Del director inglés Ridley Scott es la película Napoleón (Estados Unidos-Reino Unido, 2023) con guión de David Scarpa. Se presenta como una particular construcción histórica de la vida del emperador de Francia, el corzo Napoleón Bonaparte (Joaquin Phoenix).
La película no se propone ofrecer una biografía sino es una mezcla de realidad y ficción, para presentar la epopeya, con algunos rasgos históricos, de un gran personaje. El abordaje que se hace de Josefina de Beauharnais (Vanessa Kirby), la emperatriz consorte, tampoco es una biografía.
Hay un cuidado especial del director en reconstruir las grandes batallas en las que participó Napoleón. En la película se ofrecen seis de estas. Como las que tuvieron lugar en la vida real son grandes carnicerías, los efectos especiales de sonido reproducen el ruido de los cañones y de las balas con gran realismo.
Los historiadores señalan que Scott, a pesar de todo, omite muchas batallas fundamentales de Napoleón, como la Guerra de la Independencia, la campaña de Austria de 1809 y las campañas de 1813 y 1814, que se omiten por completo. En la batalla de Waterloo, que sí se describe con detalle, se omite el papel de los ejércitos holandés y alemán.
Es falso, como otras muchas cosas en la película, la escena donde Napoleón y Wellington se encuentran y platican a bordo de un barco antes de que el emperador sea llevado preso a la isla de Santa Helena. Y en todas las batallas están prácticamente ausentes los mariscales de campo de Napoleón, que siempre desempeñaron un papel clave en todas sus campañas militares. No hay ninguna referencia a la guerra en España.
El historiador Paul du Quenoy critica la descripción que hace Scott de las tácticas de las batallas de Napoleón que, entre otras cosas, nunca dirigió personalmente una carga de caballería, como se le muestra haciéndolo en Borodino y Waterloo.
La película presenta a Napoleón disparando contra las pirámides de Giza, lo que nunca sucedió. La egiptóloga Salima Ikram señala que este tenía en gran estima a las pirámides, que utilizó como motivación para sus tropas. Scott defendió su descripción como “una forma rápida de decir que Napoleón estaba en Egipto”. Scott ante las muchas críticas de los historiadores siempre encuentra una salida como la anterior.
Las omisiones más graves de esta ficción, que no es una biografía de Napoleón, tienen que ver con su pasión por la literatura y el pensamiento de la Ilustración, que está muy lejos del soldado ignorante y violento que presenta Scott. Hay un consenso entre los historiadores de descalificar la película por sus muchas imprecisiones y falsedades. El Napoleón del director inglés está muy lejos del personaje histórico.
El director defiende su trabajo argumentando que el compromiso con la precisión histórica podría obstaculizar la narrativa y su impacto emocional. En conversación con The Times, expresó con ironía: “Cuando tengo problemas con historiadores, pregunto: “Perdone, ¿estuvo usted allí? ¿No? Pues cállate la boca”.
La película es, sin duda, una gran superproducción con miles de extras que participan en las batallas, con gran fotografía, sonido, efectos especiales y vestuario. El guión de David Scarpa poco tiene que ver con el Napoleón de la historia y sí mucho con la creación de esta particular ficción de carácter biográfico.
Napoleón
Título original: Napoleón
Producción: Reino Unido-Estados Unidos, 2023
Dirección: Eidley Scott
Guion: David Scarpa
Fotografía: Dariusz Wolski
Música: Martin Phipps
Actuación: Joaquin Phenix; Vanessa Kirby, Tahar Rahim; Rupert Evertt (…)
Esta es la información que hay sobre el nuevo misil balístico de alcance intermedio lanzado por Rusia y la señal que intenta enviar Putin a Ucrania y Occidente al decidir utilizarlo.
Cuando un misil impactó en la ciudad ucraniana de Dniéper en la madrugada del 21 de noviembre, al principio no se sabía mucho, ni siquiera de qué tipo de proyectil se trataba.
Pavel Aksenov, experto militar del servicio ruso de noticias de la BBC, analizó las evidencias en torno a este misil y qué mensaje intentaba enviar al usarlo el presidente ruso, Vladimir Putin, a Ucrania y Occidente.
