En México, diez entidades federativas enfrentan riesgos por actividad sísmica, dada su cercanía relativa con la costa del Pacífico, de donde proviene la mayor actividad telúrica de la geografía nacional. Sin embargo, sólo existe cobertura total de la señal de alertamiento sísmico en la Ciudad de México, mientras que en otros cuatro estados (Oaxaca, Guerrero, Puebla y Michoacán) la cobertura es parcial, puesto que sólo beneficia a los habitantes de sus capitales, y con las restantes cinco cinco entidades (Veracruz, Chiapas, Tabasco, Estado de México y Morelos) el servicio de plano no existe.
[contextly_sidebar id=”yIibEvsVc1OQSu3QToGmhW4G3DmuPMmC”]La causa de que el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano no abarque a la totalidad de la población que reside dentro de estos estados es, básicamente, la falta de inversión pública.
Por esta razón, por ejemplo, en el estado de Chiapas –epicentro del sismo del pasado 7 de septiembre, el más fuerte del país en un siglo– no existen estaciones para detectar temblores, ni antenas que pudieran radiar la advertencia a la población local.
El sismo del pasado 7 de septiembre, de hecho, fue detectado hasta que la onda sísmica llegó al estado vecino, Oaxaca.
Igualmente, la falta de inversión pública es la causa de que en Oaxaca exista cobertura de alertamiento sísmico sólo en 21% del territorio, y el resto de la entidad (incluido el Istmo, la zona más afectada del país por el temblor del 7 de septiembre), no tiene forma de ser avisada sobre la aproximación de una onda sísmica destructiva.
Peor aún: la falta de inversión en el servicio de alertamiento provocó que, el pasado 7 de septiembre, la población de Morelia, capital de Michoacán, no fuera advertida sobre la inminencia del temblor –aún cuando esta ciudad sí cuenta con cobertura de la señal–, ya que el gobierno estatal no pagó y llevan todo el año sin servicio, tal como explicó Juan Manuel Espinosa, director del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico AC, el organismo privado designado por la autoridad para operar la Alerta Sísmica.
“En Chiapas –detalló– no tenemos sensores (instrumental para detectar sismos) porque no ha habido el impulso federal para lograr que la cobertura actual se perfeccione”, y estos equipos también hacen falta en la frontera entre Oaxaca y el sur de Veracruz.
Además, en Chiapas, Oaxaca y Veracruz, (igual que en Guerrero, Puebla, Morelos, y Estado de México) hacen falta antenas para distribuir la señal de advertencia hacia las localidades en riesgo.
Tal como informó el titular del CIRES, este organismo pidió desde 2015, tanto a Presidencia de la República como a la Comisión de Protección Civil del Senado, que se asignaran recursos para completar el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano, lo cual, no obstante, no ha ocurrido hasta la fecha.
En concreto, desde hace dos años se solicitaron fondos para instalar 28 sensores sísmicos nuevos en Chiapas, el sur de Veracruz y el norte de Oaxaca.
Además, se solicitaron fondos para instalar siete nuevas antenas transmisoras en Oaxaca, que permitirían ampliar la cobertura actual de la señal de advertencia, del 21% del territorio que hasta ahora cubre, a 80% del estado, lo que incluía la región Istmo.
Aunque desde 2015 las autoridades, y el CIRES, anunciaron que dicha infraestructura ya estaba en construcción, en realidad nunca se otorgó presupuesto para echar a andar la ampliación del Sistema de Alerta, tal como aclaró el ingeniero Juan Manuel Espinosa, en entrevista con Animal Político.
Tal como explicó el titular del CIRES, las autoridades le han brindado o restado apoyo al Sistema de Alerta Sísmico Mexicano siguiendo sólo cálculos de beneficio político, algo que parece “inevitable”, según sus mismas palabras.
En el año 93, recordó, cuando el Sistema aún era experimental, se logró advertir sobre un sismo a la capital del país, “y en menos de dos horas ya estaba Manuel Camacho (entonces regente de la capital) con Jacobo Zabludovsky (titular del principal noticiario televisivo de la época) anunciando que ya teníamos listo el Sistema”, algo que era falso.
