La Jornada publica hoy que Rosa Isela Pérez es la primera periodista mexicana con el estatus de asilada política
en España. Se fue de México asustada
por las reiteradas amenazas que sufrió durante años por sus investigaciones sobre los feminicidios en su natal Ciudad Juárez, pero también a raíz de su testimonio en el caso del Campo Algodonero en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Las amenazas –sostiene– procedían de funcionarios públicos estatales y federales aliados con el crimen organizado. Temió por su vida y la de su familia –su esposo y sus tres hijos de 15, 14 y 5 años de edad–, y ante la pasividad del gobierno decidió convertirse en una de los 40 mil mexicanos que en los últimos cuatro años han solicitado asilo en otros países ante el riesgo latente y real de ser ejecutados,levantados, secuestrados o mutilados.
Para los que somos de allá no existe duda de que todo empeoró con la llegada del Ejército y la guerra de Calderón; recuerdo cómo los militares se metían por la noche a casas de gente inocente, siempre pobres, para acusarlos de narcotraficantes o de secuestradores. Y toda esa gente ¿dónde está?, ¿qué ha sido de ellos?
, se pregunta esta joven periodista mexicana en una ciudad de España en la que reside desde hace poco más de un año, y que por motivos de seguridad prefiere guardar en secreto. Su historia –sostiene– es una muestra más del deterioro que ha vivido el país en los últimos años, sometido a una guerradonde los que siempre perdemos somos la sociedad civil
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