A través de mensajes en las radios de los delincuentes, el testimonio de un informantes, un homenaje luctuoso donde la Tuta clamaba justicia y una tumba con el nombre de Nazario Moreno González, el Chayo, fueron los elementos con los que en 2010, el gobierno de Felipe Calderón asumió que el líder de los Caballeros Templarios estaba muerto.
[contextly_sidebar id=”200a24e82e3457a8d89ad7e8643869e1″]Lo anterior se dio a conocer a través de una tarjeta informativa emitida en el gobierno de Calderón.
El contenido de la tarjeta fue dado a conocer por Ciro Gómez Leyva, quien hoy, 13 de marzo, la retoma en su columna “La historia en Breve” de Milenio.
En la tarjeta se refiere que tras horas de enfrentamientos, se detectó con un dron un “impresionante convoy de camionetas” en la Sierra Madre del Sur, entre Apatzingán y Tumbiscatío.
Momento después un helicóptero de la Policía Federal alcanzó al convoy, abriéndose fuego así entre federales y delincuentes (así referidos en dicha tarjeta).
Acto seguido en las radios de los delincuentes se decía que el Chayo había muerto en el enfrentamiento.
A esto se suma el homenaje luctuoso y la supuesta tumba del Chayo.