Ya estamos en la época más aterradora (y divertida) del año y si buscas ideas de disfraces para Halloween 2023, hay un montón de tendencias para que te vuelvas la estrella de tu fiesta.
Las tendencias de disfraces del 2023 están inspiradísimas en algunas de las películas más populares del año (obviamente Barbie y Ken están ahí), así que olvídate de ponerte tu máscara de Scream que usas cada año.
Y también sabemos que comprar un disfraz ya hecho puede ser caro, por eso te decimos también cómo armar la vestimenta completa para tu fiesta de disfraces y así te ahorres algunos pesos que puedes gastar en otras cosas.
Además, todas las prendas para estos disfraces las encuentras fácilmente en tu tienda de ropa favorita o en tiendas en línea como Amazon, Mercado Libre, etc, pero te recomendamos checar varias opciones para encontrar los precios más baratos.
Siguiendo el lema de la famosa muñeca de “sé lo que quieras ser”, para convertirte en una Barbie podrías inspirarte en cualquiera de sus cientos de estilos, aunque si vas por algo icónico, puedes aprovechar el look de la “Barbie patinadora”.
Para este disfraz necesitas un traje de baño con un estampado ochentero o noventero, unos biker shorts (o shorts de ciclista), unos calentadores de piernas, rodilleras, coderas, un visor y tus patines en línea (no te preocupes, puedes omitirlos si no sabes patinar).
Ahora que si vas con tu pareja -o simplemente quieres mostrar tu Kennergy-, para el disfraz de Ken basado en la película necesitarás un abrigo de piel (falsa, por favor), unos pantalones joggers negros, lentes de sol cuadrados, unos guantes sin dedos negros, un paliacate negro y un collar con un caballo.
Si Barbie fue la pelí más popular del año, Oppenheimer se quedó cerquita, entonces tal vez te quieras disfrazar como el padre de la bomba atómica para hacer estallar la pista de baile.
Para disfrazarte como el científico necesitarás un traje café, una camisa azul celeste, un sombrero tipo fedora, una pipa de madera y, si quieres, le puedes agregar una gabardina.
Este es uno de los disfraces clásicos que nuevamente está de moda para 2023 gracias al estreno de Saw X.
Si lo quieres armar, únicamente necesitas un traje negro, camisa blanca, moño rojo, máscara de Jigsaw (que venden en cualquier tienda en línea o de disfraces), unos guantes blancos y le puedes agregar una peluca negra.
La película animada del año también es una de las opciones que debes considerar para este 2023 si vas en pareja.
Tanto para Mario y Luigi necesitarás un overol de mezclilla, una playera de manga larga roja o verde, guantes blancos, bigote falso y un gorro de tu personaje favorito.
Por último, la pareja (no oficial) del año también merece un puesto en las tendencias de los mejores disfraces del 2023.
Para vestirte como Tay Tay necesitarás una playera blanca (puede ser de la marca Luberlin como la que usa ella o alguna de tu preferencia), unos shorts rojos con lentejuelas, unos lentes de sol en forma de corazón y tu sombrero tipo fedora.
Si elegiste ir como Travis Kelce puedes comprar su jersey de los Chiefs de Kansas City (aunque los oficiales son MUY caros) o un jersey genérico de futbol americano rojo, unos guantes blancos de futbol americano, y unos pantalones blancos de futbol americano.
En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump más ambicioso y en México gobierna una mujer. Una coyuntura desafiante para dos países que se necesitan.
México es quizás el país más afectado en el mundo por lo que ocurre en Estados Unidos.
Las razones son de toda índole: por la frontera de 3.000 kilómetros que comparten, porque es su mayor socio comercial, porque millones de familias tienen miembros en ambos países.
Pero si es el más afectado por razones estructurales, también lo es por razones coyunturales.
Donald Trump fue elegido este martes como nuevo presidente de Estados Unidos en parte gracias a su agenda agresiva hacia México, la cual incluye altos aranceles a las importaciones desde ese país y la deportación de mexicanos indocumentados que estén en territorio estadounidense.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quiso calmar los ánimos en su conferencia de prensa del miércoles: “No hay motivo ninguno de preocupación (…) México siempre será un país independiente y soberano. Va a haber buena relación. No competimos entre nosotros, nos complementamos (…) Hay mucha unidad y mucha fortaleza de la economía mexicana”.
Sin embargo, las señales de alarma están prendidas.
“Para Sheinbaum va a ser un desafío enorme”, dice Juan Gabriel Tokatlián, doctor en relaciones internacionales. “Si esta política de desalojar migrantes es llevada a cabo y si hace un proteccionismo a ultranza concentrado en Estados Unidos, va a ser una situación muy complicada para México”.
Estos son los cuatro ámbitos sobre los cuales va a girar la compleja relación entre México y Estados Unidos durante los próximos 4 años.
El miércoles, el peso mexicano registró su peor marca en dos años, de casi 21 pesos por dólar, debido a la victoria de Trump.
Aunque la devaluación es una tendencia normal en países emergentes tras las elecciones en la primera economía del mundo y fue en principio una caída menos drástica de lo esperado, los inversionistas extranjeros creen que las restricciones comerciales prometidas por Trump pueden afectar el desempeño de la economía mexicana.
