A mediados del siglo XVI, la población de indígenas de los territorios que hoy forman parte de Guatemala y México se redujo en 15 millones en un periodo de 5 años.
Además de los estragos que causaron las guerras y la explotación de los españoles, una enfermedad desconocida acabó con la vida de entre un 50 y 80% de los habitantes autóctonos en dos grandes epidemias surgidas en 1545 y 1576.
Los brotes de esta dolencia se denominaron cocoliztli, una palabra en náhuatl (el idioma que hablaban los antepasados aztecas que fundaron la Ciudad de México antes de la conquista española en el siglo XVI) que puede traducirse como enfermedad o mal.
Ahora, un equipo internacional de científicos estima que ese misterioso mal fue en realidad la salmonela.
La investigación, publicada el lunes en el diario científico Nature, Ecology and Evolution, identificó el agente patógeno de los restos mortales de decenas de personas enterradas bajo el yacimiento de Yucundaa-Teposcolula, en Oaxaca.
Los científicos a cargo del texto son del Instituto para la Ciencia de la Historia Humana Max Planck (MPI-SHH, por sus siglas en alemán), en Alemania, de la Universidad de Harvard (EE.UU.) y del Instituto Nacional Mexicano de Antropología e Historia (INAH).
En los dientes de los cadáveres de hace más de 500 años se pudieron identificar restos de la bacteria salmonella enterica.
La de Yacundaa-Teposcolula es la única fosa de la que se tenía constancia histórica de que estaban enterrados indios muertos por causa del cocoliztli.
Es la primera vez que este tipo de bacteria se considera como causa de una epidemia de estas magnitudes.
Considerada como una de las primeras plagas del mundo, los escritos de la época dicen que la enfermedad provocaba fiebres altas, dolores en el estómago, diarreas y hasta sangrado, lo que provocaba que sus víctimas fallecieran en cuestión de días.
Ninguno de los síntomas se correspondían con las enfermedades conocidas en la época como el sarampión o la malaria.
La salmonela se descubrió en Europa en la Edad Media, tiempo antes de la llegada de los españoles al territorio americano.
El patógeno se contagia normalmente a través de agua y comida contaminada y los científicos creen que podría haber llegado a México con los animales que traían los españoles en sus barcos, aunque no pueden asegurarlo.
“Con los datos que tenemos ahora no podemos saber genéticamente si nuestra S. enterica Paratyphi C vino de Europa o si ya existía en México antes de la llegada de los europeos”, dice la principal autora del estudio, Åshild Vågene.
Sí existen pruebas circunstanciales, señala, porque no se han encontrado restos de esta bacteria en los indios fallecidos antes de la llegada de los colonizadores.
Lo cierto es que las cartas y documentos del siglo XVI que se conservan hablan incluso de una especie de maldición divina, ya que los indígenas eran los únicos que morían por cocoliztli pero no los españoles.
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