Putin declaró que el ataque a la ciudad de Dniéper en el este de Ucrania se llevó a cabo mediante “un nuevo misil convencional de alcance intermedio” con el nombre en código Oreshnik.
Aunque Ucrania lo niega y afirma que posiblemente fuera un misil Kedr, no hay muchas posibilidades de que se trate de ese tipo de arma.
El lanzamiento de un misil balístico a semejante distancia no puede pasar desapercibido, especialmente en una región que muchas agencias de inteligencia observan de cerca.
El misil es claramente visible durante el vuelo, en particular la llama ardiente que sale del motor del cohete, que puede ser captada por satélites y aviones de reconocimiento.
Los gases de escape de los misiles, que a menudo se observan durante las pruebas o los ejercicios, permiten aprender mucho y conocer las características de los distintos cohetes.
Los analistas pueden deducir aún más estudiando los datos de lanzamiento de un nuevo misil.
Aunque las agencias de inteligencia occidentales no han publicado sus conclusiones, es probable que tengan una idea bastante precisa del tipo de misil.
Por su parte, expertos y comentaristas en medios y redes sociales han elaborado sus propias teorías basadas en otras pistas.
La versión más repetida es que Rusia adaptó el misil balístico intercontinental experimental (ICBM) Rubezh para ataques de alcance intermedio.
En su declaración, Putin aseguró que el misil estaba equipado con una “carga útil hipersónica no nuclear” y que sus ojivas “atacaban objetivos a una velocidad de Mach 10, es decir, de 2,5 a 3 km/s“.
La ausencia de una ojiva nuclear era evidente, aunque su velocidad hipersónica se ha puesto en duda.
En su informe sobre misiles nucleares balísticos, la organización no gubernamental Centro para el Control de Armas y la No Proliferación ofrece una cifra inferior: 3.200 km/h, casi 900 m/s.
Es muy difícil interceptar ojivas que viajan a tales velocidades.
Este misil tenía una ojiva separable, y es esto lo que causó más confusión entre los expertos.
Un video grabado en el momento del impacto en Dniéper muestra seis clústeres de objetos cayendo al suelo, de los que cada uno contiene aproximadamente seis puntos brillantes. Se considera una cifra bastante elevada para un misil de este tipo.
Sin embargo, no se observaron explosiones en el suelo, lo que indica que los puntos brillantes podrían ser submuniciones cinéticas.
Estas pueden variar en tamaño y son esencialmente proyectiles metálicos que intentan destruir el objetivo utilizando la energía cinética liberada durante el impacto que, debido a la alta velocidad, puede ser significativa.
Varias fuentes indican que el misil fue lanzado desde el polígono de pruebas de Kapustin Yar en la región de Astracán en Rusia.
En ese caso, el alcance del misil en este lanzamiento sería de entre 800 y 850 kilómetros.
Vladimir Putin se refirió al Oreshnik como un misil de alcance intermedio. El rango de este tipo de misiles suele oscilar entre 1.000 y 5.500 kilómetros, aunque estas son solo cifras oficiales y el misil puede dispararse a distancias más cortas.
Lo más probable es que el Oreshnik que mencionó Putin se desarrollara en el Instituto de Tecnología Térmica de Moscú (MIT).
En Rusia hay dos entidades que desarrollan misiles balísticos de esta clase: el Centro de Cohetes Makeyev y el MIT.
El primero se centra en misiles de combustible líquido, que son pesados, se lanzan desde silos y tienen un alcance muy largo. Por ejemplo, el rango oficial del misil Sarmat es de hasta 18.000 kilómetros.
El Instituto de Tecnología Térmica de Moscú se especializa en la creación de misiles más pequeños con motores de combustible sólido que se proyectan desde lanzaderas móviles.
Estos misiles son más ligeros, tienen ojivas más pequeñas y vuelan distancias más cortas. Por ejemplo, el misil Yars tiene un alcance de 12.000 km.
Lo más probable es que un misil como el que impactó en Dniéper sea obra del MIT.
Este centro ya había creado antes misiles similares, como el RSD-10 Pioneer, que estuvo en servicio desde la década de 1970 hasta que entró en vigor el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF por sus siglas en inglés) en 1988.
