El tenis femenino vivió en 2018 uno de los años más turbulentos que ha tenido en su historia reciente.
La mayoría de los aficionados, excluyendo los fanáticos por la raqueta, no recuerdan quiénes fueron las ganadoras (*) de los cuatro grandes torneos de la temporada, pero es posible que mencionen el regreso de Serena Williams tras su maternidad, su traje de pantera negra en Roland Garros o su airada reacción en la final del Abierto de Estados Unidos.
No sería extraño que también surja el nombre de Alize Cornet, penalizada por cambiarse su camiseta en pleno partido en Nueva York.
Fueron esos momentos los que generaron más cobertura, pero no por las razones que le hubiera gustado a la WTA, responsable del circuito femenino de tenis.
Cuando Serena Williams anunció su embarazo e interrumpió su carrera en 2017 se encontraba como la número uno del mundo.
Sin poder defender sus puntos en la clasificación, ese año bajó hasta el puesto 22 y cayó hasta el 491 cuando regresó a la acción en marzo de 2018.
Eso hizo que pese a haber ganado tres títulos en el Abierto de Francia en su carrera, los organizadores de Roland Garros decidieran no considerarla como cabeza de serie para el torneo.
Williams, que alcanzó los octavos de final, solicitó una serie de cambios para apoyar más a las jugadoras que deciden ser mamá, pero no todos fueron considerados.
La WTA aceptó aumentar la protección para las tenistas que regresan de maternidad que podrán utilizar su anterior ranking en 12 torneos en un período de tres años.
Actualmente el reglamento establecía que la jugadora debía regresar a la acción antes de los dos años y podía participar en ocho torneos con su clasificación protegida.
Sin embargo, la WTA no aceptó la petición de considerar esa clasificación para ser sembrada en los torneos, garantizando en su lugar que no enfrentará a una jugadora preclasificada.
Estas reglas también se podrán aplicar en caso de una lesión.
El hecho de estar sembrada le permite a las jugadoras evitar a las mejores tenistas del circuito en las primeras rondas de los torneos, quienes son los que deciden el orden de preclasificación desde la número uno hasta el 32 en el caso de los Grand Slam.
Williams, por ejemplo, no fue sembrada en Roland Garros, pero sí fue colocada como número 25 en Wimbledon, donde alcanzó la final.
La WTA también quiso clarificar el reglamento sobre la ropa que pueden usar las tenistas a raíz de la controversia que causó el traje negro que llevó Williams en el Abierto de Francia.
Ella dijo que le dedicaba el traje a las madres y que la hacía sentir como "la reina de Wakanda", en referencia a la película Black Panther (pantera negra).
"Mallas y licras de medio largo podrán ser utilizados con o sin faldas, shorts o vestidos", dice la nueva regla.
Pero todavía está por ver si Serena podrá llevar el mismo atuendo en Roland Garros el próximo año luego que el presidente de la Federación Francesa de Tenis, Bernard Giudicelli, anunciara que iba a promover un código mucho más estricto para no permitirlo.
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