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¡Allá marchamos y aquí, hoy, bailamos! Una crónica del 8 de marzo en Santa Martha Acatitla
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¡Allá marchamos y aquí, hoy, bailamos! Una crónica del 8 de marzo en Santa Martha Acatitla

Entre la Organización Comunitaria por la Paz (OCUPA) y  el grupo musical de mujeres “Las Reinas del Dolor” decidimos hacerles saber a las mujeres privadas de la libertad en Santa Martha Acatitla que acá afuera muchas mujeres no nos olvidamos de ellas y que no están solas.
15 de marzo, 2024
Por: Olivia León Huacuja

Hace cuatro años, el 8 de marzo de 2020, se hizo viral la foto de una cartulina pegada en un penal femenil: “No se olviden de nosotras”. 

Tuit de la UNAM sobre una foto de la cárcel de mujeres de San Miguel, donde se lee: No se olviden de nosotras.

Entre la Organización Comunitaria por la Paz (OCUPA) y  el grupo musical de mujeres “Las Reinas del Dolor” decidimos hacerles saber a las mujeres privadas de la libertad que acá afuera muchas mujeres no nos olvidamos de ellas y que no están solas.

El pasado viernes 8 de marzo fuimos a Santa Martha, en donde hay alrededor de mil mujeres privadas de la libertad. Como en casi todos los penales, más de la mitad de las internas aún no tiene sentencia. Nos recibieron después de que ellas mismas organizaron su propia marcha dentro de las instalaciones con pancartas y consignas, para visibilizar sus necesidades y derechos. 

Entrar a Santa Martha Acatitla es una moneda tirada al azar. Todo depende del humor de quienes viven ahí; a veces quieren tomar nuestros talleres de literatura, a veces prefieren ir a hacer deportes. Los grupos normalmente son pequeños porque dependen de sus intereses. Pero este 8 de marzo la mayoría de las mujeres que vive en Santa Martha se reúnen en la explanada principal. Por primera vez, “las de azul” (sentenciadas)  con “las de beige” (procesadas) están juntas para un evento inusual: un concierto con una gran  producción  en estas instalaciones. María aprovecha para vender tamarindos y dulces. Liz vende 10 bolsitas de papitas en su primer corte.

El repertorio musical va marcando el humor de las asistentes. Las reinas del dolor, preparadas para las olas de emociones que saben llegarán, apuntan que este día se vale de todo: llorar, reír, cantar, callar, bailar. Ni bien lo dicho, el ambiente se llenó de brazos al viento. La primavera y las jacarandas moradas ya están en Santa Martha. Fue más o menos así / vino blanco, noche y viejas canciones…

Risas entre sí. Amigas que cruzan miradas, cómplices de aquellos días desesperados y llenos de historias de dolor y de alegría. La voz de Tania, una de las vocalistas, llena el espacio, coreado por las mil asistentes. Sube el sonido. Siiii, para enamorarme ahora / volveráááá a mí la maldita primaveeeera… Puños en el corazón y ojos cerrados. Me hace daño solo a míííí…

Internas de Santa Martha Acatitla con el puño en alto en el concierto de las Reinas del Dolor del 8 de marzo de 2024.
Foto: Guillermo Luque.

Samy carga a un bebé con cuidado, su nombre es Cristina. Su mirada fija en el bultito con cobija amarilla entre sus brazos, dando doble pasos lentos mientras tararea Quién como túúú La eterna voz de Ana Gabriel reproducida por las cientos de mujeres con cien historias, cada una sobre la amistad, la familia, el amor y el desamor, la soledad y la compañía. Cientos de historias compartidas que rodean a la bebé de Samy. Ahí, de pie y con ritmo, me contó que entró al penal y un mes después nació Cristina, en la enfermería de Santa Martha. Desde entonces ha elegido a tres mujeres con las que comparte la maternidad. Solo a ellas permite que carguen a su tesoro más preciado. Me presenta a Ana. Ana tiene unos brazos que mecen a Cristina tan rico, que es la única que la puede hacer dormir. Samy, Ana, Ju y Elizabeth, sentadas en la misma mesa, atentas y arrobadas ante Cristina. Miradas de amor, de ternura secreta, de cuidado y compasión en un lugar en el que esta maternidad será compartida. Ellas son todo lo que Samy tiene y en quienes confía la vida y la de su bebé. Noche a noche por tu amor / soy gaviota sin guarida / subo y bajo sin control, prisionera de tu amor, como barco a la deriva… Ana y su pareja Ju alternan conmigo conversación y coros a media voz de la “Leona dormida”.

