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La tregua ficticia del PRD <br>Segunda parte
La tregua ficticia del PRD <br>Segunda parte
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La tregua ficticia del PRD <br>Segunda parte

24 de diciembre, 2010
Por: Brenda Herrera
@WikiRamos 

La fragilidad del PRD de cara a la elección de su dirigencia nacional puede palparse. A pesar de sus acuerdos de unidad, nadie garantiza apoyar al exgobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas, y el tema de las alianzas para los comicios estatales del 2011 son un hierro caliente.

Carlos Navarrete, senador del PRD, y Leonel Godoy. Foto: Cuartoscuro.

En el Consejo Nacional se aprobó que la renovación de la dirigencia sea por votación calificada de las dos terceras partes de este mismo órgano. Ello obliga a las corrientes, por lo menos a las cuatro más numerosas –NI, ADN, IDN y FNS- a llegar a un acuerdo para nombrar a la nueva cúpula partidista.

Para evitar mayores conflictos, Marcelo Ebrard y  Leonel Godoy propusieron desde hace un par de meses al exmandatario michoacano Lázaro Cárdenas Batel fungir como nuevo presidente del PRD. Así, se convertiría en el fiel de la balanza entre el grupo de Ortega y sus seguidores (ADN, FNS e Izquierda Renovada en Movimiento, la incipiente corriente del jefe del gobierno en el partido) y el G-8, y sería también un interlocutor con los dos aspirantes a la Presidencia de la República, pues hasta ahora no hay diálogo entre el partido y López Obrador.

Encinas y Jesús Zambrano. Foto: Cuartoscuro.

El plan ha sido avalado por los opositores de Ortega,  pero no por los seguidores de éste. Jesús Zambrano, otro de los líderes de Nueva Izquierda y a quien se menciona como uno de los posibles  candidatos a ocupar la secretaría general, no consiente: “No es verdad que haya unanimidad en ir a buscar a Lázaro para ver si es que quiere, primero hay que armar la mesa de negociaciones y poner nombres sobre la mesa y compromisos que deberán hacerse para dirigir al partido y de estrategia política. Si no hay eso, sobre qué bases tendría entonces la presidencia, no sobre las bases de andar viendo quién quiere sino quién debe dirigir al partido”.

Advierte además que ni su corriente ni sus aliados han renunciado a la posibilidad de repetir en la presidencia del partido porque el G- 8  cuenta apenas con la tercera parte de los órganos de dirección y  es poco probable que  tengan una presencia mayor en la militancia del partido.

Héctor Bautista. Foto: Cuartoscuro.

Alternativa Democrática Nacional, otro grupo aliado de Ortega, tampoco se casa con la idea de que un personaje alejado del partido, al menos en los últimos años, asuma la presidencia. El senador Héctor Bautista opina que si las corrientes muestran disposición a resolver los verdaderos problemas del partido como la política de alianzas, la dirigencia del PRD puede ser ocupada por Cárdenas Batel o cualquier otro.

“Yo espero que esa sea la gran diferencia, lo otro con voluntad creo que podemos encontrar un acuerdo para que todos se sientan incluidos, a lo mejor no como ellos piensan o quieran porque de alguna u otra manera hay proporcionalidad en este partido”, afirma.

Hasta ahora, Lázaro Cárdenas Batel no ha aceptado públicamente la posibilidad de contender por la presidencia del partido. Una de las razones, según ha dicho su padre y fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, es porque no quiere ser acotado por las corrientes internas. Incluso planteó la posibilidad de que su hijo tuviera facultades plenas para elegir a los miembros de la Comisión Política, lo cual ha sido rechazado incluso por el G-8 que impulsa la candidatura del exgobernador.

“Los órganos se eligen de acuerdo a los estatutos, no los eligen las personas”, revira Dolores Padierna, mientras que Ricardo Ruiz sostiene: “Esa es una visión presidencialista que no funciona en el partido, no. Que alguien ponga un equipo funcionó en algún momento cuando el ingeniero (Cárdenas) estuvo (en la dirigencia), pero ya hay en el partido otras condiciones.  El partido tiene que decidir y sí puede haber propuestas de Lázaro me parece que eso tiene que haber, que él pueda opinar en torno a cuadros que puedan acompañar pero tiene que ser decidido por el conjunto del partido, si no, no tiene sentido”.

Lázaro Cárdenas Batel. Foto: Cuartoscuro.

De lograrse un acuerdo para nombrar a Lázaro Cárdenas Batel como nuevo dirigente del PRD, la disputa entre los bloques se trasladaría a la secretaría general  y a otros cargos desde donde se puedan inclinar las decisiones para elegir candidatos y  definir la política de alianzas para el 2011 y  sobre todo  2012. El fantasma de la fractura persiste.

Política de alianzas

La posibilidad de mantener alianzas electorales con el PAN en el estado de México y Nayarit es uno de los puntos de mayor controversia entre los dos bloques del PRD y ni siquiera en los  grupos internos hay coincidencia.

NI no descarta la posibilidad de un acuerdo con Acción Nacional ni siquiera para el 2012, sobre todo si se trata de un candidato ciudadano. Su aliado, Alternativa Democrática Nacional, plantea que sea el candidato del PRD a la presidencia quien defina la política de alianzas.