Luego, meses después volvió a salir en televisón, pero ahora para anunciar que el Sistema se suspendía temporalmente, al no detectar sismos subsecuentes.
Otro ejemplo se dio seis años después, en 1999, cuando el entonces gobernador de Oaxaca, José Murat (padre del actual titular del Ejecutivo estatal, Alejandro Murat) aceptó apoyar la expansión del Sistema de Alerta hacia esta entidad, pero sólo hasta que un temblor derribó un templete en el que se presentaría durante un acto público.
Finalmente, José Murat sí realizó el acto, pero para anunciar que ya estaba todo listo para que Oaxaca contara con señal de alertamiento.
Luego, en 2004, las autoridades federales, de Oaxaca y de la Ciudad de México, acordaron reforzar de forma conjunta el Sistema, pero este acuerdo se guardó seis años ya que uno de los firmantes era Andrés Manuel López Obrador.
No fue sino hasta 2010 que dicho acuerdo de modernización fue puesto en marcha, luego del sismo que destruyó la infraestructura de Haití.
“Este Sistema fue creado para detectar sismos fuertes, y éstos ocurren en México cada 30 años aproximadamente –señaló Juan Manuel Espinosa–, y nadie quiere gastar en algo que pasa cada 30 años (…) Lo que falta es la inversión porque, en cuanto a tecnología, ya sabemos qué tenemos que hacer. Les hemos hecho las propuestas (a las autoridades) pero nos dan largas, y es por eso que nos sorprenden los acontecimientos”, como el sismo del pasado 7 de septiembre.
–Si los sensores sísmicos y las antenas difusoras que propusieron instalar en 2015 estuvieran operando actualmente, ¿se habrían salvado vidas ante el pasado sismo del 7 de septiembre? –se cuestiona al titular del CIRES.
–Yo pienso que sí.
Para reforzar el sistema en Oaxaca y llevar la señal de alerta hasta las localidades que se vieron más afectadas por el pasado sismo de 8.2 grados, explicó, sólo se requerían 30 millones de pesos, pero desde 2015 nadie ha querido hacer esa inversión.
Incluso, aclaró, el exgobernador de Oaxaca, Gabino Cué, no pagó por el servicio de alertamiento que se brindó durante 2013 y 2014, lo que generó un adeudo de 17 millones de pesos, más otros seis millones de 2016. “En Oaxaca, ahorita, para 2017, ni siquiera tenemos contrato firmado”.
Eso es ejemplo, explicó Espinosa, de que no sólo se requiere una inversión inicial para llevar el Sistema a las entidades que lo necesitan, sino un flujo de recursos permanente que permita mantenerlo andando.
“En la Ciudad de Oaxaca pusieron altoparlantes para que la gente se enterara de la alerta sísmica, como se hizo en la Ciudad de México. Pero en Oaxaca esta vez no funcionaron, porque no le pagan a la Comisión Federal de Electricidad y les cortan la luz a los altoparlantes. Y se nos critica porque no suenan, cuando no están a nuestro cargo”, dijo.
En Morelia, el pasado 7 de septiembre tampoco hubo alerta sísmica porque tampoco han pagado. Pero aún cuando la señal de alertamiento sí hubiera sido activada, no habría sido escuchada por nadie, ya que oficialmente se ignora el paradero de los 200 receptores de la señal de advertencia que, en 2012, fueron entregados al gobierno estatal para su instalación en inmuebles y espacios públicos.
“Y aún falta cubrir (con el servicio) Veracruz, Tabasco y Chiapas”, es decir, todo el territorio nacional enmarcado por la costa del Pacífico y el Paralelo 18. Dentro de este perímetro de alcance de las ondas sísmicas destructivas, cabe destacar, también están Puebla y Morelos.
El Sistema de Alerta Sísmica Mexicano, lamentó, “es como un carro Fórmula 1, pero no hay un Checo Pérez que lo maneje”.