[contextly_sidebar id=”2143d657d6ba46756c6f2833413227bd”]Desde el 1 de enero, las autoridades ambientales del Distrito Federal miden oficialmente la presencia y efectos del carbono negro, un componente que se encuentra en la atmósfera y absorbe la radiación solar para convertirse en un agente de presión climática que favorece el calentamiento global.
Ésta es la primera vez que se mide este componente en la Ciudad de México, por lo que los primeros dos equipos de medición ya fueron instalados en dos sitios en los que se hacen pruebas desde noviembre pasado, y en las que participan investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM. El primer equipo de medición se encuentra en la zona de Vallejo, en el laboratorio del Sistema de Monitoreo Atmosférico (Simat), y el segundo en Altzomoni, entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
“Este contaminante impacta en la visibilidad, coadyuva al calentamiento global y, a la fecha, no existen estándares sobre cuánto puede exponerse una persona a este contaminante. Por eso es muy importante este monitoreo”, expresó Tanya Müller, secretaria del Medio Ambiente del DF.
En tanto, el director del Simat, Armando Retama, dio a conocer que la presencia del carbono negro se encuentra asociado a compuestos cancerígenos. Además, a decir de Retama, este compuesto inhibe la formación de lluvia.
El funcionario agregó que tres equipos más operaran a partir de julio en el Ajusco, La Merced y Xalostoc. Para ellos, se ha destinado 5 millones de pesos.
“La información que genere la nueva medición servirá para profundizar los estudios sobre los efectos nocivos en la salud, y con ello se establecerán políticas públicas para la protección de la población”, expuso Retama.
Con información de Reforma