Un quinteto de metales suena en el callejón, un vendedor de galletas se coloca frente a ellos y los dirige con sus pinzas metálicas como batutas. Sobre la avenida Hidalgo, a unos pasos de Catedral, un grupo de huicholes entona sus rolas a ritmo de tololoche, acordeón, violín, guitarra y canto.
Son cientos los turistas que caminan por el Centro Histórico, algunos con cámara al hombro, otros con sus pequeños en carreolas, otros más, los menos, caminan y se besan. Así se vive parte del Festival Cultural en su edición 25 y la primera con el PRI de regreso en el Gobierno luego de 12 años.
Pero no todo es felicidad, en medio de la fiesta, el consulado norteamericano emitió una alerta pidiendo a sus paisanos abstenerse de visitar Zacatecas por considerarlo un lugar peligroso para su gente a causa de la violencia.
Y a dos días de emitida esa alerta, en pleno Viernes Santo, la Procesión del Silencio se convirtió en procesión de pánicoy es que cuando la marcha de penitentes pasaba cerca de la iglesia de Santo Domingo, una de las imágenes que era cargada se cayó y provocó que se tronaran los focos que la iluminaban. Ante el estruendo, centenares de personas se echaron a correr. Creyeron que se trataba de una balacera. La psicosis se hizo presente.
Al final de la jornada, el obispo Carlos Cabrero y el gobernador Miguel Alonso señalaron que nada había ocurrido, que el saldo de la procesión fue “blanco” y que sólo por el susto, algunas personas recibieron atención por crisis nerviosa.
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El gremio hotelero de la entidad pide al gobernador Miguel Alonso seguridad, pues lamentan que la falta de ésta provocó disminuciones en la ocupación respecto a otros años del 40 por ciento.
“Hubo gente que nos canceló reservaciones de última hora por temor, por la inseguridad, grupos que venían en camiones del Estado de México año con año ahora suspendieron”, informó Emilio Tafoya Serafín gerente del Hotel Argento Inn ubicado a una cuadra de Plaza de Armas, principal escenario del festival Cultural en pleno Centro Histórico.
“El Festival Cultural es de muy buena altura, pero mientras no se solucione la inseguridad, el turismo no va a repuntar, tenemos sólo 50 por ciento de ocupación en este tiempo de festival, los únicos días que vamos a tener lleno el hotel (70 habitaciones) será viernes y sábado santos, pero con dos días no podemos vivir todo el año”, dice el entrevistado.
El gerente hotelero desea que la seguridad implementada para el festival, que incluye vigilancia en los principales puntos carreteros y en la ciudad, se mantenga con el mismo rigor todo el año.
“Ojalá la seguridad se garantice no sólo para los turistas, sino para quienes vivimos aquí durante todo el año y no sólo ahora” señaló.
También plantea se genere productos turísticos atractivos fuera de la capital para garantizar que el turista pernocte tres noches promedio y no una como sucede en la actualidad.
Amanda Arellano gerente del hotel Santa Rita es contundente: La inseguridad nos está perjudicando, la gente tiene miedo a venir por lo que ven en la televisión sobre balaceras en Zacatecas, que aunque no son todos los días, la gente se queda con esa idea, incluso tuvimos varios casos de gente que suspendió reservaciones por temor.”
Y asevera que este año ha sido más complicado que los anteriores.
“Necesitamos seguridad en carreteras y vuelos comerciales, ya no hay aerolíneas que vuelen hacia acá”.
“Desgraciadamente nos está yendo peor que otros años. En Semana Santa viernes, sábado y domingo, estamos llenos, pero no vivimos con esos tres días, el promedio de ocupación en el año es de 52 por ciento.”
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El Festival Cultural empezó el 16 de Abril con un anuncio del procurador de justicia Arturo Nahle “el que cometa algún delito en estas fechas no se la va a acabar”. Y una semana atrás, ante diputados locales luego de una comparecencia del gabinete de seguridad, aceptó que la percepción de violencia incrementó del 20 al 80 por ciento.
Antes, Gustavo Salinas, director del Instituto Zacatecano de Cultura pidió a los delincuentes respeto por la fiesta.
