CNDH, obligada a abrir nuevas oficinas regionales
El miedo a las balas obliga a actuar. Los abusos de las fuerzas federales en la guerra contra el narcotráfico, así como los secuestros y asesinatos de inmigrantes han forzado a que la Comisión de Derechos Humanos planee la apertura de cinco oficinas regionales que se sumarían a las 10 ya repartidas por la república. Todas, en ciudades donde el crimen organizado ha trastornado la vida.
La última vez que la CNDH se vio obligada a tomar una decisión similar fue en 1995. En aquel año, bajo la presidencia de Jorge Madrazo Cuéllar, el organismo abrió una oficina en Coatzacoalcos, Veracruz. Ahora, en 2011, el presidente Raúl Plasencia Villanueva espera que a finales de marzo, la Comisión esté presente en Torreón, Coahuila; La Paz, Baja California; Atoyac de Álvarez, Guerrero, Ixtepec, Oaxaca, y San Luis Potosí.
Desde la sala de consejo de la CNDH, al sur de la Ciudad de México, Plascencia Villanueva conversa con Animal Político. Reconoce que la situación del país “se ha ido complicando en los últimos meses” y eso amerita una mayor presencia de su personal.
Para este año, el presupuesto de la Comisión aumentó en 24%. Cerca de 2 mil 900 millones de pesos. Parte de esos recursos públicos, asegura el Ombudsman, se han destinado reforzar las oficinas ya existentes.
Actualmente, además de Coatzacoalcos y el Distrito Federal, la CNDH tiene presencia en Tijuana, Baja California; Nogales, Sonora; Reynosa, Tamaulipas, Tapachula, Chiapas; Villahermosa, Tabasco y Mérida, Yucatán Eso significa que tienen cubierto 34% del territorio nacional y que, con la inauguración de las nuevas sedes, el porcentaje aumentaría a 50.
Una Comisión ‘manca’
Pero tener cubierta la mitad del País no significa necesariamente un triunfo. En Ciudad Juárez la representación del organismo es insuficiente ante la problemática que vive la zona.
En el aniversario de la matanza de Villas de Salvárcar, en la que 15 jóvenes fueron muertos por las ráfagas del crimen organizado, diversos activistas hicieron notar que, ante los abusos de las fuerzas federales, la oficina de la CNDH se ha quedado ‘manca’. La razón: La oficina regional atiende únicamente asuntos que competen a la quinta visitaduría, enfocada a los abusos cometidos contra migrantes. Para ser escuchados por otros asuntos del ámbito federal, los juarenses deben llamar a la sede en la Ciudad de México.
Tal como ocurre en Juárez, todas las oficinas regionales que existen hasta ahora, están ligadas a la quinta visitaduría. Si bien los abusos, extorsión, secuestro y muerte de inmigrantes no deben desdeñarse, ya no son los únicos flagelos.
“Pedí presupuesto para fortalecer la Comisión de Derechos Humanos, no solamente con presencia institucional, sino con presencia personal y recursos materiales pues, en efecto, en un lugar como Ciudad Juárez, o en un estado como Tamaulipas, es evidente que no se alcanzan a desahogar los asuntos”, reconoció Plascencia Villanueva.
Tierras del miedo
La urgencia de las nuevas oficinas es irrebatible. Los municipios en que la CNDH enclavará sus nuevas sedes son, todas, tierras donde reina la inseguridad y el temor de la población.
Torreón y la zona conurbada de La Laguna ha pasado de ser una zona tranquila, a un sitio donde se debe convivir con tiroteos diarios y convoyes del Ejército rondando por las calles soleadas. Casi 800 personas murieron sólo en 2010.
Una transformación similar ha ocurrido en Atoyac de Álvarez, Guerrero. Anteriormente, un municipio que vivía de la agricultura y el turismo, hoy se ha convertido en tierra de secuestros y asesinatos de políticos y presuntos delincuentes. Para muestra, el asesinato del líder del PRI en aquel municipio, Régulo Cabrera Andrade, a escasos días de las elecciones para Gobernador.
Ixtepec, Oaxaca es también zona ‘caliente’. El sacerdote y defensor de derechos humanos Alejandro Solalinde ha calificado al lugar como “capital del secuestro de migrantes”. La Nochebuena del año pasado se confirmó el rapto de 40 personas de las que, hasta ahora, nada se sabe.
No obstante, el mapa de las violaciones a derechos humanos crece más rápido que la cobertura de la Comisión. En estados como Tabasco, donde según el informe 2010 de la CNDH, se cometieron cerca de 150 violaciones, aún no se proyecta una sede regional. Lo mismo ocurre en Durango, Zacatecas o Jalisco. Los abusos de criminales y de servidores públicos corren a mucho mayor velocidad que la protección.
