En Axochiapan, Morelos, epicentro del sismo del pasado 19 de septiembre, al menos 400 casas resultaron con daños y, según estimaciones de las autoridades municipales –basadas en diagnósticos de la brigada de ingenieros que inspecciona los inmuebles–, al menos 10% de estas viviendas deberán ser derruidas. La razón: que en esta región no se “acostumbra” usar suficiente cimentación en las construcciones.
[contextly_sidebar id=”Z9usoBsp51HiwqJNPDdwxF2GzANIo1mO”]Aureliano Hernández Gavilán, director de Protección Civil del municipio, informó que la mayor parte de las viviendas afectadas son edificaciones con más de 50 años de antigüedad, muchas de ellas construidas con adobe, pero también hay casas recientes, “de tres o cuatro años”, con daños estructurales graves, las cuales, aseguró, sí contaban con cimentación, trabes y castillos suficientes.
Sin embargo, durante un recorrido realizado en compañía de la brigada de ingenieros asignada a la revisión de estas viviendas, el diagnóstico reiterado fue que, tanto construcciones antiguas como recientes, fueron erigidas sin castillos y trabes en puertas, ventanas, algo que, según los mismos especialistas, originó que se abrieran fisuras que se prolongaron, y quebraron castillos y muros de carga.
La explicación que dieron los mismos moradores, también de forma reiterada, es que en este municipio no se contempla reforzar aquellos flancos de las construcciones en los que existen accesos o entradas de luz.
No obstante, no puede prescindirse de dichos refuerzos en zonas sísmicas, tal como explicaron los ingenieros civiles.
Al ser consultado sobre esta irregularidad, el director de Protección Civil municipal aseguró que las casas modernas sí cuentan con cimentación según la norma estatal, pero, insistió, algunas se fracturaron.
No obstante, durante las inspecciones, los ingenieros asignados a Axochiapan (todos provenientes de Guanajuato, como voluntarios acreditados) detectaron otras irregularidades en construcciones recientemente. Algunas de ellas, por ejemplo, fueron construidas al revés: primero los castillos y luego los muros, por lo cual, las paredes no quedaron fijadas a las columnas de concreto y varilla que debían mantenerlas en su sitio.
Igualmente, se detectaron viejas viviendas de adobe (sin castillos ni trabes), sobre las que se construyeron losas y luego plantas superiores de tabique.
Miguel Ángel González, coordinador de la brigada de ingenieros voluntarios, todos de la empresa SEDESA, comentó que realizan “un primer diagnóstico estructural, para ver si los moradores se pueden o no quedar a dormir ahí, o qué van a hacer”.
De acuerdo con los levantamientos que han realizado hasta este viernes, aproximadamente entre 35 y 40% de las casas de la cabecera municipal podrían haber sufrido “daños irreversibles, proclives a que se derrumben”, aunque, aclararon, la mayoría de las viviendas del municipio aún no han sido inspeccionadas.
“Vemos con sorpresa, y con enojo, que no aprendimos nada del 85, en cuestión de desarrollo urbano: seguimos autorizando casas mal construidas”, señaló el especialista, y es que, aunque algunos de los inmuebles dañados tienen más de 70 años de antigüedad, hay otros “que tienen 10 o 15 años y no tienen castillos, no hay columnas, ni trabes”.
En el número 44 de la calle Galeana, por ejemplo, la brigada de ingenieros acompañó a un hombre mayor, que con resignación escuchó el veredicto del ingeniero Miguel Ángel González: “Ya no tiene remedio aquí”.
Aunque este vecino de Axochiapan sigue en su morada, tuvo la fortuna de que otra construcción separada no sufrió daños, por lo que pudo trasladar sus pertenencias.
Sin embargo, no todos los habitantes de viviendas dañadas han podido desalojarlas.
Es el caso de la familia que habita en el número 57 de la misma calle, de fachada blanca con amarillo, sostenida por tubos metálicos.
Negando con la cabeza, el ingeniero comentó a la familia que debían desalojar cuanto antes la casa, pero su propietario alegó que no tienen dónde más quedarse, y que, hasta que las autoridades confirmen que su casa no puede mantenerse en pie, permanecerán en ella.
“Es por precaución, por sus vidas”, insistió el ingeniero, y luego continuó las inspecciones.
Esta brigada de ingenieros, cabe destacar, realiza las inspecciones con aval de la dirección de Protección Civil municipal y, de hecho, el titular de dicha área del Ayuntamiento destacó que lo que requiere en este momento Axochiapan son, precisamente, más especialistas en ingeniería civil y arquitectura.
Mientras tanto, en el Jardín Juárez del municipio se instalaron mesas en las que trabajadores del ayuntamiento y de la Secretaría de Desarrollo Social toman los datos de las personas que acuden para notificar daños en sus viviendas, para que la brigada de ingenieros puedan evaluar los riesgos.
“Ojalá y esto nos sirva de escarmiento, no puede ser posible que sigan habiendo muertos por malas construcciones”, apuntó el ingeniero González.
Axochiapan es una localidad cuya población es mayoritariamente católica y, por ello, todos expresan dolor ante los daños que sufrieron los siete templos de la localidad, empezando por la parroquia, construida en el siglo XVI y consagrada a San Pablo, cuya estructura entera quedó con profundas fracturas e inclinación de muros, además de que el campanario se vino abajo.
La única víctima mortal del sismo del pasado 19 de septiembre en Axochiapan falleció en uno de estos templos, la Iglesia Padre Jesús (construida en el siglo XVIII) y cuya cúpula se vino abajo, cuando “doña Leonora”, una adulta mayor rezaba dentro.
“En la Iglesia de Padre Jesús teníamos una expresión de fe –explica el párroco de Axochiapan, Omar Pérez Uribe–: ahí se exponía al Santísimo, y todos los días venían familias a orar y hacer guardia. Por eso estaban ahí la señora Leonora y el señor José (su esposo). Él logró salir, con algunas lesiones, pero ella no.”
Este fallecimiento se trató de una tragedia para todos, explicó el párroco, y como único consuelo quedó el hecho de que, aun cuando todas las iglesias de la localidad sufrieron derrumbes y daños graves, “ninguna imagen sagrada sufrió daños: el Santísimo expuesto diariamente en la Iglesia Padre Jesús (cuya cúpula se vino abajo) no sufrió daños”.
Dentro de la tragedia, insistió, “vemos la mano de Dios. Aunque Axochiapan fue el epicentro del sismo, no sufrimos las afectaciones de otras localidades cercanas, como Contla, Platanar o Jolalpan. Como se ha difundido que fuimos el epicentro, aquí ha llegado mucha ayuda, y lo que hemos decidido es llevar esa ayuda a esas comunidades que sí la requieren. Aquí, en Axochiapan, la vida sigue, no tenemos necesidades urgentes como agua y comida, pero sí necesitamos pensar en la reconstrucción de las casas habitación, y de los templos”.