Lágrimas caen sin control en las camisetas y en el piso, ante la emoción. Del otro lado del patio, una mujer se levanta y se aleja del grupo. No hay canción que no se sepa. Que despertamos abrazados / con ganas de seguir amándonos / pero es que en realidad no aceptan nuestro amor, canta fielmente. Quiere estar sola, pero hay visitas que la abrazan, que le dan servilletas, que murmuran palabras y la dejan con sus emociones.

Las Reinas del Dolor se adueñan de Santa Martha con el repertorio permisivo de emociones. Cuando las asistentes gritan  “¡No se vayan!”, Halo, la vocalista, aclara: nosotras venimos a tocarles a ustedes, así que aquí estaremos un buen ratito. Las mujeres aplauden y festejan la decisión avalada por la directora del penal, Adriana Villeda Salazar, a quien las internas quieren y respetan muchísimo. Se escucha entonces el teclado delicado de Sandy Castillo. Tú me hiciste sentir que no valía, se entona mientras entra lentamente al auditorio. Hay intercambio de miradas entre el público. Algunas sonrisas cómplices. Y mis lágrimas cayeron a tus pies, responde el coro de voces de las mujeres, de pie y listas para soltarse el cabello. Silencio corto para mirarse en el espejo y no hallarse, por ser sólo lo que alguien quería ver.

Y me solté el cabello, me vestí de reina… Pasos coquetos de las asistentes en sus lugares, divertidas y aireadas entre ellas. Me puse tacones, me pinté y era bella… Algunas asistentes se toman de las manos y otras desde sus lugares saltan contagiadas de una felicidad emanada desde el escenario y que regresaba duplicada hacia las generosas Reinas del dolor.

Fue entonces cuando Paola Zavala y Silvana Carranza subieron al escenario y desde OCUPA dijeron lo que sabemos: que ellas tardan en recibir sentencia más tiempo que los hombres; que por los mismos delitos reciben penas más altas; que tienen menos visitas. “Las morras no nos olvidamos de ustedes. Allá afuera también marchamos con ustedes”.

Las lágrimas de felicidad no se ven en este video, pero sí se escuchan los aplausos y la afirmación compartida. “Queremos decirles que el 8M salimos a marchar. Sabemos que no estamos todas allá afuera. Nos faltan todas las mujeres que están privadas de la libertad y hoy por eso venimos con ustedes. No están solas, mucha gente allá afuera pensamos mucho en ustedes, estamos con ustedes y trabajamos para ustedes”.

Las internas de Santa Martha Acatitla hacen peticiones en el concierto de las Reinas del Dolor del 8 de marzo de 2024.
Foto: Guillermo Luque.

La fiesta sigue con una rola especial, porque aquí se van a cantar todas las que se pidan. Baile y alegría mezclada con lágrimas, y la sabiduría que da las canas: Es que mira, míralas a todas. Es como si la música fuera la libertad. Gracias, Reinas del Dolor, por hacer esta libertad posible, aún en el encierro.

Concierto de Las Reinas del Dolor en Santa Martha Acatitla el 8 de marzo de 2024.
Foto: Guillermo Luque.

Lilia García / Batería

Viviana Velázquez / Bajo

Sandy Castillo / Teclado

Tanya Maldó / Voz

Zoilé / Guitarra y Dirección musical

Halo Izardiu / Voz y productora

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Imagen BBC
La multimillonaria estafa de las “vacas virtuales” que sacude a Uruguay, uno de los países más ganaderos del mundo
9 minutos de lectura

Miles de inversores apostaron a colocar sus ahorros en lo que creían que era engorde de ganado en Uruguay. Pero la realidad era muy distinta.

