50 gentes, entre sicarios, halcones, jefes de patrulla y casas de seguridad” en Zihuatanejo e Ixtapa, plazas que se disputaba con la Familia Michoacana.
El ataque contra el arquitecto Serrano, señaló, se dio un día después de que su banda protagonizara una balacera contra el grupo rival en la colonia Agua de Correa, tras el cual “le dije a mi gente que a todos los carros foráneos o sospechosos los interceptáramos”.
Es así que, señala el comunicado de la PGJE, el 10 de julio pasado El Charly se encontraba patrullando en Zihuatanejo, cuando detectó una camioneta tipo Voyager con placas del DF a la que le marcó el alto, pero, al no detenerse, “le ordené a uno de los taxis que patrullaba con nosotros que se le atravesara y los parara, por lo que al llegar cerca de la disco Rumba Caliente se le atravesó (…) mis muchachos se bajaron con las armas, el chofer de la camioneta gris se echó de reversa y chocó en la parte de enfrente a la camioneta en la que yo circulaba. Se brincó un camellón, pasándose por entre las palmas, por lo que al ver esto, inmediatamente me imaginé que se trataba del grupo de la delincuencia contrario a nosotros, bajándome yo de mi camioneta. Les empecé a disparar, al igual que mis compañeros, dándose a la fuga los conductores de la unidad gris, por lo que correteamos la camioneta, pero se metió al hotel Park Royal, y mejor nos retiramos, por miedo a que se acercaran los guachos o los marinos”.
Éste era el vehículo en el que viajaba Serrano, quien murió en el lugar, y tres acompañantes, quienes resultaron con lesiones diversas.
Resultados “fortuitos”
Tras la presentación de los dos presuntos implicados en el homicidio de Serrano, la presidenta de la asociación civil Causa en Común, María Elena Morera, cuya hija se alistaba para contraer nupcias con el arquitecto fallecido, emitió un comunicado en el que calificó de “fortuita” la detención de El Charly y El Chivo, “y nada tiene que ver con una investigación seria y profesional por parte de las instancias locales y federales”, sino que, al contrario, remarcó, la indagatoria “responde a la ocurrencia y no a protocolos definidos y claros que agoten todas las líneas de investigación”.
Luego, en entrevista con Animal Político, Morera destacó que existen dos opciones: “Puede ser que la autoridad cuente con pruebas físicas que impliquen a estos dos sujetos en el asesinato de Javier Serrano y no las presentó… o puede ser que no se cuente con dichas pruebas y contra estos sujetos sólo tenga sus confesiones.”
La activista ciudadana añadió que el riesgo de que la Procuraduría sólo base su trabajo en “confesiones” es que “cualquier ciudadano puede resultar víctima de la autoridad que, en vez de investigar y recabar pruebas irrefutables, fundamenta sus acusaciones exclusivamente en testimonios.”
Molesta, Morera remató: “En dos meses (desde que ocurrió el asesinato de su yerno), yo no he salido a dar declaraciones sobre este caso, para permitir a las autoridades realizar bien su investigación y, en vez de eso, se apresuran a sentenciar públicamente a los dos sujetos presentados, labor que no le corresponde al procurador de Guerrero o a la procuradora General de la República, Marisela Morales, sino a un juez… carajo, si no pueden realizar una investigación seria ni siquiera en casos emblemáticos, como éste, ¿qué le espera a la demás gente, que no tiene presencia pública?”