Tres especialistas: Uno en análisis del discurso, otro en estrategias de comunicación y un tercero en imagen, examinaron el estilo de hacer política del presidente del PRI, Humberto Moreira Valdés.
El coahuilense, quien desde hace más de tres meses es el cuadragésimo séptimo presidente del PRI, ha llamado la atención por la forma en la que conduce el viejo partido y, para muchos, marca un antes y después en la historia moderna de los dirigentes que ha tenido el tricolor.
Los académicos, luego de analizar las versiones estenográficas de las conferencias de prensa del priista, así como el video del primer debate televisivo con sus homólogos del PAN y PRD, determinaron lo siguiente:
Análisis del discurso
Para este rubro, se entrevistó a la doctora Georgina Montemayor, investigadora de la Facultad de Medicina de la UNAM. Ella hizo una interpretación hermenéutica del discurso de Moreira, al analizar el significado de sus palabras.
1.- Prepotente. Es un personaje de discurso golpeador; no da respuesta clara a lo que se le pregunta y se apoya en las debilidades de los contrarios para fortalecerse. Tiene conductas prepotentes y no se relaciona con los mínimos sociales de convivencia.
2.- Agudo. Sus comentarios son agudos y de golpe; conoce las debilidades de los otros partidos y las utiliza para fortalecer la visión e intenciones de su partido.
3.- Personalidad. Su personalidad es muy fuerte y sabe utilizar el tono de voz de manera oportuna para darle un mayor peso a sus comentarios; se le ve seguro de sí mismo. El hecho de que mueva poco las manos indica que el discurso que utiliza lo tiene muy practicado y bien entendido.
4.- Emoción. Se maneja en un modelo estrecho de actividad, muy al estilo del PRI de siempre, no da respuestas con tinte de emoción, siempre utiliza las mismas palabras con las mismas intenciones y el discurso se repite como una sola respuesta, que siempre termina con educación y empleo.
5. – Comportamiento.- No improvisa, sigue un patrón y una línea de discurso y de comportamiento.
6.- Debilidad discursiva. Cuando se le pregunta sobre otros temas, como las actividades de los narcotraficantes, no ofrece respuestas, no escucha, no opina, no participa, no quiere dar a conocer la opinión de su partido.
7. –Objetivo discursivo. Es claro que tiene un pleito pagado con los secretarios de Educación (Alonso Lujambio) y del Trabajo (Javier Lozano).
8.-Impulso. Me da la impresión de que es una persona rígida, muy poco o nada flexible, excelente para seguir una línea muy fuertemente marcada, golpeador, con una postura muy firme de lo que dice, pero que no improvisa, por eso si se le contradice con un discurso que no se espera queda sin poder actuar, siento que vive controlando fuertemente a sus impulsos y emociones.
Estrategia de comunicación
El catedrático Gustavo López Montiel, politólogo del Tec de Monterrey, fue el encargado de analizar el discurso de Moreira Valdés, visto desde una estrategia de comunicación. Explicó que el discurso y la personalidad del priista se pueden analizar desde dos ángulos: el personal y el estratégico.
Personal. Es un tipo extrovertido, histriónico y dicharachero.
Estratégico. Utiliza todos los elementos de su personalidad con fines estratégicos, por ejemplo:
1. –Protagónico. El hecho de que tenga actitudes protagónicas, como bailar en eventos públicos, además de ser un acto que efectivamente disfruta, es una estrategia para congraciarse con sus invitados y asistentes.
2.- Mediático. El que sea un tipo echado para delante, que esté picando, incidiendo y cuestionando, lo hace ver distinto en la política si se compara con los otros presidentes priistas, quienes resultaron personajes acartonados, serios, formales y con un protocolo.
3. –Exagerado. Esa es la apuesta. Y es aquí donde entra la estrategia y los objetivos. Moreira entiende que su encomienda le permite ser exagerado y protagónico. No es lo mismo ser un presidente de un país a ser presidente de un partido político. Él sabe que necesita atraer la atención y establecer ganchos, especialmente en la gente joven.
