En un drástico endurecimiento de su posición contra la brutal represión de Moamar Gadafi contra los manifestantes antigubernamentales, el gobierno del presidente Barack cerró la embajada en Trípoli e intervino en Estados Unidos todos los activos del gobierno de Libia, del líder libio y de cuatro de sus hijos.
El cambio en la táctica después de una semana de cautela fue adoptado inmediatamente después de que Estados Unidos tuvo la certeza de los estadounidenses salían salvos y seguros por aire y mar de ese país norafricano que sufre un baño de sangre.
“Bajo cualquier circunstancia, el gobierno de Moamar Gadafi ha violado las normas internacionales y la decencia elemental, y hay que hace que rinda cuentas”, afirmó Obama en un comunicado la noche del viernes al anunciar las sanciones.
Las medidas, indicó, fueron concebidas para concentrarse en el gobierno de Gadafi y evitar que los activos del pueblo de Libia sean saqueados por el régimen. El objetivo directo es la familia de Gadafi, que al parecer ha amasado una enorme fortuna durante los 42 años del régimen ese esa nación rica en petróleo.
El presidente condenó “la persistente violación de los derechos humanos por el gobierno libio, el trato brutal a su pueblo y amenazas atroces”.
“Gadafi, su gobierno y sus aliados cercanos adoptaron medidas extremas contra el pueblo de Libia, incluido el uso de armas de guerra, mercenarios y la violencia de matones contra civiles desarmados”, dijo Obama
El gobierno estadounidense era objeto de intensas presiones para que asumiera con más firmeza la postura internacional de condena a Gadafi, quien desató una oleada de ataques a tiros contra los opositores que están determinados a terminar con su gobierno.
Diversos grupos de milicianos leales a Gadafi deambulan por las calles de Trípoli disparando al azar en una acción que ha dejado un número indeterminado de muertos. Algunas voces hablan de centenares o millares de muertos, mientras parece crecer la desesperación de Gadafi ante la pérdida de extensas partes del país a manos de los rebeldes.
Ante esa situación la Casa Blanca se había contenido mientras había aún estadounidenses en Libia, pese a las críticas dentro y fuera del país a su respuesta que era vista carente de fuerza. Esa situación cambio el viernes después de los exitosos desalojos del personal de la embajada y otros ciudadanos en un avión fletado y en un transbordador hacia Malta.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Jay Carney, anunció en rueda de prensa en la tarde del viernes, poco después de que el vuelo con el último personal de la embajada estadounidense partió de Libia, que las sanciones estaban en proceso de redacción. Carney dijo que “la legitimidad (de Gadafi) se ha reducido a cero a los ojos de su pueblo”.
Horas más tarde, la Casa Blanca difundió una orden ejecutiva firmada por Obama con detalles de las sanciones.
Estados Unidos decidió congelar de inmediato todos los activos del gobierno libio depositados en bancos y otras instituciones estadounidenses.
Los castigos se aplican también a los activos de Gadafi, de tres hijos —su aparente heredero Seif al-Islam, Khamis y Muatassim — y una hija, Aisha. La orden instruye a los secretarios de Estado y del Tesoro para que identifiquen a otros individuos que sean altos funcionarios del gobierno libio, hijos de Gadafi y otras personas involucradas en la violencia.
El subsecretario para el terrorismo en el Tesoro, Stuart Levey, dijo que a juicio de autoridades habría “sumas sustanciales de dinero” que serán intervenidas mediante la orden. Declinó mencionar una cifra.
AP*