El diario británico The Independent dio a conocer que tabacaleras estadounidenses y británicas añadieron deliberadamente a los cigarros sustancias químicas supresoras del apetito con la intención de atraer a personas preocupadas por su peso. Lo anterior fue revelado a través de documentos internos de la industria que van de 1949 a 1999.
El diario señala que los aditivos químicos son sólo una de las varias estrategias que estas compañías ocuparon por 50 años para convencer a la gente que fumar adelgaza.
En los informes, que por cierto están incompletos, las compañías Philip Morris y British American Tobacco salieron con raspaduras, al revelarse que adicionaron a los cigarros supresores del apetito, según los documentos utilizados durante algunos procesos judiciales en Estados Unidos. Otras cuatro compañías probaron con anfetaminas y óxido nitroso, mejor conocido como gas de la risa, pero debido a lo incompleto de la información se desconoce si tales químicos se llegaron a añadir a cigarros puestos a la venta.
Animal Político se dio a la tarea de recabar algunos de los casos que han causado polémica entre tabacaleras y consumidores.