La incapacidad, omisión, tolerancia, corrupción y coacción de las autoridades penitenciarias permiten que en 66 centros de reclusión en México se tenga detectado que son los propios presos los que tienen el control, de acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
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En la Recomendación General 30/2017, la CNDH presenta un análisis de las cárceles mexicanas y pide a las autoridades poner mayor atención a las situaciones que promueven la posibilidad de autogierno o cogobierno.
El documento señala que los factores principales que propician el autogobierno o cogobierno en las prisiones son: violación del marco normativo, personal insuficiente y no apto de seguridad, ilegalidad en las sanciones disciplinarias, actividades ilícitas como extorsión y soborno, así como ejecución de actividades de la autoridad por los presos.
Otras variables que fomentan la pérdida de control de las cárceles por la autoridad son la sobrepoblación, el hacinamiento, la inadecuada clasificación de los detenidos, infraestructuras inadecuadas y la corrupción en impunidad.
De acuerdo con el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2016, de la CNDH, en 66 centros estatales de reclusión, en 27 estados, se encontraron las condiciones de autogobierno o cogobierno, ya que los internos realizan actividades propias de la autoridad.
Entre estos se ubica el penal de Neza-Bordo, en el Estado de México, donde estaba recluido “El Tatos”, de quien se dieron a conocer videos en los que se muestra cómo presuntamente extorsionaba y torturaba a otros presos.
La CNDH explica que en estos centros penitenciarios, los presos extorsionan y realizan cobros por servicios básicos como comida, agua potable, dormitorios, así como las visitas. Además de obligar a otros reos a trabajar para ellos e, inclusive, explotan sexualmente a otros.
Además, en estas cárceles, los prisioneros que se hacen del control tienen acceso a las llaves, se adueñan hasta de los pases de lista y determinan los castigos.
En su análisis, la CNDH encontró que es común que los presos en los 66 ceresos tengan acceso a armas y drogas y en la gran mayoría falta personal de seguridad que garantice el orden.
El Sistema Penitenciario Mexicano registró 375 centros de reclusión, de los cuales 278 son estatales, 17 federales, 13 de la Ciudad de México y 67 municipales.