Decenas de miles de estudiantes volvieron a marchar el jueves por la capital chilena en demanda de reformas a la educación, tras fracasar las negociaciones con el gobierno para establecer una mesa de diálogo para solucionar el prolongado conflicto.
Los manifestantes marcharon unas 30 cuadras alejadas del centro capitalino, donde el gobierno no aprueba las protestas.
El diálogo entre las partes no prosperó por la negativa del gobierno a paralizar la tramitación de proyectos de ley que los estudiantes exigen discutir previamente y a suspender el término del primer semestre escolar, dos de las cuatro exigencias estudiantiles para iniciar las conversaciones.
El gobierno de Piñera, al que el conflicto le ha acarreado un fuerte descenso en su popularidad, sostiene, sin embargo, que ha sido flexible y ha acogido varias de las demandas. El ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, dijo en declaraciones a la televisión estatal que los estudiantes “deben saber abrochar (aprovechar)” los triunfos que han logrado con sus demandas de cambio en la educación.
Desde el comienzo de las protestas estudiantiles, que se han hecho extensivas al resto de la población, se han registrado multitudinarias marchas callejeras, las mayores desde que Chile recuperó la democracia en 1990. Pero la última convocatoria el 14 de septiembre tuvo baja adhesión, lo que dio pie al gobierno para sostener que el movimiento estudiantil estaba desgastado y debilitado.
La presidenta de los estudiantes de la Universidad de Chile, Camila Vallejo, dijo a periodistas que “en ningún caso el movimiento se ha debilitado. Todavía tiene gran respaldo ciudadano, todavía los estudiantes siguen insistiendo en la movilización, en que es una herramienta legítima y necesaria en este momento”. Vallejo estimó en 180.000 los manifestantes. Al finalizar la marcha, pequeños grupos provocaron desmanes y se enfrentaron con la policía, que los reprimió con carros lanza agua y gases lacrimógenos. Una cantidad indeterminada fue detenida. El vocero oficial, Andrés Chadwick, dijo que el gobierno no cederá en el camino que se ha trazado.
Señaló que la nueva protesta “no va a cambiar lo que el es el tema y la preocupación fundamental del gobierno: por una parte seguir insistiendo en la necesidad de la mesa de diálogo y, por otra parte, seguir gobernando… para efecto de ir a través de los distintos proyectos de ley apuntando a la solución” del conflicto.
Las encuestas reflejan una alta adhesión a las demandas estudiantiles de fortalecer la educación pública y terminar con el lucro en las universidades privadas y eliminar los aportes estatales a establecimientos privados que lucran con la enseñanza.
El gobierno ha señalado que regulará y controlará el lucro, pero no está dispuesto a erradicarlo de las instituciones que reciben financiamiento estatal.
Por su parte, el dirigente de los estudiantes de la Universidad Católica, Giorgio Jackson, afirmó a la prensa durante la masiva protesta que “el gobierno debe entender… que ésta no es una demanda de los estudiantes, sino de las familias chilenas que necesitan un cambio transformacional que potencie la educación pública”.
El presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, organización que junto con los estudiantes universitarios y secundarios encabeza las protestas, dijo que unas 150.000 personas participaron de la marcha, una de las más numerosas que comenzó el conflicto en junio.
“Creo que la autoridad tiene que tener sintonía con las demandas que se están planteando y establecer una mesa lo más rápido posible”, afirmó Gajardo.
Mientras tanto, cuatro estudiantes de enseñanza media, tres mujeres y un hombre, cumplieron 65 días en huelga de hambre y para mostrar su protesta se instalaron en dos tiendas a las puertas de la Universidad de Chile, en pleno centro capitalino.
Estudiantes chilenos resolverán si reanudan clases
Los dirigentes estudiantiles chilenos se abrieron a la posibilidad de reanudar la actividad escolar tras cuatro meses de conflicto, un gesto que fue valorado por el gobierno con el que aún no han logrado acordar una mesa de diálogo.
“Se está discutiendo esta propuesta de mantener clases, pero con horarios protegidos para las asambleas estudiantiles… respetando las convocatorias a paros nacionales”, dijo el viernes a radio Cooperativa Camila Vallejo, dirigente de los estudiantes de la Universidad de Chile y una de las voceras del movimiento estudiantil.
Precisó que la medida, que debería discutirse y acordarse en un encuentro el fin de semana de dirigentes de la Confederación Nacional de Estudiantes de Chile (Confech) no implica el término de las protestas en demanda de cambios profundos en la educación chilena. “Eso no significa, todo lo contrario, que el movimiento se baje”, dijo.
El vocero de gobierno, Andrés Chadwick, dijo que la reanudación de las actividades académicas “sería un gesto muy potente”.
Apuntó que la tramitación de dos proyectos de ley, que los estudiantes han pedido paralizar para iniciar un diálogo, no impedirá que los reparos u observaciones que se convengan en una mesa puedan ser incorporados a las iniciativas legislativas.
La vocera estudiantil criticó las expresiones en la Asamblea General de las Naciones Unidas del presidente Sebastián Piñera, quien calificó de “noble causa” el movimiento por reformas en la educación. Sostuvo que Piñera mantiene un doble estándar porque “está contradiciéndose con los discursos que dice acá”.
La negativa del gobierno a paralizar la tramitación de los proyectos para reducir los intereses de los créditos para estudiar y la reprogramación de las deudas contraídas por estudiantes junto con la postergación del primer semestre escolar, fueron dos de las condiciones rechazadas por las autoridades que impidieron la formación de una mesa de diálogo.
Los dirigentes de la Confech, que agrupa a las 25 principales universidades del país, se reunirán este fin de semana en una ciudad del norte del país para debatir los pasos a seguir. Como en otros encuentros probablemente se enfrenten los dirigentes más radicales con los más moderados, entre los que se encuentran Vallejo y el presidente estudiantil de la Universidad Católica, Giorgio Jackson, los dos voceros de la Confech.
En algunas universidades ya se ha estado votando la reanudación de las actividades para cerrar el primer semestre y así evitar perjuicios financieros a los establecimientos y no afectar el pago de becas a estudiantes pobres. En la Universidad de Santiago, una de las más grandes, una asamblea terminó en una pelea a golpes cuando los estudiantes más radicales intentaron impedir la votación.
Los rectores de las 25 principales universidades exhortaron a los estudiantes a volver a clases y formar un solo frente para luchar por los cambios en el Congreso, sin que depongan su movimiento de protesta.
“La fuerza que podemos tener es incontrarrestable”, dijo el rector de la Universidad de Santiago, Juan Manuel Zolezzi.
Mientras tanto se mantiene la huelga de hambre por 66 días de dos jóvenes estudiantes de un liceo capitalino, cuyo estado de salud se ha deteriorado.
La masiva marcha del jueves concluyó con un “caceroleo” o golpes de cacerolas en diversos puntos de la ciudad, una manifestación que se ha hecho frecuente desde que comenzó la rebelión estudiantil.
AP*