El gobierno federal llegó un mes después del sismo a Alpanocan, una comunidad con un alto grado de marginación, ubicado en el municipio de Tochimilco Puebla. Hasta entonces comenzaron la demolición de la escuela primaria Rural Ignacio Zaragoza, que atiende a cerca de 500 alumnos.
[contextly_sidebar id=”pHowyNKi8xZMQkD28u0DAP2LzwlPBVj2″]Lo que no ha empezado aún, dicen los vecinos y se mira en las calles, es la reconstrucción de las viviendas.
Apenas el jueves 19 de octubre la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y el gobierno de Puebla terminaron el censo: son 28,371 las viviendas afectadas; de esas 5,744 están catalogadas como daño total. Una de cada cinco.
De lo que no se habla ni por parte de la Sedatu ni del gobierno poblano es de los damnificados, nadie tiene información sobre el total de personas que resultaron afectadas y que ahora duermen en tiendas de campaña, en casas a medio derruir cubiertas con alguna lona, o en las viviendas provisionales que levantaron los ciudadanos.
En los albergues que instaló el gobierno, encabezado por Antonio Gali Fayad, sólo se atienden a 65 personas.
El escombro lo movieron los voluntarios
Este domingo 22 de octubre varias cuadrillas de padres de familia y vecinos de la localidad, una de las más afectadas porcentualmente en el estado de Puebla pues se estima que el 80% de las viviendas tuvieron algún tipo de daño, transportaron el mobiliario educativo que se logró rescatar para llevarlo al terreno en donde se levantaron las 16 aulas móviles que donó la UNICEF.
Uno de los que encabeza las cuadrillas es Tulio Gallardo, quien reprocha que la maquinaria para demoler la escuela, tardó mucho en llegar. “Acá no ha empezado la reconstrucción aún, llevamos un mes y apenas vinieron a demoler la escuela”.
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Además del gobierno federal, el local y el estatal también han estado ausentes, dice el padre de familia que al igual que el resto de los padres carga las butacas en las que solían recibir clases sus hijos.
“Acá quién ha tendido la mano es gente de las comunidades y pueblos de Morelos, y diferentes asociaciones civiles nos han ayudado con tela, maquinaria incluso y las aulas que vienen que parte UNICEF”, señala.
“Las casas temporales que se ven ya en algunos lugares y las casas de campaña son donaciones que han hecho algunos particulares, son acciones civiles, el escombro fue sacado por voluntarios que llegaron hasta Alpanocan por sus propios medios. Hubo bastante respuesta de voluntarios que empezaron a llegar dos días después del sismo”.
En la comunidad solo se ve la maquinaria que está en la escuela primaria de Alpanocan, en sus calles no se ve nadie con la apariencia de ser funcionario gubernamental.
Construyendo casas temporales
Uno de esos voluntarios es Carlos García Juallek, que a unos pasos de la escuela primaria, en la calle Hidalgo levanta casas temporales de lámina de cartón y galvanizada. Casas que, espera, duren 18 meses y sirvan para atender las necesidades de vivienda de este invierno y el próximo si es necesario.
Carlos y su familia llegaron de Cuernavaca a Alpanocan dos días después del sismo orientados por gente de un centro de acopio ubicado en Tetela del Volcán, municipio morelense también ubicado en las faldas del Popo.
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Además de víveres lo que la gente les pedía eran cobijas, pues la población en Alpanocan estaba durmiendo en las calles o en los patios de lo que fueron sus viviendas. Una semana después del sismo, a través de redes se enteró que el ingeniero Erick Vázquez, de Teotihuacán, estaba donando lonas y vigas, pero hacían falta manos para armar con eso vivienda temporal, entonces regresaron a Alpanocan a levantar la primera vivienda.
Carlos tiene una empresa, Seprosel, que se dedica a las instalaciones eléctricas y de seguridad, tiene herramienta y equipo de trabajo, por ello, luego de levantar la vivienda decidieron planear el siguiente paso.
“Nos dimos cuenta que los recursos eran escasos y sin planeación y sin orden no se iban a aprovechar al máximo. De ahí surgió la idea. Desarrollamos el proyecto en planos, medidas, cotizamos materiales e hicimos la invitación en Facebook a conocidos y amigos, y ellos nos hicieron un aporte económico para poder comprar material, la mano de obra, el transporte del material es donación propia, de mi familia”.
Cada casa que han levantado les cuesta 5 mil pesos, y han obtenido apoyos y descuentos de otras empresas proveedoras en la compra del material, y pronto, dicen, lanzarán una convocatoria en redes para juntar más recursos y seguir apoyando a la comunidad, dando prioridad a la gente más necesitada como adultos mayores o madres solteras.
Para apoyar la construcción de casas temporales se puede contactar a Carlos en el correo [email protected].
La organización TECHO también está Alpanocan, y tienen como meta la reconstrucción de 50 de las 400 viviendas con afectaciones graves que han detectado. Desde hace varias semanas levantan un censo de viviendas afectadas para analizar a cuáles ayudarán, pero ya tienen fecha, entre el 10 y el 12 de noviembre tendrá su jornada de reconstrucción para levantar viviendas.
Antorcha ofrece apoyos
Unos metros adelante del terreno en donde se levantan las carpas blancas de loneta gruesa que por los próximos meses será la sede alterna de la escuela primaria de Alpanocan, en una casa ubicada en la calle Ignacio Zaragoza militantes de Antorcha Campesina empadronan a vecinos de la localidad.
Domingo, uno de los antorchistas que está al frente de la comisión explica que a los registrados en sus listas se les dará material para la reconstrucción, arena, grava, cemento, lo necesario, sostiene, para construirse un cuartito de cinco metros cuadrados.
Insiste en que ese recurso, estimado entre 12 mil y 15 pesos, “no viene del gobierno, es de una organización, es de Antorcha. Es un programa que ya venía trabajando, pero ahora con la necesidad del sismo pues crecerá. Antes entregábamos 40, 50 apoyos, ahora son 350 los que se darán”.
Pero con Antorcha nada es gratis, tras acabar su registro las personas entregan entre 50 y 100 pesos a la gente que acompaña a Domingo. Y entonces los apuntan en una segunda lista.