El diario estadounidense The Wall Street Journal publicó que la semana pasada, los enfrentamientos entre cárteles de la droga en Michoacán duraron tres días, jornadas en las que derribaron un helicóptero de la Policía Federal y causaron “una pequeña inundación” de refugiados en el estado.
David Luhnow y José de Córdoba del mismo diario reportaron que “el conflicto salió al exterior de manera lenta porque los medios locales en estados como Michoacán han dejado de cubrir los conflictos, por órdenes de los grupos criminales”.
El reportero Bret Stephens escribió que más de 20 reporteros han sido asesinados en México desde que la guerra contra las drogas comenzó en 2006, y que en 2010 México superó a Irán y “se ganó” el segundo puesto, después de Pakistán, en muertes de periodistas.
Stephens destacó la cobertura internacional de los medios, que se centra “en las atrocidades relacionadas con el crimen organizado”: la decapitación de 27 guatemaltecos por los Zetas hace dos semanas, por ejemplo. Los 146 cuerpos descubiertos en fosas clandestinas en Durango. Los cinco colgados afuera de un resort en Mazatlán. El asesinato del oficial estadounidense de inmigración, Jaime Zapata, en una carretera al norte de México. Y así, más.
Sin embargo, en lo que todo esto sucedía, el “estado fallido” está en auge, según el reportero de The Wall Street Journal, y lo justifica: En 2010, un año en que hubo más de 15 mil muertes relacionadas con el crimen organizado, la economía creció 5.5%, el crecimiento más rápido de la década. El peso mexicano se apreció contra el dólar. La inflación estuvo prácticamente plana. Las reservas internacionales rozaron los 113 mil millones de dólares. 22 millones de turistas visitaron el país. El comercio con Estados Unidos alcanzó un nivel histórico de 400 mil millones de dólares.
En Ciudad Juárez, donde asesinaron a 3 mil personas el año pasado, las industrias maquiladoras produjeron 20 mil nuevos empleos. El porcentaje de población que vive en los límites de pobreza se redujo de 63.7% a 47.4% en 2008, sólo en diez años, según el Banco Mundial. Los niveles de alfabetismo ya superan el 90% y la esperanza de vida continúa al alza, acercándose a los niveles de los países de primer mundo, según Stephens.
El reportero estadounidense dice que en EU, los sociólogos le dan vueltas a la paradoja de una era con índices bajos de criminalidad, pero alto desempleo e incertidumbre económica, y que el caso mexicano parece ser lo contrario: lo que la mayoría de la gente considera una paradoja, es simplemente el choque de nuestra realidad contra nuestros clichés y prejuicios.
“Consideren la idea que el crimen en México “está fuera de control”. La tasa de homicidios en México –cerca de 12 por 100 mil personas, en 2009-, más del doble de Estados Unidos -5 por cada 100 mil personas, pero por debajo de la brasileña –de 20.5 por cada 100 mil habitantes.
En la ciudad de México, hogar de 20 millones de personas, la tasa de homicidios cayó en la última década. En 2009, era un cuarto de la tasa de Washington, D.C.
“Así que, ¿cómo debemos definir “fuera de control”? y ¿qué hacer con el hecho de que la gran mayoría de las víctimas de la guerra contra las drogas en México son los propios miembros de los grupos criminales?”
Bret Stephens da su testimonio: “también está la idea de que hubiera sido mejor jamás comenzar esta guerra contra los cárteles de la droga. Yo crecí en ese México, en el que un gobierno corrupto y autoritario hizo su paz –y sacó ventaja- con los cárteles. Ese México, construido en conspiraciones de silencio y miedo, no pudo sobrevivir a la transición de ese país a la democracia.
“En el quinto año de gobierno de Calderón, los mexicanos tienen muchas dudas acerca del método de la guerra contra las drogas, pero no muchos están proponiendo una alternativa viable para derrotar a los cárteles”, dice.
La semana pasada, Stephens entrevistó al expresidente colombiano Álvaro Uribe y le preguntó si México podría derrotar a los narcos. “Colombia es un caso típico que demuestra que podemos ganar”, contestó Uribe con estadísticas para probar su discurso y subrayó que la llave para ganar es algo que él llama “pedagogía permanente” para convencer a la gente que la guerra contra el narco “es una pelea necesaria, no una cuestión de partidos políticos”.
Según Stephens, Uribe rescató a Colombia de una guerra peor que la que México confronta hoy: “El reto central es el mismo: establecer una regla que legitime las acciones, haciendo lo que el señor Uribe, lo cual es el reto de Calderón. No hay mucha paradoja aquí. La actual prosperidad de México es la apuesta de que sus políticas favorables al mercado no serán traicionadas por un gobierno que puede ser seducido por los criminales.”