Una mosca de cabello largo y bigote abultado vuela por el departamento de Copilco y se posa en una pared, intentando ser discreta, para no llamar la atención del hombre de cabello entrecano y vestido con prendas color café claro, que ve despuntar la mañana.
Es el 8 de abril año 2005 y el sujeto con ropa de presidiario es Andrés Manuel López Obrador, el aspirante a la Presidencia de México que espera paciente a que las autoridades lleguen por él, para ser recluido en un penal local tras negarse a acatar a la orden judicial que lo obligaba a devolver a un particular un extenso terreno que décadas antes le fue expropiado a su familia, en un proceso plagado de irregularidades en detrimento del patrimonio capitalino.
Y la mosca que vuela alrededor suyo, dejando tras de sí un penetrante olor a tabaco, es Lorenzo Hagerman , el cineasta y periodista que, un sexenio después, se frota las manos con las mismas ansias de un insecto diptérico ante el inminente estreno del documental “0.56%”, que resume los 21 meses en los que acompañó al entonces jefe de Gobienro del DF, entre las semanas previas al desafuero que enfrentó en los inicios de su pasada campaña presidencial, hasta el encumbramiento de su rival, el panista Felipe Calderón, quien obtuvo la Presidencia por la mínima diferencia porcentual a la que hace referencia el título del largometraje.
“Ya esta todo listo –afirma cinefotógrafo–, “0.56%” tuvo un gran recibimiento en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y actualmente compite en el Festival Documenta Madrid 2011 (al que llegó seleccionado de entre más de mil 100 trabajos de todo el mundo)… Se trató de una labor muy ardua, con más de 400 horas de filmación y una edición de casi cinco años, que dieron como resultado un documental objetivo y equilibrado, que no hace campaña en favor del protagonista, sino que lo muestra en un sentido casi antropológico”.
– ¿Qué hizo López Obrador aquel día, cuando supo que sus mismos detractores habían pagado su fianza y, así, evitaron que fuera encarcelado y se presentara como una víctima?
– Se fue a cambiar de ropa –ríe Haberman–, ya no pudo salir ante la prensa con su uniforme de recluso… ni modo…
La mosca
Excorresponsal de guerra en los Balcanes, impulsor de nuevos espacios para la difusión del documentalismo en Yucatán y profesor universitario en la Ciudad de México, Hagerman juega con un Marlboro entre sus dedos, ante la imposibilidad de prenderlo dentro del café de la colonia Roma al que llega procedente directamente de Mérida, donde radica. En la otra mano, sostiene con fuerza el encendedor que, pese a ello, brinca rápidamente al suelo, contagiado por la desesperación de no poder dar fuego al cigarrillo.
– ¿Por qué un documental sobre el López Obrador de hace seis años?
– Andrés Manuel es un personaje muy particular –explica Hagerman–: siendo de izquierda, en ese momento estaba lidereando las encuestas de preferencia en la contienda presidencial, oportunidad que nunca antes había tenido de forma tan clara este sector político; además, es una persona sumamente carismática, simpática y, claro está, polémica, que no sólo en 2006 sino también en los años transcurridos desde entonces, ha cambiado la lógica política a la que estaba acostumbrado el país; es alguien diferente, carismático, cuestionable, atractivo, muy complejo. Entonces, para 2005 ya se veía venir una historia importante en relación con la sucesión presidencial, un momento único en la historia de la democracia mexicana y había, pues, muchos elementos narrativos y cinematográficos que aprovechar.
Sin embargo, aclara que el proyecto fue planteado originalmente a todos los contendientes, pero sólo el tabasqueño aceptó que una cámara lo siguiera durante todo el proceso electoral, “como una mosca que vuela alrededor, que logra entrar en espacios íntimos, que presencia los hechos sin hacer ruido, sin intervenir en ellos.”
– ¿Cuál es el valor de ver en 2012 lo que pasó en 2006?