17 de junio, 2025
Por: BBC News Mundo
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Un prominente empresario que se suicida, cientos de millones de dólares que se desvanecen, miles y miles de supuestas vacas de las que no existen ni los huesos y una de las mayores estafas que Uruguay jamás haya conocido.

“Engordamos tus ahorros. Invertí en el negocio más seguro de la historia”, proclamaba Conexión Ganadera, empresa pionera en fondos de inversión ganaderos en el pequeño país sudamericano en el que por cada tres personas hay 10 vacas.

Pero lo que prometía ser un negocio sin fisuras acabó siendo un esquema Ponzi, una estafa piramidal a la que se investiga por presunto lavado de activos a gran escala.

El escándalo le explotó en la cara al país más vacuno del mundo y desnudó las carencias de un sistema de identificación de cada animal del que Uruguay se jactaba como único en el planeta.

¿Cómo se llegó a eso? Esto es lo que ocurrió.

La génesis del engaño

Conexión Ganadera nació en 1999.

Captaba fondos de inversores –principalmente locales y argentinos– con la promesa de ser el nexo con productores rurales.

El inversor ponía el dinero, Conexión Ganadera compraba el equivalente a ese dinero en vacas y se las cedía temporalmente a un productor para que las engordara.

A cambio, el inversor –que no necesitaba tener ningún conocimiento agropecuario– recibiría un porcentaje fijo de rentabilidad.

En sus inicios ofrecía más del 20% anual en dólares. Últimamente las tasas oscilaban entre el 7% y el 11% anual en divisa estadounidense, dependiendo del monto de la inversión y el plazo.

Vista aérea de un campo con vacas en Uruguay
Reuters
La producción ganadera en Uruguay es parte de la esencia del país desde antes de ser un estado independiente.

Al cabo de determinado tiempo, el animal crecía lo suficiente como para ser vendido –por un precio muy superior al que se había pagado– por lo que el productor agropecuario obtenía una suculenta diferencia con la que pagar el arriendo del campo más insumos, costos laborales y demás, y quedarse con su ganancia.

O al menos eso era lo que decían.

“La vaca siempre tuvo la nobleza de producir lo suficiente para que el inversor no perdiera con este sistema”, afirmaba en 2023 Pablo Carrasco, uno de los dueños de la empresa, en una presentación ante clientes.

“Esto es ganar-ganar, y 24 años alcanzan para que uno esté seguro de que eso es así”.

Hasta ese momento la firma siempre había cumplido con sus pagos.

Pero no faltaba mucho tiempo para que el desfalco quedara expuesto y se supiera que la cantidad de ganado que debían tener no estaba.

¿Se compró alguna vez? Si así fue, ¿adónde fue a parar? La justicia uruguaya lo está investigando.

Un esquema Ponzi

A comienzos de 2025, Conexión Ganadera anunció que no podría cumplir con los pagos a sus 4.300 clientes con inversiones por US$400 millones, ya que solo tenía US$150 millones en activos.

Un contador contratado por la empresa para estudiar su situación financiera dijo públicamente que “sin haber empezado con un esquema Ponzi, terminó como un esquema Ponzi”.

Es decir, en su visión, comenzó siendo un negocio legítimo que después sostuvo sus pérdidas con la captación de nuevos fondos para pagar a los inversores más antiguos.

“La única forma de mantener esto era que nueva gente diera plata para pagar los intereses y así no se caía el esquema”, le dice a BBC Mundo el abogado Leonardo Costa, uno de los litigantes.

Eso sucedía pocos meses después de que otras dos compañías del mismo rubro comunicaran la cesación de pagos y dejaran sin su dinero a miles de pequeños inversores que sumaban unos US$100 millones.

Tres trabajadores rurales arriando una vaca en un campo en Uruguay.
AFP/Getty Images
La mayor parte del ganado en Uruguay crece al aire libre y se alimenta de pasturas.

Tras la caída de esas empresas, uno de los dueños de Conexión Ganadera, Gustavo Basso, decidió acelerar hasta 211 kilómetros por hora cuando manejaba su Tesla por una carretera uruguaya y estrellarse contra maquinaria vial al costado de la ruta.