El evento inaugural, el pasado 16 de Abril estuvo a cargo del tenor catalán José Carreras, quien tuvo que esperar la llegada de Enrique Peña, gobernador del Estado de México, para comenzar, y al término del recital subió al escenario junto con el gobernador Miguel Alonso Reyes para entregarle un reconocimiento por su brillante presentación.
El acto fue pasarela política pues además de Peña y su esposa Angélica Rivera estuvieron los gobernadores de Aguascalientes, Carlos Lozano de la Torre, y Fernando Toranzo Fernández, de San Luis Potosí.
“Por Peña Nieto, el inicio del Festival, se convirtió en un evento de élite para gente VIP y se marginó al pueblo”, comentó indignado un fotógrafo de prensa que ha cubierto por más de una década este evento.
Para el festival, al que se espera asistan unos 350 mil visitantes, todas las corporaciones policiales trabajan las 24 horas, el helicóptero de la Secretaría de Seguridad, recién adquirido, sobre vuela la zona y hasta un equipo C-16 de monitoreo y grabación vigila estas 2 semanas que son las más importantes en materia turística.
Incluso los soldados de la 11 Zona Militar han hecho suyas las azoteas de Catedral, el Congreso y otros edificios emblemáticos para salvaguardar la tranquilidad de los asistentes en todos los eventos masivos, en especial durante los conciertos estelares de Plaza de Armas donde han pasado artistas como Raphael, Sasha Sokol, Air Supply y el grupo de rock español Jarabe de Palo.
“Para nada el festival es para la élite, es del pueblo, sólo en la inauguración se apartaron lugares para gobernadores y empresarios muy importantes del país de quienes se busca inviertan en Zacatecas para que generen empleos, pero de ahora en adelante no habrá apartados, si algún funcionario quiere buen lugar tendrá que llegar temprano”, dijo Gustavo Salinas, director del Instituto de Cultura del Estado.
Aún faltan presentaciones de artistas como, Tania Libertad, la cantante española Rosario, José Feliciano, Spyro Gyra y la clausura con el cantautor español Joan Manuel Serrat, programado el 30 de abril como evento de clausura, la gente espera que la burocracia no acapare los lugares de preferencia. “Ya superamos la vara alta que nos dejó el anterior Gobierno”, presume Salinas al detallar que hoy gastaron 15 millones de pesos menos que Amalia García el año pasado.
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De pronto entre la gente un pareja de rubios con tatuajes en antebrazos y espalda camina mirando al cielo y con la cámara apuntando hacia los edificios barrocos del centro de la ciudad.
Él alista el click; ella, lo abraza de la cintura. Queda la foto, se plantan un beso y continúan su camino.
La imagen me recordó al sacerdote Jesús López de Lara, que a sus 50 años como clérigo experto en arte sacro solía decir “para conocer Zacatecas hay que mirar al cielo”, señalaba en referencia a las maravillas que uno puede encontrar si detiene la mirada y el corazón en los edificios históricos.
Los turistas detienen el paso ante los puestos de artesanía que se extienden a lo largo del corredor de Los Portales, ahí se ven telares, máscaras de apaches, alebrijes como arco iris de arte huichol y hasta libros de cocina tradicional.
Abajo, sobre la banqueta, aparecen vendedores de dulces regionales.
Un turibús se abre paso, mientras por alta voz se da una explicación del teatro Fernando Calderón.
Y las notas de tango de un cuarteto de músicos vestidos de negro mantienen en el asombro a un grupo de mujeres que a falta de pareja marcan el ritmo con los pies, pasa alguien más y deposita una moneda estuche abierto al suelo para recolección de la sobrevivencia.
¿Por qué no traen un disco? pregunta una chica al grupo. “Si tenemos pero no lo trajimos”, responde el vocalista.
Así, el festival de la cultura, aunque sea por unos días rompe con la monotonía habitual de la capital, acostumbrada a que los días pasen lento, a las manifestaciones de exbraceros, maestros y campesinos, y a las conferencias que de restaurante en restaurante suelen ofrecer los políticos para desde la taza de café ofrecer soluciones que nunca aplican aunque sí pregonan.