El Universal publica que en medio de la carretera está escrito “Cártel del Golfo”. El convoy se detiene, es casi media noche. Del lado norte de este camino es territorio zeta, a unos metros, en el sur, están atrincherados los del cártel del Golfo. Es uno de los frentes de la guerra que libran estos dos cárteles para adueñarse de la capital industrial de México: Monterrey. En esta historia hay ojos que lo ven todo, oídos que lo escuchan todo y manos que pueden tocarlo todo, por eso aquí no habrá nombres reales.
Hace 10 minutos el comandante Praxedis alertó: entraban a zona caliente. Las camionetas se colocan en zigzag y cierran el camino. Un cielo rojo, iluminado por las llamas de la chimenea de una gasera próxima a Cadereyta, dibuja las siluetas de marinos que aseguran el perímetro. Los faros y lámparas de mano rompen la oscuridad. En las bardas de los lados hay otras pintas: “Aquí andamos al 1000%. Territorio C.D.G.” y “Salganle al toPon Att el Loko Zetas (sic)”.
“Interceptamos unos mensajes. Decían que 200 ‘guapos’ venían (desde Tamaulipas) a reforzar la guerra contra ‘Los Mugrosos’. Así le llaman los del Golfo a Los Zetas. Entonces explotamos la información, recibimos denuncias ciudadanas y hemos dado con casas de seguridad en las que los golfos se están atrincherando para avanzar hacia la ciudad y sacar a Los Zetas. Aparecen pintas y hay enfrentamientos”, narra el comandante Praxedis, mientras revisan los alrededores.
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