Murió en el acto. Las computadoras y cámaras del Tesla fueron investigadas y un fiscal determinó que se trató de una “acción voluntaria”.

Cuando su socio, Pablo Carrasco, debió dar explicaciones a los inversores por no devolverles su dinero, dijo que desconocía lo que sucedía en la compañía, que él solamente se ocupaba de la parte ganadera y que el hombre detrás de la estafa era Basso.

Basso ya no podía defenderse.

“Un encantador de serpientes”

Martín Fablet (62 años) comenzó a invertir parte de sus ahorros en Conexión Ganadera en 2011.

Además de empresario, Fablet es una personalidad de la radio y televisión uruguaya. Un periodista agropecuario compañero en la AM Sarandí le hizo conocer el producto de inversión y lo acercó a Basso.

“Era un encantador de serpientes”, piensa ahora, sin demasiadas esperanzas de recuperar los US$270.000 que puso en lo que creía que eran vacas.

En todos estos años, a Fablet le surgieron dudas del negocio. No le cerraban los números de rentabilidad que le pagaban.

“No puede ser que dé esa guita (plata), porque tengo amigos que tienen campo y no les da ese número”, le decía al cofundador de Conexión Ganadera.

Dos vacas a contraluz durante el atardecer en un campo en Uruguay.
AFP/Getty Images
Si bien está muy establecida la actividad pecuaria en Uruguay, los productores locales afirman que la rentabilidad del sector no supera el 3,5% anual en dólares.

Los conocedores del negocio decían que no llegaban ni a la mitad de rentabilidad que la ofrecida por la sociedad Basso-Carrasco.

Fablet tuvo varios encuentros con Basso y le planteó su desconfianza, incluso se reunió con él y con contadores que llevó para que les explicaran cómo hacían para tener semejantes márgenes de ganancia, pero el empresario ganadero siempre se las ingeniaba para convencerlo de que, con su modelo de negocios, era posible.

El sistema de trazabilidad

Uno de los pilares sobre los que se erigió la estafa fue el sistema de trazabilidad del ganado uruguayo.

El país sudamericano se jacta desde hace años de haber implementado un método que permite saber dónde está cada una de sus vacas desde que nace hasta, inclusive, el plato donde se sirve en forma de bife.

En una de las orejas de la vaca se le pone una etiqueta analógica y en la otra una digital, ambas codificadas para saber de qué vaca se trata.

Una vaca con una etiqueta digital, llamada caravana, en su oreja.
AFP/Getty Images
Cada vaca en Uruguay debe estar identificada con etiquetas en sus orejas, conocidas como caravanas.

Esto complementa la identificación con la marca a fuego y los documentos de propiedad.

Para los inversores de estos fondos ganaderos, ese código era la certeza de que había una vaca registrada a su nombre ante el Ministerio de Ganadería.

Sin embargo, la investigación judicial constató que en muchos casos esas vacas no estaban.

“Era ganado virtual, no existía”, dice Felipe Caorsi, un asesor en finanzas uruguayo que investigó el accionar de estos fondos.

Una bandeja con cortes de carne vacuna envasada que tienen un código QR para obtener su trazabilidad, y delante una persona sostiene con su mano un teléfono y apunta con la cámara a uno de esos códigos.
AFP/Getty Images
El país sudamericano se jactó durante años de tener un sistema que permitía incluso a los consumidores escanear un código QR y saber dónde se había criado el animal hasta llegar al frigorífico.

Tal vez nunca se habían comprado, tal vez alguna vez existieron pero ya habían pasado a faena, o tal vez terminaron en alguno de los tantos embarques de ganado en pie que Basso envió a Turquía, le cuentan a BBC Mundo fuentes del caso.

La investigación judicial halló identificadores -que debían estar en las orejas del ganado- guardados en cajas.

Y el sistema de rastreo vacuno al milímetro resultó basarse en declaraciones juradas que podían ser falseadas para hacer creer que había vacas donde no las había.

“Cuando ibas al Ministerio de Ganadería a ver dónde estaba tu ganado, de los 500 bichos que tenías figuraba que tenías 200. ‘Che, Gustavo, tengo 200 bichos, ¿y los 500? Ah no, lo que pasa es que hubo un movimiento, dejame ver’. Y al otro día entrabas a la página del Ministerio de Ganadería y estaban los 500 bichos. Yo no sé qué manejos hacía”, le dice Fablet a BBC Mundo.