– En primer lugar, ambos momentos no deben verse como parte de dos historias distintas, lo que pase en 2012 será la consecuencia, la continuación, de lo que se hizo y lo que se viene haciendo desde hace seis años. Por eso “0.56%” puede ayudar a vernos a nosotros mismos, reflejados en una situación que amenaza con repetirse: hay que recordar que en 2006 la sociedad mexicana se polarizó gravemente; a pesar de no ser una sociedad ideologizada, la pelea que estaban dando los políticos fue adoptada por la gente, y en los mismos términos, no hay que olvidar que la historia de la sucesión presidencial terminó con los diputados golpeándose en la Congreso como si fuera una cantina, y el mismo nivel de distanciamiento veías a la gente en su trabajo, en las familias, entre los amigos.
Además, destaca el cienasta, “0.56% nos ayuda a ver cómo es un político mexicano de cerca, más allá de las conferencias de prensa y los actos públicos; cómo se hace política detrás de cámaras, cómo es que piensan, cómo reaccionan cuando tienen miedo, cuando están decididos, cuando saben lo que va a pasar. Porque no dejan de ser humanos y su comportamiento ante las circunstancias nos dicen mucho de lo que son”.
De esta forma, ejemplifica, puede verse a un López Obrador victorioso tras obligar a Vicente Fox a recibirlo en Los Pinos o prometiendo con tono de sinceridad que se retirará de la política si pierde la contienda presidencial; a Manuel Camacho Solís delineando en corto las estrategias previas y posteriores al desafuero; a Alejandro Encinas rojo de felicidad al ser nombrado jefe de Gobierno interino del la Ciudad de México, pero intentando mantener la compostura; así como a Felipe Calderón quien, aún en un ambiente para entonces desfavorable, mantiene un discurso triunfador.
“Existen documentales que son detectivescos –explica Hagerman–, otros que son de denuncia y otros meramente informativos, pero este es un documental de observación, que permite entender al otro, al político, y así también conocer un poco más sobre la forma en que funcionan las cosas, no sólo en relación con López Obrador, sino con toda la política mexicana, en relación con todos los partidos y todos sus líderes.”
Al aire
El camellón de la avenida Álvaro Obregón recibe sin quejas las volutas de humo, que el cineasta filtra a través de su mostacho, antes de soltarlas al viento. No deja de repetirse que ya está prácticamente detallada la promoción del documental, que “tiene que estar en las salas antes del verano, porque si no es así, las películas para chavitos acaparan todo”.
No se anima, sin embargo, a aventurar una fecha concreta para su estreno.
– ¿Esperas que levante polémica?
– Tengo muy claro que la sociedad está agotada por el bajo nivel que tuvo la contienda política, con campañas vacías que amenazan con volverse a repetir, lo cual ya se ve en el Estado de México, y está agotada también y por la forma en que los mismos medios de comunicación han polarizado las posturas de la gente, tratando de influir en el voto, y creo que cualquier sesgo, cualquier intento de jugar con la verdad, de maquillarla, va a cortar inmediatamente el interés de la gente, tan desencantada de por sí de la política, pero estoy convencido de que 0.56% demuestra un claro intento por mantener el equilibrio.
Algunos me han dicho que lo que pretendo es relanzar la imagen de Andrés Manuel, y otros me han dicho que voy a destruirlo, pero ambas posturas provienen de gente que está en los extremos del espectro político; sin embargo, entre quienes son más ecuánimes, menos pasionales, hay un consenso sobre el hecho de que la película mantiene en todo momento la objetividad y, más aún, de que resultará de importancia que sea vista justo en este momento, teniendo ya muy próximas las elecciones de 2012.
–¿Y López Obrador ha demostrado algún interés en verla?
Hagerman reflexiona su respuesta un instante.
– La verdad, no. No nos ha llamado, a pesar que la productora Lynn Fainchtein y yo le mandamos decir, a través de la gente con la que hicimos contacto inicialmente con él, que el día que quisiera se la podíamos enseñar, no hemos tenido ninguna respuesta… no sé por qué, pregúntenle a él –remata, con una sonrisa.
Por: Paris Martínez (@Paris_Martinez)