[contextly_sidebar id=”KIvZRtxhGoygYqwQL9DBL0Hs6WbJnFOi”]Una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública reveló que dulces mexicanos, como la clásica paleta Tutsi Pop, tienen niveles de plomo superiores a los permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que ponen en riesgo, principalmente, la salud de niños y mujeres embarazadas.
De acuerdo con el estudio “Niveles de plomo en los dulces y en la sangre de los niños que viven en la Ciudad de México”, los dulces que tenían concentraciones de plomo por encima del límite son: Rockaleta Diablo (0.70 ppm), Tiramindo (0.37 ppm), Ricaleta Chamoy (0.19 ppm), Tutsi Pop (0.13 ppm) e Indy Marimbas (0.22 ppm).
Tras la publicación de la investigación, la empresa Tutsi Pop rechazó los señalamientos. A través de sus redes sociales aseguró que sus productos tienen niveles de plomo “inocuos” que alcanzan los (o.005 ppm) de concentración; y que cuentan con la certificación del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ).
La OMS advierte que el plomo es considerado entre “los 10 elementos químicos de mayor preocupación”. Y explica que “cualquier individuo expuesto a este metal puede presentar daños en su salud, pero son mujeres embarazadas y niños particularmente vulnerables”.
La investigadora y catedrática del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Marcela Tamayo, explicó que el cerebro de los niños necesita calcio para poder hacer las conexiones necesarias y formarse adecuadamente, pero si durante este proceso el plomo sustituye al calcio, afecta el coeficiente intelectual (CI).
Por otro lado, la OMS señala que una vez dentro del cuerpo, el plomo se distribuye hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones, depositándose también en huesos y dientes.
“Se calcula que a nivel poblacional, la exposición al plomo influye en la pérdida de hasta cinco puntos de CI”, dijo la catedrática.
Si bien los efectos del plomo en la salud son irreversibles, la doctora destaca que una alimentación sana podría aminorar la absorción de plomo y, por lo tanto, el riesgo de enfermedades renales, motoras, entre otras, durante el desarrollo y la etapa adulta.
Esta investigación formó parte del proyecto Exposiciones tempranas a tóxicos ambientales en la vida de México (ELEMENT, por sus siglas en inglés) que durante más de dos décadas ha seguido tres grupos de nacimientos en la Ciudad de México (1994-1997, 1997-2000 y 2001-2005), con el fin de conocer cómo las exposiciones ambientales y sustancias químicas afectan a mujeres embarazadas y a sus hijos.
“Debemos destacar que no hay nivel seguro de plomo para el cuerpo. Desgraciadamente en el país no hay un sistema de monitoreo para conocer las concentraciones de plomo en la población”, advirtió la investigadora.
Los datos encontrados fueron revelados desde 2016, en la revista Environ mental Research, en la que se reportaron las concentraciones de plomo de los dulces más consumidos por los niños.