El método Conexión Ganadera

Conexión Ganadera había logrado una alta reputación en el mercado uruguayo.

Pablo Carrasco era la cara más visible. Participó durante años en un prestigioso programa periodístico radial en el que debatía de política y sociedad, al tiempo que se mostraba como un empresario exitoso con proyectos ambiciosos.

“Los roles estaban bien separados. Carrasco era la imagen, el personaje que hacía vendible el producto. Gustavo Basso captaba dinero”, indica Caorsi.

Reconocidos políticos, profesionales y hasta sacerdotes les creyeron e invirtieron sus ahorros en su esquema.

Un hombre con una marca de hierro encendida fuego en una mano y un mate en la otra, con un termo bajo el brazo.
AFP/Getty Images
Además de las caravanas y los documentos de propiedad, una marca a fuego con un diseño único para cada propietario muestra quién es dueño de cada vaca.

“La gente confiaba como si le estuviera dando su dinero a un banco. Te decían ‘deposité mi dinero'”, explica Nicolás Ghizzo, abogado de un grupo de víctimas.

Y el negocio se fue agrandando tanto que otros emularon el modelo, aunque no fuera posible pagar lo que se prometía.

Esto a pesar de que la ganadería tradicional en ese país se ha financiado con capital propio, con el sistema bancario y con proveedores, y no con fondos ganaderos, explica a BBC Mundo el presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Rafael Ferber.

Tanto Conexión Ganadera como los otros fondos de inversión del sector no eran controlados por el Banco Central de Uruguay porque, ante una advertencia del organismo regulador, modificaron los contratos para que no pareciera una inversión financiera, sino productiva.

¿Dónde está la plata?

De las inversiones que recibían, un alto porcentaje no era destinado a la compra de ganado como se estipulaba en los contratos, sino que fueron derivadas hacia otros fines, según se desprende de la investigación del fiscal.

“La mayoría de los inversores, el 70%-75%, no tienen un solo animal”, señala Juan Pablo Decia, otro de los abogados de un grupo de víctimas.

Según Caorsi, Basso desvió fondos de Conexión Ganadera a inversiones personales como un frigorífico, préstamos a otro frigorífico, compra de tierras, autos de alta gama, inversiones inmobiliarias y cuentas bancarias en el exterior.

“Hay dinero aparentemente en el exterior que también sería de los inversores y que no habría sido contemplado en el número inicial (de activos)”, señala el abogado denunciante Ignacio Durán.

“Cuando hicimos una ampliación de denuncia dimos información de una cuenta en un paraíso fiscal, en Andorra”, agrega.

Tres hombres sostienen una vaca mientras un cuarto hombre marca su cuero con una marca de hierro hirviendo.
AFP/Getty Images
Un alto porcentaje de las vacas que Conexión Ganadera sí tenía no estaban marcadas.

“Son unas 30 empresas satélite. Eso fue lo que la Fiscalía les informó a los abogados de los damnificados”, apunta Santiago Alonso, otro de los letrados que denunció a los empresarios.

Caorsi denuncia que existieron contratos de inversión apócrifos. “Fuimos a buscar a las personas y nos encontramos que algunos sabían y habían prestado su nombre para el contrato, en otros casos era gente que no sabía que estaba su nombre ahí”, relata.

Agrega, entonces, que la cantidad de damnificados no sería de 4.300, como había comunicado Conexión Ganadera inicialmente, sino la mitad, por US$220 millones.

En la primera de las causas que se inició en este sector, la de Grupo Larrarte, la justicia uruguaya imputó a su titular, Jairo Larrarte, por los delitos de estafa, apropiación indebida y liberación de cheques sin fondos.

¿Podrán recuperar las víctimas algo de su dinero? De momento es incierto.

“Hablando con otras personas, las veo demolidas. Y sé que hablando con los abogados les dicen ‘si no me conseguís la plata, me voy a tener que suicidar’. Me da miedo”, expresa Fablet.

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