“Yo he hecho una propuesta, en tanto que las alianzas no es un asunto  de principios sino de táctica electoral y más en los estados, para que se pudieran llevar a cabo en 2011 y en 2012 y que la defina quien sea nuestro candidato con el respaldo de las direcciones estatales y nacionales”, sostiene Bautista.

En el G-8 tampoco hay unanimidad en este punto. Dolores Padierna y su grupo, que en el pasado apoyaron las alianzas con el blanquiazul en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, no cancelan de tajo esa posibilidad a contrapelo de lo que opinan férreos opositores como Martí Batres o Carlos Sotelo.

“Las alianzas amplias eran para 2010 y así se platicaron, no es alianza sí o no, es si hay condiciones que las permitan. Si hay candidatura que unifique a todos o si no hay candidatura que no unifique ni al propio PRD o a las izquierdas no va haber nada… Yo no veo posible que se repita el esquema del 2010”, apunta la esposa de René Bejarano.

El acuerdo del Consejo Nacional recién avalado establece que en la sesión de los próximos 14 y 15 de enero se convocará a una nueva reunión, a más tardar en el mes de febrero en la que se emitirá un resolutivo que incluya los plazos y modalidades para definir la política de alianzas, entre ellos el Consejo Nacional, el Congreso Nacional o vía referéndum o plebiscito.

Para algunos este tema es el centro del debate entre los dos bloques en que se dividió el PRD, pero también constituye un buen pretexto para conseguir espacios en la nueva conformación de la dirigencia.

“No tenemos pretextos en la política, me parece que el asunto de la política de alianzas es un asunto de contenido que tenemos que discutir y por lo tanto no debiera mezclarse con aceptar una determinada política de alianza a cambio de que le dé tales o cuales espacios dentro de los órganos de dirección  o de los cargos de elección popular. Me parecería muy mezquino de quien lo planteara de esa manera. Nosotros ni lo vamos a plantear ni lo vamos aceptar”, advierte Jesús Zambrano.

Las alianzas son también motivo de ruptura entre los principales aspirantes a la Presidencia de la República y de Andrés Manuel López Obrador con el PRD. La coalición de los partidos que integran el Diálogo por la Reconstrucción de México (PRD, PT y Convergencia) está cuando menos  descarrilada en el Estado de México y el tabasqueño recorrió varios municipios de la entidad no sólo para externar su rechazo a los acuerdos con el blanquiazul sino para denostar a la actual dirigencia, la de Jesús Ortega, su otrora coordinador de campaña.

Para Ortega es cuando menos cuestionable es que López Obrador se oponga a las alianzas con el PAN y no haya dicho una sola palabra para criticar estos acuerdos en  Oaxaca, donde Gabino Cué fue impulsado por el partido del presidente Felipe Calderón. Reprocha también que quien fuera líder moral del PRD no apoye a los candidatos de este partido en Baja California Sur donde no  hay coalición con Acción Nacional.

En cambio, para Marcelo Ebrard las alianzas son una oportunidad de crecimiento para el PRD y para su candidatura, por ello las aprueba y las promueve. Calculan sus colaboradores que cada estado que ganen los colocará en mejor posición para competir por la  nominación a la Presidencia de la República y esperan que en algún momento el PAN, al no tener aspirantes con altos niveles de preferencia electoral, terminen sumándose a su candidatura.

En el tema de las alianzas electorales no hay nada resuelto. Hasta los más escépticos como el propio Cuauhtémoc Cárdenas han abierto esa posibilidad; recientemente declaró que “a  menos que fuera con un candidato del PRD y con el programa del PRD, y quien quiera votar por el candidato y el programa del PRD, bienvenido”.

Agenda pendiente

La agenda de asuntos pendientes en el PRD es amplia, por ahora sólo hay disposición de llegar a acuerdos. No hacerlo sería “terrorífico” de cara a los procesos electorales venideros, alerta Ricardo Ruiz, y apunta: “El peligro  (de ruptura) está presente, si en aras de resolver un asunto ideológico se pretende que las tribus pueden nuevamente juntarse y decidir quiénes van a un lado y a otro, va a ser una rebatinga, si no lo hacemos bien, no haremos bien lo que sigue, la elección de candidaturas”.

Pero antes de elegir a su abanderado rumbo a la Presidencia de la República, el PRD deberá responder por los resultados electorales en tres estados: Baja California Sur, Guerrero y Michoacán.

Leonel Cota. Foto: Cuartoscuro.

En Baja California Sur, dos de sus principales activos, Leonel Cota y Marcos Covarrubias  no sólo se fueron del PRD sino que asumieron la candidatura por otros partidos; Cota como abanderado de Nueva Alianza a la presidencia municipal de Los Cabos y Covarrubias por el PAN al gobierno del estado.

En Guerrero, la campaña de Ángel Aguirre no es apoyada por un grupo de perredistas encabezados por el actual gobernador, Zeferino Torreblanca, y en  Michoacán las preferencias de este partido van disminuyendo sobre todo ante la detención y acusaciones de presuntos vínculos con el narcotráfico que pesan sobre  alcaldes, funcionarios y diputados como Julio César Godoy Toscano.

Así, parece que el PRD está lejos de consolidar la anhelada unidad partidista y de conseguir el principal objetivo de las fuerzas políticas: ganar elecciones.

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Imagen BBC