Desde la captura de sus tíos (Benjamín Arellano Félix y Javier Arellano Félix), Fernando Sánchez Arellano asumió las riendas de la organización criminal que desde hace 25 años controla el tráfico de las drogas en California, Estados Unidos.
En la foto que difundió la Agencia Antidrogas de ese país (DEA), en enero de 2009, aún tiene la cara de un joven de 20 años y un parecido físico a todos los miembros de la familia. La misma cara redonda de Benjamín, la nariz algo achatada de Ramón, así como los ojos pequeños y la piel rubia de Eduardo. Las autoridades en México calculan que tiene entre 35 y 37 años de edad y presumen que es hijo de Enedina Arellano Félix, quien en EU es considerada junto con Manuel Aguirre Galindo, El caballo, los operadores financieros de este Cártel del narcotráfico que a mediados de la década de los ochentas se asentara en la ciudad de Tijuana, Baja California.
La historia del Cártel
En sus inicios, el liderazgo del clan estuvo en manos de Benjamín y Ramón Arellano Félix. El primero llevaba las operaciones financieras de la organización, y además de cerrar los tratos planeaba los envíos de cargamento de droga a Estados Unidos, mientras que el segundo se desempeñaba como brazo ejecutor de la violencia.
La crueldad con la que Ramón asesinaba a sus víctimas fue conocida por los tijuanenses que cada vez con mayor frecuencia eran testigos de la violencia que le imprimía a sus crímenes: lo mismo desataba balaceras en concurridas discotecas que en la vía pública. Fue quien involucró en su negocio a los hijos de reconocidos políticos y empresarios locales. Esta generación a la que el periodista y fundador del Semanario Zeta de Tijuana, Jesús Blancornelas, llamó los narcojuniors, estaba integrada entre muchos otros por Edgardo Leyva Escandón, un sobrino del exgobernador de Baja California, Xicoténcatl Leyva Mortera.
Benjamín, por su parte, era frío y de bajo perfil. Así lo demostró cuando estuvo prófugo y era buscado por el FBI en EU. Por más de 10 años vivió con su familia tranquilamente en San Diego, California, y San Antonio, Texas y las autoridades de aquel país nunca notaron su presencia.
La muerte de Ramón Arellano, ocurrida el 10 de febrero de 2002 en Sinaloa, así como la captura de Benjamín un mes después en Puebla, sólo demostró que lejos de desmoronarse, el Cártel Arellano estaba más sólido que nunca y con millonarios dividendos. Javier Arellano Félix, El Tigrillo, ocupó el rol de Ramón, pero cuando éste fue capturado en 2006, el control de la organización recayó en sus hermanos Enedina y Eduardo, así como en su sobrino Fernando Sánchez Arellano, El Ingeniero. Los dos primeros en el rol que desempeñó Benjamín y el segundo en el que lo hacían sus tíos Ramón y Javier.
La nueva generación
Otro Arellano en el Cártel, fue el título de la nota periodística que en abril de 2008 el Semanario Zeta de Tijuana publicó en la portada de su edición 1770. En el texto, el rotativo con más de 30 años de trayectoria, de los cuales más de 15 lo ha hecho documentando la violencia que ha desatado el Cártel Arellano Félix en la región, reveló que Fernando Sánchez Arellano, sobrino de los hermanos Arellano Félix, era la persona que estaba dirigiendo a este grupo criminal tras la captura de su tío El Tigrillo.
De acuerdo con las investigaciones del equipo de redactores de Zeta, tres fueron las razones que permitieron que Sánchez Arellano fuera el operador natural del clan: la captura de Javier Arellano; el hecho de que su madre y su tío Eduardo residentes de Los Ángeles, no pudieran cruzar la frontera con México regularmente, y ser un familiar directo de los líderes del grupo.
El mismo año que el Semanario reveló la identidad del sucesor del clan, el nombre de Fernando Sánchez comenzó a sonar más fuerte entre los Tijuanenses. En la ciudad comenzaron a ser más constantes los enfrentamientos armados y las ejecuciones entre las células que dirigía El Ingeniero y Teodoro García Simental, El Teo, un exsocio de los Arellano, que aliado con el Cártel de Sinaloa, los quiso sacar del negocio. En los diarios locales era una práctica constante leer cómo supuestos sicarios al servicio de El Teo le dejaban mensajes escritos en cartulinas a los cuerpos de las víctimas que asesinaban. Los mensajes señalaban que todo aquel que trabajara para El Ingeniero correría con la misma suerte.
Tras la captura de Eduardo Arellano Félix en octubre de 2008, El Ingeniero tomó un rol más determinante dentro de la organización ahora dirigida por su madre y él. Muestra del nuevo rol es que dos meses y medio más tarde de la captura de Eduardo, la DEA dio a conocer el rostro de Fernando y señaló que era el nuevo Jefe de la organización criminal.
A diferencia de sus cinco tíos, por quienes llegaron a ofrecer una recompensa de hasta cinco millones de dólares, por el joven Sánchez Arellano no ofrecieron ningún tipo de gratificación económica.
En México fue hasta marzo de 2009 que la Procuraduría General de la República (PGR) ofreció una recompensa de 30 millones de pesos para lograr su captura. Además de estar relacionado con decenas de asesinatos en Tijuana, se le acusó de delitos contra la salud, delincuencia organizada y tráfico de armas.
