En el marco del primer mes del sismo del 19 de septiembre pasado, cientos de personas exigieron a las autoridades mexicanas transparencia en el uso de recursos destinados a los damnificados, durante un homenaje en honor a las víctimas con presencia de los rescatistas.
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“Demandamos transparencia en el uso de sus recursos y reiteramos nuestro rechazo a ser reubicados”, expusieron en un comunicado los habitantes del Multifamiliar Tlalpan, situado al sur de Ciudad de México, en donde el derrumbe de un edificio conocido como 1-C dejó nueve fallecidos, entre ellos cuatro niños.
El desplome de esa estructura fue uno de los más dramáticos porque rescatistas mexicanos, japoneses, israelíes y estadounidenses buscaron durante días a posibles sobrevivientes.
En ese lugar 18 personas fueron rescatadas con vida y el resto de los habitantes vive ahora en las canchas de básquetbol del conjunto habitacional.
Con playeras blancas que decían “Multifamiliar en pie de lucha” y al grito de “¡México unido, será reconstruido!”, cientos de personas colocaron ofrendas al pie del edificio derrumbado, donde todavía se aprecian algunas varillas retorcidas y pedazos de concreto destrozados.
El sismo de 7.1 grados dejó 369 fallecidos, la mayoría en la Ciudad de México.
“Todavía no lo puedo creer”
Allí, junto a fotografías de las víctimas, entonaron el himno nacional y guardaron un minuto de silencio alzando el puño, el símbolo de los rescatistas para pedir silencio cuando buscan sobrevivientes.
Hombres, ancianos, niños rompieron en un llanto inconsolable y gritaron “¡fuerza México!”.
Uno de ellos era Saúl Hinojosa, un chofer de 34 años, hermano de Miguel Ángel Hinojosa, un albañil que estaba trabajando cuando murió enterrado por toneladas de cemento.
“Todavía no puedo creerlo, espero que Dios le dé pronto resignación a mi familia. Espero que al menos su muerte haya sido rápida, sin dolor”, dijo a la AFP.
El perro rescatista que sufrió un shock
Una de los vecinos leyó el comunicado en un templete montado para el homenaje en el que pidieron recordar que “la tragedia no terminó con el sismo” y que cientos siguen sin poder volver a sus casas.
Los habitantes de esta unidad vecinal homenajearon también a los rescatistas que arriesgaron su vida para encontrar sobrevivientes y recuperar cadáveres.
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Emanuel Fuentes rescató a más de una veintena de personas de varios derrumbes con ayuda de Titán, un pastor alemán que sufrió “un shock por estrés por tanto trabajo”.
A la distancia de la tragedia, Fuentes sigue sin poder explicar con palabras la experiencia.
Solo describe que una vez que sacaba a una persona con vida, lejos de detenerse a reflexionar, se decía a sí mismo “‘al que sigue’, para no perder tiempo”.
Salvados por un boquete
Durante el homenaje en el que también hubo cantos y una misa, algunos sobrevivientes narraban sus increíbles historias.
Juan José Arias, de 65 años, vivía en el cuarto piso del 1-C y se encontraba allí junto a su hija cuando llegó el terremoto.
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Intentaron salir por las escaleras, pero fue de las primeras partes de la estructura que comenzaron a resquebrajarse, y en cuestión de segundos cada nivel de piso fue derrumbándose sobre el inferior, hasta que el de Arias quedó a una distancia de unos seis metros del suelo.
“Entonces se abrió un boquete en un lado de la pared y del piso a la vez y por allí aventé a mi hija y me aventé yo”, cuenta Arias, quien pasó una semana en el hospital.
Afuera del Colegio Rébsamen, donde fallecieron al menos 19 niños y siete adultos, los vecinos colocaron flores y velas y soltaron globos blancos cuando el reloj marcó las 13:14, hora en la que se desató el violento movimiento telúrico.
En el barrio Roma del centro de la Ciudad de México, uno de los más afectados, también se efectuó otro breve homenaje a las 49 personas que fallecieron en el edificio de Álvaro Obregón número 286.
Rescatistas y sobrevivientes compartieron también sus crudos recuerdos.
“El movimiento tan fuerte ya no nos permitió (salir). Yo recuerdo que llegué hasta un pequeño espacio ya para llegar a las escaleras. Cuando bajo dos escalones es cuando escucho el primer desplome. Hasta allí puedo platicar porque no recuerdo cómo salí”, comentó aún sorprendida Norma Vázquez, que trabajaba en el primer piso.
Medio centenar de edificios se derrumbaron en Ciudad de México y unos 8 mil sufrieron daños. Hasta el momento, el gobierno no ha dado cifras sobre el número total de personas que se quedaron sin hogar.