4. –Actuado. Da la impresión de que está interpretando un personaje, pues sabe que exagerando llama la atención.
5.- Personalidad. Tiende a caer en terrenos de prepotencia cuando compara temas: cuando dice que todo lo que hacen los demás está mal y en cambio, lo que hacen ellos (el PRI) está bien.
6.- Diálogo. No tiene tanta capacidad de diálogo, aunque lo contrarresta siendo tajante, cortante y hasta agresivo.
7.- Debilidades. Tiene problemas en la construcción de argumentos en temas que no domina.
8.- Ventajas. Tiene datos, maneja cifras, hay temas que domina y sabe identificar problemas nacionales, señalando a detalle a los posibles culpables.
9.- Objetivo. Sus elementos discursivos son claros: Replanteamiento de ser priista, lo que implica -desde su perspectiva- un perfil joven, fresco, abierto y cuestionador.
10.- Obstáculos. La estrategia de comunicación que usa tiene límites, ese es el gran obstáculo. La táctica para reposicionar al PRI llegará a su fin y tendrá que modificar sus objetivos. La lógica es que ahora busque exaltar los logros del posible candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, y tendrá que diferenciarse entre él y el candidato, pues no puede competir con el mexiquense ni en imagen ni en discurso.
Imagen
La valoración de la imagen del priista Humberto Moreira estuvo a cargo del doctor Jesús Mesa Lueza, director de carrera de la licenciatura de Comunicación y Medios Digitales del Tec de Monterrey, plantel Ciudad de México
En cuestión de imagen, el especialista enumeró cinco elementos para un diagnóstico efectivo:
1.- Entidad profesional. Aquí se ubica la preparación y las competencias laborales de un individuo, lo que permite deducir que Moreira Valdés cumple con este punto, ya que el priísta tiene las competencias necesarias que exige su profesión, pues la gente lo identifica como un político y dirigente de un partido.
2.-Actitud. Tiene que ver con la forma de demostrar lo eficiente que es una persona en su profesión o especialidad. El personaje en cuestión es directo y parece seguro, lo que lo pone ante la opinión pública como un tipo firme y hasta ecuánime, que le permite diferenciarse entre los políticos actuales.
3.-Comportamiento. El priista sabe imponerse y trata de presentarse en los medios de comunicación como el demoledor de sus adversarios políticos.
4. – Discurso. Cuando se habla de este punto, son dos los aspectos que deben considerarse: el discurso escrito y el hablado; los cuales también son dominados por el priista. Moreira en su primer debate televisivo, ya como dirigente nacional, usó y dominó los dos aspectos del discurso y fue el único en llegar preparado al debate de televisión. Su discurso escrito estuvo bien diseñado, con cifras nítidas y con una clara comprensión, el cual se adaptó perfectamente a la dinámica de una transmisión televisiva. Dio información dura, con estadísticas, con números y en muchos casos se los sabía de memoria.
5.- Imagen. Aunque parece superficial, es uno de los rubros más importantes, porque se trata de la primera impresión, la cual perdura en el imaginario social. Desde esa óptica, el priísta sabe identificar los públicos a los que se dirige y si esos asistentes son jóvenes buscará una empatía con ellos, al grado de quitarse la corbata y ponerse a bailar como ellos. Es una estrategia que está muy bien armada.
Los tres especialistas coincidieron en que el priista no trabaja solo, que hay detrás de él un equipo eficiente que se encarga de las investigaciones, de los datos y del diseño de los apoyos del discurso.
Así, cada que haya cámaras o grabadoras los priistas tendrán ante sus ojos a un “actor” que hará un monólogo y buscará impactar a quienes no lo conozcan, usando múltiples personajes y apostando a la debilidad de sus adversarios.
De esta manera, los militantes del tricolor no sólo tienen a un dirigente más que los conducirá a una de las elecciones más importantes para su futuro político, sino que tienen a un personaje histriónico que está marcando un estilo de hacer política.