De bajo perfil
La captura de su enemigo El Teo en enero de 2010, así como la detención de los más cercanos colaboradores del narcotraficante, benefició a la organización que dirige Sánchez Arellano, pues los enfrentamientos armados y las ejecuciones que protagonizaban ambas organizaciones disminuyeron. Esto fue tomado como una especie de “tregua” entre las autoridades de Baja California, quienes públicamente señalaron que las cerca de mil muertes cometidas entre 2008 y el 2009 por ambos grupos criminales, los habían debilitado.
El 2010, sin embargo, fue el año que más muertes ha registrado la Procuraduría de Justicia del Estado en Tijuana desde que el Cártel de los Arellano se asentó en esta localidad fronteriza. Son más de 640 crímenes investigados por la dependencia, de los cuales según las recientes cifras publicadas en la página de Presidencia, 472 estaban vinculados directamente con la delincuencia organizada. Eso significa que 7 de cada 10 de las muertes fueron ordenados por los grupos del narcotráfico que operan en la ciudad bajo las órdenes de Sánchez Arellano y de un familiar de El Teo, quien ahora funge como el nuevo vínculo del Cártel de Sinaloa.
Lo único que cambió tras la captura de El Teo fue la forma de operar de las células del narcotráfico, pues a diferencia de los enfrentamientos armados y las ejecuciones masivas que se presentaban a plena luz del día, muchos de los crímenes del 2010 se cometieron en caminos solitarios, en calles no transitadas y en la madrugada, como era la forma de operar de los Arellano, antes de que García Simental les reclamara a punta de pistola más espacio del lucrativo negocio que han controlado por más de 25 años.
Arellano company
Para cualquier organización del narcotráfico en el mundo, controlar el mercado de consumidores de droga en California, EU, representa un cotizado botín que nadie quisiera dejar escapar. En las encuestas que salieron publicadas en el 2010 previo al referéndum del 2 de noviembre en el que finalmente se prohibió el cultivo, la venta y el consumo de mariguana en ese Estado, se mencionaba que la mitad de los 38 millones de californianos, es decir 17 millones, habían probado alguna droga.
Un mapa elaborado en el 2008 por el Departamento de Justicia de Estados Unidos informa que eran cuatro las organizaciones del narcotráfico mexicanas que controlaban el mercado de las drogas en el vecino país: los cárteles del Golfo, Juárez, Arellano Félix y el de la Federación (en ese entonces conformado por los hermanos Beltrán Leyva, la organización de Joaquín El Chapo Guzmán Loera e Ismael El Mayo Zambada), quienes, según los norteamericanos, tenían presencia en 189 localidades de la Unión Americana.
De los cuatro grupos, los Arellano Félix eran los que mayor presencia tenían en California –considerado dentro de EU el que mayores índices de consumo de drogas tiene en sus estadísticas-. El documento revelaba que la familia Arellano trabajaba en los condados de Calexico, Chula Vista , Sacramento, Stockton, Tulare, Porterville, Goshen, San Diego y Los Ángeles- Pero también los ubicaron en Nueva York, Las Vegas, Minneapolis, Pennsylvania , New Jersey , Ohio, Seattle y Massachusetts. En suma, 20 localidades de EU, siendo su principal negocio el trasiego de cocaína colombiana y mariguana mexicana.
Enemigo sin rostro
Las millonarias ganancias que sin duda perciben los Arellano por la venta de droga en EU les ha permitido a sus miembros fundadores tejer una red criminal con la que han logrado esconderse por más de 15 o 20 años sin ser detectados por las autoridades de México y el vecino del norte. El pasado 18 de enero, el nombre de Fernando Sánchez Arellano volvió a ser noticia cuando el periódico Reforma publicó una nota en que señalaba que la PGR contaba con fotos recientes del buscado personaje. Se trataba de una imagen bajada a su vez de un video de Youtube que circulaba desde el 2009 con la etiqueta “Sánchez Arellano Abogados” y en el cual se observan las fotografías de un joven muy parecido a la imagen del chico de 20 años que difundió la DEA.
La nueva fotografía fue subida en el sitio de recompensas de la PGR, pero tras la difusión que se le dio, el joven que aparecía en la imagen acudió a las oficinas de la Procuraduría en la ciudad de Ensenada, Baja California, de donde es originario, y aseguró que él no era Sánchez Arellano.
Aparte, declaró que el video fue parte de una broma que le jugaron sus amigos por el parecido físico que tenía con el líder del Cártel.
No habían pasado 48 horas de la noticia cuando la PGR en voz de su vocero Ricardo Nájera señaló que todo se trató de un error, por lo que habían decidido retirar la imagen de la página de recompensas. En una entrevista a W radio que le hizo León Krauze, Nájera reconoció que actualizar las imágenes de El Ingeniero no fue “lo ideal” y lanzó un argumento que sólo demostró que los investigadores de la dependencia no tienen idea de cómo es físicamente actualmente el nuevo líder del Cártel Arellano a sus más de 35 años de edad, ni cuál su ubicación exacta. “La decisión de publicarla no vino de nosotros, la decisión de publicarla llegó a través de las redes sociales”, declaró el Vocero.
Del mismo modo que actuaran sus tíos Benjamín, Ramón y Eduardo Arellano Félix, El Ingeniero es la muestra de que los altos dividendos que deja el tráfico de cocaína y la mariguana le permite pasar inadvertido ante los ojos de los servidores públicos encargados de investigar a los capos de las drogas sobre todo si estas autoridades en vez de optar por la investigación científica y el rastreo de las finanzas, pretenden combatirlos a través de las “redes sociales” en internet.