Que Fernando Larrazabal ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para no dejar el cargo, ha sido claro, pero ahora parece que va más en serio.
Y es que el controvertido alcalde de Monterrey ha decidido, simplemente, ignorar la petición de la directiva nacional de su partido, el PAN, sobre pedir licencia.
Para hacer caso omiso, Larrazabal no sólo planea echar mano del control que su grupo político tiene en el estado, también buscará “negociar” con los líderes estatales del PRI. Y es que, según se dice, a los priistas nos les conviene que Larrazabal caiga, pues si eso sucede, las miradas se centrarán en el gobernador neoleonés Rodrigo Medina, de extracción priista.