En ese momento, todos los misiles y lanzaderas de alcance intermedio y más corto de la URSS y EE.UU. fueron destruidos y ambas partes acordaron no producir, probar ni desplegar tales proyectiles en el futuro.
El Tratado INF expiró en 2019, por lo que el desarrollo de este tipo de misiles -al menos en cuanto a su aplicación práctica- habría comenzado después de esa fecha.
En ese momento, el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, anunció que Rusia tenía la intención de crear un sistema de misiles terrestres de alcance medio para 2020. Aunque esto no sucedió, el proyecto siguió su curso.
Uno de los últimos desarrollos del MIT es el RS-26 Rubezh, un misil balístico intercontinental. Según información extraoficial, su rango es de entre 2.000 y 6.000 km, por lo que apenas supera los límites de alcance del INF.
El MIT lo desarrolló incluso antes de prescribir el tratado. Según la agencia estatal TASS, el coronel general Serguéi Karakáev, comandante de las Fuerzas de Misiles Estratégicos de Rusia, reveló algunas características del misil en 2013.
“Si hablamos del misil terrestre móvil Yars (en referencia al RS-26 Rubezh) el vehículo de lanzamiento pesa más de 120 toneladas. En este misil modernizado, alcanzaremos 80 toneladas, haciéndolo más ligero”, declaró Karakáev.
En otras palabras, Rusia estaba desarrollando inicialmente un misil más ligero basado en el Yars que superaba los límites del INF en solo 500 km.
Como resultado, expertos coinciden en que el Oreshnik mencionado por Putin es probablemente un sistema de misiles con un alcance de 800 km o un desarrollo posterior de ese sistema, diseñado para un alcance aún más corto.
El Tratado INF tenía como objetivo reducir las tensiones en Europa.
La idea de la disuasión nuclear funciona para misiles balísticos intercontinentales, cuyos lanzamientos pueden ser detectados por sistemas de alerta, lo que daría tiempo suficiente para responder con un contraataque.
Lo mismo se aplica a los bombarderos estratégicos.
Pero esto no funciona si el tiempo de vuelo de un misil se mide en meros minutos.
Los misiles de corto y medio alcance eran uno de los factores más importantes que evitaban una disuasión nuclear estratégica efectiva.
Capaces de portar ojivas nucleares, eran casi imposibles de interceptar o destruir y, por lo tanto, no había oportunidad de contraataque al carecer de tiempo suficiente.
Además, las lanzaderas móviles para estos misiles eran muy difíciles de detectar y destruir con un primer ataque.
La presencia de misiles de corto y medio alcance cerca de las fronteras podría generar un conflicto militar al ser una amenaza casi imposible de defender, lo que podría provocar un ataque nuclear preventivo.
El ataque a Dniéper marcó el primer uso en combate de un misil de este tipo. Putin anunció que Rusia advertiría sobre el uso de esta clase de proyectiles.
“Treinta minutos antes del lanzamiento del misil Oreshnik, Rusia envió a Estados Unidos una notificación automática a través del centro de reducción de riesgos nucleares”, indicó el portavoz del presidente Putin, Dimitri Peskov.
El día antes del lanzamiento del misil, Estados Unidos cerró su embajada en Kyiv debido a “información específica sobre un posible ataque aéreo importante”.
Las embajadas de España, Italia y Grecia también cerraron, mientras que las de Francia y Alemania permanecieron abiertas, pero advirtieron a sus ciudadanos de que se mantuvieran alerta.
En los canales ucranianos de Telegram se barajaba la posibilidad de que Rusia usara el misil Rubezh contra Ucrania incluso antes de su lanzamiento. En particular, se especificó que el cohete había sido desplegado en el polígono de pruebas de Kapustin Yar.
En todo caso, la posibilidad de utilizar una nueva arma ya había sido anunciada anteriormente por el presidente de la Duma Estatal, Viacheslav Volodin.
“No se puede descartar el uso de nuevos sistemas de armas que la Federación Rusa no ha empleado hasta ahora en territorio ucraniano”, comunicó el 18 de noviembre.
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