Por varias razones.
Las remesas que los mexicanos en Estados Unidos envían cada mes a sus familiares son uno de los pilares de la economía de consumo de este país: están, según cifras oficiales, entre el segundo y tercer mayor ingreso después del turismo y las ventas del petróleo.
Esa fuente de ingresos se puede ver afectada por las deportaciones y los aranceles de Trump.
En campaña, el republicano también dijo que piensa imponer aranceles del 25% a las importaciones de México si el país no detiene el tráfico ilegal de migrantes.
También aseguró que va a sancionar el transbordo de productos chinos a través de México e imponer una tarifa de 500% a los automóviles producidos por empresas chinas en México.
Según el centro de estudios Capital Economics, un arancel del 10% a los productos importados de México significaría una reducción del 1.5% del PIB mexicano.
Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, la guerra comercial con China benefició a México, ya que empresas que producían allá acercaron sus fábricas a EE.UU. radicándolas en el país latinoamericano.
Gracias a esto, el año pasado México se convirtió en el mayor importador a Estados Unidos del mundo, entre otras razones porque goza de un Tratado de Libre Comercio que facilita la importación de productos de un país a otro.
El TLCAN, asimismo firmado con Canadá, tendrá que ser ratificado en 2026 por los tres países.
Aunque en 2020 Trump accedió a firmarlo, lo más probable es que ahora lo use como mecanismo de negociación frente a dos de sus grandes obsesiones: la batalla comercial con China y la migración.
“La pregunta es qué tipo de proteccionismo quiere Trump: si es concentrado en Estados Unidos, sin contemplar a Canadá y México, o si lo hace con ellos pero evitando la triangulación con China”, explica Tokatlián.
El otro gran eje de la relación bilateral va a ser la migración.
Trump prometió deportar un millón de migrantes indocumentados al año y dijo que va a reanudar la construcción del muro fronterizo entre los dos países.
Ambas promesas son difíciles de cumplir, según expertos, porque son costosas y pueden afectar a la economía estadounidense, que en parte depende de la mano de obra migrante.
Sin embargo, con que solo una parte de la “deportación masiva” prometida se realice ya hay razones para la preocupación en México.
Se estima que 5 millones mexicanos están en Estados Unidos en situación irregular.
“México va a insistir en el diálogo y va a informar lo que ya está haciendo”, dice Yanerit Morgan, una diplomática y académica mexicana.
Para evitar los aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a detener migrantes y logró reducir el flujo de personas que ingresaba a Estados Unidos.
“Sheinbaum va a seguir con esa política, pero va a tener que fortalecer mucho la red consultar en Estados Unidos, no solo por las deportaciones, sino por el trato a los mexicanos allá”, dice Morgan.
La nueva mandataria mexicana ha insistido en que la migración transnacional debe ser atendida a través de soluciones sociales en los países de origen, una iniciativa que en principio no aparece en el manual trumpista.
A la ecuación se añade el complejo tema del tráfico ilegal de drogas.
Más de 80.000 personas murieron en Estados Unidos el año pasado por cuenta del fentanilo, un potente opioide que se produce y trafica desde México.
Trump prometió que va a bombardear los laboratorios de fentanilo en México, bloquear los puertos mexicanos que transporten sus precursores y designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
Ninguna de estas iniciativas ha sido comentada por Sheinbaum, pero al menos en principio suenan como medidas que en México tocarían la sensible fibra de la injerencia.
En julio, la relación bilateral entró en crisis debido a la detención en Estados Unidos del capo mexicano Ismael “El Mayo” Zambada. La operación no fue notificada al gobierno mexicano y eso generó disgusto en el Palacio Nacional.
Aunque los dos gobiernos tendrán mandatarios nuevos cuando Trump se juramente en enero, el tema inevitablemente va a ser abordado con este antecedente y bajo la preocupación histórica mexicana, aunque marcada en este gobierno, de proteger su soberanía.
Todo lo anterior va a depender de la relación que entablen los jefes de Estado, quienes, en principio, son muy destinos: él, conservador y capitalista, ganó en parte gracias a su rechazo de lo que llama “feminismo radical”; ella, de izquierda y crítica del neoliberalismo, tiene una profunda preocupación por la causa feminista.
En los dos años y medio que AMLO y Trump coincidieron se estableció una relación cordial, pragmática, proclive a la negociación, que dejó a muchos sorprendidos por sus diferencias ideológicas.
AMLO llegó a escribir un libro titulado “Oye, Trump” en el que explicaba la importancia de los migrantes para Estados Unidos y proponía medidas no policiales para atender la migración.
Los expertos esperan que Sheinbaum mantenga el pragmatismo de su antecesor. Antes de las elecciones ella dijo en que va a trabajar con quien quiera que ganase.
“Sheinbaum tiene suficiente carácter como para tener un diálogo interesante, importante, horizontal con él. Ella llegó con un fuerte apoyo popular y eso es algo que Trump no puede negar”, dice Morgan.
La relación bilateral ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primer mujer presidenta, una “progresista” y “ambientalista”, que goza de un notable apoyo popular. Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante.
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