La escritora británica Jenny Valentine quiere empoderar a los adolescentes. Y asegura que es fundamental "escucharlos cuando hablan".
Muchas de las novelas de Valentine para adultos jóvenes han sido traducidas al español, entre ellas "Buscando a Violet Park" (ganadora del premio de ficción del periódico británico The Guardian en 2007), "Sopa rota", "Nana y yo de cumpleaños" y "Cómo empezó mi vida prestada".
La escritora, que participará en el Hay Festival de Cartagena esta semana, ha realizado encuentros con adolescentes en diferentes partes del mundo, desde Gales a Perú, desde México al norte de Europa.
Y dice que en muchas ocasiones los adultos "los temen", por lo que su misión es "recordar al mundo que estos jóvenes tienen una voz".
¿Pero cuál es el secreto para comunicarse con los adolescentes?
BBC Mundo habló con Jenny Valentine poco antes de su partida hacia Colombia.
¿Cómo deberíamos mirar los adultos a la adolescencia?La palabra misma sugiere que es una etapa difícil, similar a una enfermedad que se adolece.
Es muy interesante la raíz de la palabra.
Creo que caemos en el cliché de ver a la adolescencia como un "tiempo de transformación". Y claro que lo es, pero no se trata de la única etapa en la vida en que experimentamos cambios y aprendemos y crecemos.
Hay una suposición extraña de que una vez que pasamos la adolescencia terminamos nuestro período de cambio, que sabemos todo.
Eso es una tontería. Esa asunción separa las generaciones y es una idea errada que he venido tratando de contrarrestar, esta idea de "ellos" y "nosotros".
Muchos adultos parecen tener miedo a los adolescentes, como si se tratara de una especie diferente. Es muy extraño.
En mi opinión, la dificultad de comunicación se debe al menos en un 50% a los adultos.
¿Por qué has venido realizando encuentros con adolescentes en Gales,Perú, México y el norte de Europa, entre otros sitios?
Soy la primera escritora de libros para adultos jóvenes que recibe una beca de un año del Hay Festival Internacional. Y quise que el foco de mi proyecto este año fueran precisamente los adolescentes.
También sabía que no aprendería nada simplemente viajando a todos estos sitios y repitiendo siempre lo mismo frente a un grupo de adolescentes.
¿En qué consistió tu trabajo con los jóvenes?
Doy muchas charlas en colegios y siempre me doy cuenta de que aparezco simplemente otro adulto que les ponen en frente para darles un discurso, mientras ellos deben sentarse, callarse y escuchar.
Y recuerdo que cuando era adolescente tenía la sensación de que todo el mundo me decía cosas, pero muy pocos me escuchaban o me hacían preguntas.
Así que eso es lo que decidí hacer. Preguntar.
Comencé mi trabajo en el Hay Festival de Gales en mayo de 2017. Y enseguida pensé: "Tengo 47 años, no puedo hacer esto sola". Así que pedí ayuda a un grupo de adolescentes de una iniciativa llamada Beacons Project o "Proyecto Faro".
Tuvimos una conversación informal y fue la primera vez que dije"estoy aquí para escucharlos" y tenían mucho que decir. Ellos se unieron a mí como panel de expertos en un evento ¡y fueron brillantes!
He seguido este mismo modelo con adolescentes en diferentes partes del mundo. Cada evento es diferente y siempre fascinante e inspirador.
¿Qué aprendiste en concreto?
Mucho, todavía lo estoy procesando y escribiendo sobre ello.
Este trabajo ha confirmado lo que sabía en forma instintiva: que si le das a los adolescentes la oportunidad de hablar, verás que son generosos, comprometidos, bien informados, elocuentes, amables y empáticos.
Los adolescentes son lo opuesto a ese cliché del haragán, malhumorado, monosilábico y apolítico que se muestra en pantallas de la televisión.
Trabajar con los adolescentes me ha dado optimismo. Y me parece frustrante que los jóvenes se sientan tan impotentes e irrelevantes para la sociedad.
Es algo que he aprendido y que me importa profundamente: empoderar a los adolescentes escuchándolos cuando hablan.
Ahora estoy expandiendo mi proyecto con adolescentes en instituciones para infractores, en centros para solicitantes de asilo, programas de salud mental y otros grupos marginados.
Se ha vuelto mi misión: recordar a todo el mundo que estos jóvenes tienen una voz.
¿Cómo fue tu trabajo con los adolescentes en Perú y México?
Lo que más me sorprendió cuando me reuní con estudiantes en América Latina fue el poder de la Iglesia católica y de la ideología católica. No había visto algo así en el Reino Unido.
En Perú nuestra conversación fue conmovedora y desafiante.
Vi un nivel de homofobia al que no estaba acostumbrada. Los adolescentes sabían que expresaban una visión homofóbica, pero no veían como cambiar estas opiniones y al mismo tiempo mantenerse en el marco de la Iglesia.
Tuve una fuerte sensación de que esos adolescentes querían un cambio en las reglas para poder cambiar ellos mismos.
Creo también que la estructura familiar y social en Perú y México es más estricta, que los adolescentes tienen mucho más respeto por la jerarquía que los jóvenes británicos.
Cuando vemos a adolescentes constantemente mirando sus celulares parecen en un mundo aparte. ¿Cómo deberíamos interactuar con ellos?
¿Sabes cuántos adultos se pasan mirando sus celulares? ¿O cuántos adultos entretienen a sus niños con celulares?
Es un fenómeno endémico y no es un problema sólo de adolescentes. Creo que debemos juzgar menos y escuchar más.
Pero no puedes simplemente decir "háblame" y esperar que suceda algo mágico.
Creo que debemos mostrar más respeto a los adolescentes, y ganarnos su respeto en lugar de exigirlo. Debemos confiar en ellos.
Hemos vendido esta nueva tecnología a toda una generación y ahora los culpamos por usarla. Y no podemos olvidar que este nivel de comunicación por medios nuevos también tiene un efecto positivo.
No estoy quitando importancia al tema del tiempo que muchos pasan con sus pantallas y celulares. Es un problema real para algunos jóvenes.
Pero creo que ofrecer una alternativa a esa visión de que están en un "mundo aparte" sería un buen comienzo.
Imagina qué sucedería si los adolescentes pudieran votar a los 16 años y la educación política en la secundaria fuera obligatoria, si la financiación de proyectos de música y arte no estuviera en crisis, si los jóvenes tuvieran más espacios comunes para crear en lugar de simplemente comprar y vender, y tuvieran más oportunidades para trabajar y ganar un salario justo.
Puedes ver por qué escribo ficción. Soy una idealista.
¿Crees que la sociedad subestima a los adolescentes y su capacidad para cambiar a la sociedad, por ejemplo, a través de movimientos juveniles?
Así es. La sociedad margina a los adolescentes. No entiendo por qué hay tanta oposición a que los adolescentes participen en política.
Por lo menos aquellos que estén interesados. La sociedad se está perdiendo de una gran oportunidad de cambio.
Este artículo forma parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 22 y el 28 de enero de 2018.