Este sábado fueron enterrados los cuerpos de cuatro mineros de la zona carbonífera de Coahuila que murieron el martes en la explosión ocurrida en el pozo 3 de Binsa, ubicado en Sabinas, Coahuila, que dejó un saldo de 14 muertos y un menor herido.
Los cuerpos de Juan Carlos Escobedo Chávez y Santos Vallejo Ríos fueron sepultados en panteones de la ciudad de Sabinas, mientras los de Rogelio Robledo Esquivel y Hermilo Pérez Mandujano en el panteón de Minas Barroterán, municipio Múzquiz.
A los deudos se les ha permitido la velación de sus familiares por espacio de cuatro horas, debido al avanzado estado de descomposición, y en el caso de Juan Carlos Escobedo sus familiares pudieron estar junto a su féretro de las 8:00 a las 12:00 horas, expresando su dolor que en algunos casos se multiplica por tres.
Tal es el caso de una mujer que incontenible en su sufrimiento la víspera enterró en el mismo panteón de Santiago a su sobrino, este sábado a su yerno y aún está en espera de que saquen a su hijo.
La historia que se vivió el viernes con Julio César Sifuentes se repitió el mediodía de este sábado con Juan Carlos Escobedo, pues sus familiares caminaron a lo largo de 15 cuadras hasta el panteón de Santiago bajo un sol quemante y una temperatura de 38 grados centígrados.
Poco antes de las 13:00 horas llegó el cortejo fúnebre hasta el campo santo, y justo al lado de la tumba de César Sifuentes estaba destinada la fosa de Juan Carlos.
La ceremonia religiosa, al igual que el viernes, se inició con un canto de alabanzas cristianas, y después el mensaje que volvió a llenar de llanto los ojos de esa misma familia.
Y es que en el accidente minero murieron tres miembros de la misma familia y uno más de ellos se salvó, porque no fue a trabajar, debido a que amaneció con dolor de cabeza.
Sin embargo, el viernes enterraron a Julio César, este sábado a Juan Carlos que es esposo de la prima de Julio y en las próximas horas, una vez que sea rescatado su cuerpo, enterrarán a Juan Alberto Sifuentes, primo de Julio César.
Los familiares del occiso no hallaban consuelo y reclamaron a fotógrafos de los medios nacionales e internacionales que no efectuaran su trabajo.
“No estamos jugando, tengan respeto por nuestra familia”, expresaron los deudos, mientras que otra mujer decía “entendemos que es su trabajo, pero háganlo desde más lejos”.
El funeral continuó por espacio de varios minutos en el que esposa, hijos, madre, tíos, primos y amigos le lloraron, uno de ellos colocó sobre el féretro la playera del equipo favorito de futbol de Juan Carlos, el Santos Laguna, que quizás fue el último regalo que le hicieran.